La primera manifestación de la lírica romance europea surge alrededor de 1040, cien años antes del
Cid, según Menéndez Pidal. O sea, ya vamos para 1000 años. Como se sabe, el latín iba perdiendo
su dominio. El latín vulgar, en combinación con todos los dialectos que se hablaban (que más tarde
se harían idiomas, reemplazando completamente el latín), ya predominaban en España: el catalán, el
galaico-portugués, el leonés, el aragonés, etc. Uno de estos dialectos romances era el mozárabe, lo
que hablaban los cristianos en las tierras dominadas por los árabes.
En 1948 se publicaron unos 20 cancioncillas de esta época. ¿Por qué se tardó tanto en sacarlas a la
luz? Porque están escritas en mozárabe pero con caracteres árabes y hebreos. ¿Y por qué? Primero, el
mozárabe es un dialecto algo desconocido, parcialmente porque se transmitía oralmente debido al alto
nivel de analfabetismo, por lo que no queda una biblioteca exhaustiva de información escrita en el
idioma. Segundo, aunque el árabe y el hebreo tienen alfabetos fonéticos, solo se transcriben los
consonantes, lo que dificulta la transcripción. Tercero, ¿quién iba a pensar que se usaría un
alfabeto ajeno para escribir en un dialecto ya muerto? Imaginemos el caso: tienes que leer los
textos en voz alta (en árabe o hebreo) para transcribir los fonemas al alfabeto romano, luego
calcular dónde meter las vocales, y finalmente pasarlo todo al castellano moderno para entenderlo.
Aquí tenemos un ejemplo del hebraísta S. M. Stern (compendiado por Sánchez-Romeralo e Ibarra): Para
ver un verso en particular, después de pasar los caracteres al alfabeto romano tenemos “bysmwqrgwndmyb”,
lo que viene a ser “Viasse (¿) meucorajon de mib”, que, al ponerlo en castellano sale “Mi corazón se
me va de mí”. Podemos ver la dificultad que se presenta y quizás por qué tardó 900 años en
entenderlas.
La importancia de este descubrimiento es clave para la lírica española, porque a partir de allí
tenemos una larga trayectoria de canciones liricas del mismo estilo: las serranillas, el villancico,
el romancero, y el rap. “Nowwhatyouhearisnot a test…” (Sugar Hill).
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