Enero 2015

Pues, igual que ocurriera el pasado año 2013, no hay mucho que
contar del 2014 porque, ni he hecho pruebas de ningún tipo ni ha habido inflamaciones o dolores dignos de reseñar como crisis o ataques de aquella Artritis Reumatoide que tuve durante doce años..
Los únicos dolores que he sentido han sido leves, muy de vez en cuando y de muy escasa duración, puesto que, la mayoría de las veces, apenas han durado un día. Otros, algo más molestos, se han ido con la toma de uno
o dos Ibuprofeno. Solo en una ocasión tuve que recurrir a tomar unas dosis de corticoides -15 mg. de Deflazacort-, pero desapareció por completo en unos días.
Este tipo de dolencias, articulares, tendinosas y musculares, que se admiten como normales en la mayoría de las persona a medida que avanzan los años aunque nunca padecieran una enfermedad reumática, es lógico que se
den -posiblemente con más frecuencia- en personas que, aunque estén totalmente curados por el Régimen Ancestral, llevan en sus genes la predisposición a sufrirlas. El principal motivo -quizás el único- no es otro
sino, como ya he apuntado en otros artículos y respuestas del Consultorio, la enorme contaminación ambiental que nos rodea y que alcanza a la mayoría de alimentos que ingerimos. Nada podemos hacer por eludir los
contaminantes tóxicos que, aunque en pequeñas proporciones, nos llegan por el aire, por el agua, por las emanaciones de las pinturas, textiles y plásticos del hogar, o, aunque sean de la mejor calidad, en los
tomates, carnes y pescados que ingerimos cada día. La única solución es, además de ser muy riguroso con el Régimen, estar preparado y tener a mano unas cajitas de antiinflamatorios y corticoides.
También, y aunque nada tienen que ver con la Artritis Reumatoide, les voy a contar un par de dolencias sufridas durante este año de 2014, por completar todas las sufridas durante el año y por la relación
que éstas, desde mi punto de vista, guardan con la toma de corticoides.
Como sabéis, los corticoides son inmunodepresores, o sea, que deprimen o disminuyen la capacidad del sistema inmune en su lucha contra todos los patógenos químicos o biológicos que pudieran afectarnos. No puedo
hablar mal de ellos porque, por sus mecanismos de acción, los considero un excelente fármaco que ayuda a combatir la inflamación y el dolor tanto en nuestras enfermedades reumáticas como en otras muchas. Pero, como
estos mecanismos bajan las defensas, te arriesgas a que bacterias, virus o cualesquiera elementos patógenos oportunistas te invadan y enfermes.
Eso es lo que me ocurrió en dos ocasiones, la primera una blefaritis (inflamación del borde de los párpados, que nunca había padecido) comenzada a finales del 2013 y que se mantuvo hasta mayo de 2014. Su aparición
coincidió con la toma de corticoides durante varios días y, una vez instaurada, persistió sin que nada, higiene, compresas calientes, antibióticos tópicos -Terramicina, Neomicina, Oxitetraciclina, etc.- pareciera
hacerle efecto alguno. Al final, después de mucho investigar y muchos esfuerzos, conseguí que desapareciera (aunque esta patología tiene poco que ver con nuestra web, y no se conocen sus causas básicas, hablaré del
tema y explicaré detalles en algún artículo),
La segunda, bastante más común, se trató de un resfriado. Y como ya les contara en la página
Los resfriados y el Régimen,
que desde que comenzara éste y hasta el pasado año solo había sufrido tres resfriados muy leves y sin ninguna comparación con los sufridos continuamente durante toda mi vida, el pasado mes me vi sorprendido por un
potente resfriado (casi como los que sufrí siempre) que me vino tras una semana tomando corticoides. Esa coincidencia me obliga a considerar que los rinovirus encontraron a mi sistema inmune en huelga de brazos
caídos y se metieron por todos los rincones. Dos semanas me duró. Y gordo. Podría decir que ha sido el único auténtico resfriado que he sufrido en estos ocho años. Así, pues, aunque de ninguna forma podemos renunciar
a ellos cuando se nos presente alguna crisis, no debemos tomarlos alegremente y limitarlos a situaciones en que los antiinflamatorios no tengan suficiente capacidad para remitirnos los dolores.
Nada más que contar del 2014. Continúo estando perfectamente, sin manifestaciones de aquella Artritis Reumatoide que me destrozara la vida durante doce años y, con las excepciones ya reseñadas, sin necesidad de tomar
medicamento alguno. Así, pues, nos queda meridianamente claro que tenemos en el Régimen Ancestral el mágico milagro con el que tanto soñábamos los que, años atrás, padecíamos estas enfermedades.
Sigo aquí, curado de mi Artritis, con mi mano tendida y dispuesto a ayudar a todos como siempre.
Nota:
En
La Web de la Artritis Reumatoide, además de un consultorio
on line, dispone de
detallados estudios sobre los alimentos y descripciones de muchas patologías comprendidas entre las reumatológicas,
neurológicas, autoinmunes en general
y de las denominadas de
ensuciamiento y
eliminación.
URL: La Web de la Artritis Reumatoide