Hace más de medio siglo la humanidad estuvo a punto de un enfrentamiento nuclear entre Estados
Unidos y la entonces Unión Soviética.
Primó la sensatez y las armas con que se apuntaban fueron depuestas según un acuerdo entre
Kennedy y Krushev, los premiers de ambos países, por el cual la Unión Soviética se comprometía
a retirar de inmediato las armas atómicas y misiles instalados en Cuba, y Estados Unidos haría
lo propio con las que entonces tenía en Turquía apuntando a una distancia similar entre Cuba y
la Unión Soviética.
La recordación de aquellos acontecimientos actualiza la necesidad de preservar la paz mundial
por encima de las diferencias existentes en los pueblos y en los países.
Nada puede justificar
el uso generalizado de la fuerza que degenere en el uso de las armas de destrucción masiva.
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