
En la reseña que le hicimos en su día a
Razón de ser, su primero libro editado, decíamos: “La
poesía de María del Carmen Navarrete siempre nos ha sorprendido por su frescura en la que no ha
faltado la ingenuidad, entendiendo por ello un deliberado ignorar realidades feas”.
Pues, bien, la ingenuidad a que nos referimos no es precisamente una evasión, sino una manera
de ver el mundo, una actitud benevolente y agradable, en este caso del nuevo libro, está
orientada hacia el mundo de los niños, pues Pasito a pasito es un conjunto de poemas infantiles
en los que nos sentimos encantados de entrar en la comunicación con la mentalidad de las
criaturas que todos hemos sido: “El marinerito canta,/el marinerito juega/en la popa de su
barca/entre las velas./Suben las olas al filo,/y en la popa de su barco/ se va dejando los
rizos./Hay una nube que sube,/ hay una nube que baja,/ y en la popa de su barco/ se deja el
agua./ El marinerito canta,/el marinerito juega,/ en la popa de su barco/entre las velas./Y con
la mano al aire/ agarra la nube/ que el viento sube./Agua que va/agua que lleva,/ y va dejando
sus sueños/por la escollera”.
Compuesto de cuarenta y seis poemas, prologado por Ramón Luque Sánchez y con ilustraciones de
Juan José Roldán, el libro respira la natural sencillez de los versos dedicados a los niños,
que no quiere decir que los mayores no deban leerlos, sino todo lo contrario: los mayores se
reencuentran con lo que les queda de cuando ellos eran niños también, suponiendo que la
experiencia de la vida no les haya arrebatado ese residuo de inocencia, pues como dice el
prologuista respecto a estos breves poemas: “Seguro que muchos de ellos acabarán siendo
memorizados por los más pequeños. Seguro que muchos de ellos servirán de inspiración para que
jovencísimos soñadores escriban sus propias composiciones dedicadas a ese mundo mágico que sólo
la imaginación es capaz de levantar con versos”.
Este muestrario de fantasía colorista y vivaz debiera estar en todos los colegios de la Isla
para gozo de los pequeños, de manera que podrían continuar su aprendizaje de lectura en esos
poemitas breves y llenos de ternura que Carmen Navarrete ha escrito y en los que se ve cómo un
irrompible hilo de sentimiento la une a ese espacio de una edad donde irrumpen gozosamente la
imaginación y la vida cogidas de la mano.