Enero 2014

No
habría mucho que contar del pasado año 2013 porque, al no haber hecho pruebas de ningún
tipo, salvo algunas excepciones que ahora les cuento, me hubiera mantenido durante casi
todo el año sin inflamaciones ni dolores y sin necesidad de tomar medicamento alguno.
Estas excepciones, ocurridas en la primera mitad del año -aún habiendo acabado por completo
la prueba y continuado el Régimen con una fidelidad casi absoluta-, por muy sorprendente
que parezca, no han sido sino una continuidad de la prueba que realicé a finales del año 2011
-consistente en una ingesta de azúcar bastante alta- que me ocasionara varias crisis
episódicas durante 2012 y que ha persistido hasta casi mediado 2013.
Esta prueba del azúcar es, sin duda, no sólo la que más me ha durado tras dejar de comer el
alimento causante del problema, sino además, la más rara por sus consecuencias y, sobre
todo, por su extraordinaria persistencia. Una de sus manifestaciones más señaladas fue una
severa inflamación de ambos dedos índices -interfalángicas proximales-, con cierto dolor y
limitación funcional, que se mantuvieron durante los primeros tres meses, remitiendo luego
hasta casi una completa funcionalidad, para, por extraño que parezca, reaparecer varias
veces durante el año 2012 y primeros meses de 2013. La acción inflamatoria parece que
finalizó por completo hacia el mes de mayo-junio, no sin dejarme el índice derecho algo
encorvado por efectos del endurecimiento fibrinoso de los tejidos de la cápsula articular (pannus).
A partir de esa fecha (mayo-junio 2013), y hasta la actualidad, no he vuelto a tener más
episodios inflamatorios de dedos o manos ni otras articulaciones, si bien, de vez en cuando
noto ciertos dolores en ambos codos o en la muñeca izquierda. Estos, aunque breves y
soportables, aparecen con cierta frecuencia, advirtiéndose que no vienen producidos por
inflamación articular sino como afectación de músculos, ligamentos o tendones o bien de
alguna entesis (zona de inserción de músculo o tendón en un hueso), que tienen su origen en
daños producidos por las repetidas inflamaciones ocasionadas por la enfermedad a lo largo
del tiempo. Por lo que he podido comprobar en estos últimos meses (y he ingerido pequeñas
cantidades de algún alimento excluido para confirmarlo mejor), parece ser que un
seguimiento poco fiel o descuidado del Régimen es -junto con las ineludibles dosis de
tóxicos que nos llegan con casi todo lo que comemos- la única causa de que se produzcan
estos leves dolores. Nada que ver con aquellos terribles dolores y sufrimientos que nos
producía la enfermedad antes de que adoptáramos el Régimen Ancestral, pero, como todo
cuanto nos cause sensaciones aflictivas, no deja de ser fastidioso.
Respecto a los extraños mecanismos que parecen operar en nuestro organismo con la ingesta
de los azúcares (todos, aunque parece que en mayor medida con el azúcar refinado), aún no
he podido hallar ningún estudio científico que pudiera aportar alguna luz sobre el mismo.
Ni siquiera alguno que nos hablara de posibles dudas en sus propiedades o en sus reacciones
biológicas en el organismo. Yo estoy convencido de que los hay, pero, como tantos otros
estudios negativos para los intereses de la gran industria farmacológica o de la
alimentación, deben permanecer ocultos y guardados bajo siete llaves. En cualquier caso,
tampoco son imprescindibles. Es suficiente con saberlo, y convencido de sus efectos tan
negativos, ya saben que en el Régimen aconsejo exclusión total del azúcar refinado y
limitación en la ingesta de alimentos que lo contienen en altas proporciones, como miel,
uvas pasas, dátiles, etc.
Tendría que hablarles que este año, en julio, tuve que someterme a una operación para
eliminar un trastorno cardíaco denominado flutter auricular. Pero, como no quiero mezclar
las afecciones que aquí tratamos con las cardiovasculares, voy a omitir descripciones
etiopatogénicas y tratamientos quirúrgicos y les voy a poner un enlace a la
Revista Arena y
Cal donde publiqué un artículo en el que contemplo los mismos al tiempo que agradezco al
cardiólogo-cirujano actuante, doctor D. Rafael M. Fernández Rivero y a los miembros de su
equipo su magnífica y exitosa intervención. Lo tienen aquí:
En el Hospital Puerta del Mar de Cádiz, por Alfonso Estudillo.
Si quiero añadirles que, a diferencia de la Fiebre Reumática o Reumatismo Articular Agudo
(causa de la mayor parte de las cardiopatías valvulares), la Artritis Reumatoide -u otras
patologías reumáticas- no parecen causar ni tener influencia en la aparición de trastornos
cardiovasculares. Particularmente, pienso que, por su gran capacidad inflamatoria y
fibrogénica, pudiera tener alguna relación con los procesos fibrogénicos de algunos órganos
y tejidos (entre ellos, el corazón), causando alteraciones en el transporte de los impulsos
eléctricos por el miocardio y ocasionando arritmias como el referido flutter auricular. No
obstante, esto es sólo una opinión carente de certeza científica.
Volviendo a lo nuestro, repetirles que -aparte de lo ya relatado, ocurrido en los primeros
meses del año-, continúo estando perfectamente, sin necesidad de tomar medicamento alguno y
sin dolores ni manifestaciones de aquella Artritis Reumatoide que me destrozó la vida
durante doce años. Así, pues, una vez más nos queda meridianamente claro que tenemos en el Régimen
Ancestral el mágico milagro con el que tanto soñábamos los que padecíamos estas
enfermedades.
Sigo aquí, curado de mi Artritis y con mi mano tendida como siempre.
Nota:
En
La Web de la Artritis Reumatoide, además de un consultorio
on line, dispone de descripciones de
otras muchas patologías comprendidas entre las reumatológicas,
neurológicas, autoinmunes en general
y de las denominadas de
ensuciamiento y
eliminación.
URL: La Web de la Artritis Reumatoide