FICCIONES Y COPLAS DE AMOR Y MAR
(Del mar de Cádiz)
Antonio Bocanegra
RECUERDO DE UNA PRESENTACIÓN DE LIBROS
Editado En 1997 en “San Fernando Información”, este artículo refería las siguientes palabras: El viernes pasado tuvo lugar la presentación de un nuevo libro de Antonio Bocanegra, doctor y catedrático de Filología
Inglesa, afincado en nuestra tierra desde hace muchos años, aunque natural de Ronda. José Carlos Fernández Moreno hizo dicha presentación, en la que también intervinieron José Quintero, delegado municipal de Cultura, y
Francisco del Castillo.
Antonio Bocanegra tiene publicados dos libros ya: Ronda y los poemas de súbita invasión (1980) y Lógica de nieblas (1981), ambos de poesía. Éste de ahora, prologado por Antonio Murciano y contraportada del profesor universitario Pedro Payán Sotomayor, es
un libro que contiene dos planos bien diferenciados en la forma: por una parte, la presencia del soneto; por otra, coplas y soleares; en fin, arte menor superpuesto al arte mayor, como en los poetas el Siglo de Oro, como
en los Machados, García Lorca y Miguel Hernández. Esta maravillosa bifurcación es un anhelo tradicional muy presente hasta hace poco tiempo en la poesía española, pero desgraciadamente poco cultivado por los poetas
jóvenes (aunque para tal quehacer se necesita oficio poético y dominio de las formas, digámoslo claramente), que ignoran, tal vez voluntariamente, los medios y la deliciosa cultura que mueve a esos ejercicios donde no
falta la policromía en la descripción.
Te cantaré yo, mar, aun desvalido,
te cantaré nocturno o mañanero,
azul de plomo, verde, jazminero,
vibrante y fiero o tierno en tu latido.
Es muy propio de Antonio Bocanegra situar las raíces de sus poemas en lugares concretos, muy frecuentemente en Ronda y en la Bahía de Cádiz. Creo que esos dos puntos de referencia y el amor son sus dos temas predilectos.
También ha sido una ambición —noble ambición— de este poeta darle a su lenguaje poético colorido, recurriendo para ello a las imágenes.
Precisamente, en los sonetos presentes, se observa un deseo imperante de plasticidad. Sonetos que abren y cierran la puerta del libro como una puerta de artificio poético. No olvidemos que Bocanegra nació y creció en las
tierras donde floreció la escuela poética antequerano-granadina, con sus poetas barrocos, pero con un barroquismo más estilizados que los poetas sevillanos de la misma época.
En mitad de ese libro, está el tono popular como un reverso del poeta culto y solitario: el tono popular entre la sencillez y el riesgo, con un sabor que nos recuerda más a José Luis Tejada que a Manuel Machado, ya que
Antonio Bocanegra no se presenta como letrista flamenco, sino que incardina su decir en el sentimiento amoroso, a modo de proverbio algunas veces.
Salinar,
hasta la Virgen del Carmen
te pide sales,
salinar,
para alejar del mundo
todos los males.
Demos la enhorabuena a este nuevo libro del autor, editado por Ópalo, Artes Gráficas de La Isla. En él Antonio Bocanegra da un paso adelante en su logro de un lenguaje poético —en los sonetos, claro—, en que derrocha
imaginación y afanes de pintura (recordemos el adagio clásico: “La pintura es poesía muda; la poesía pintura ciega", como decía Leonardo da Vinci), sirviéndose para ello de una “pleamar de rebeldía” en su sacudimiento de
metáforas convencionales.
El amor y la mar en la ficción del poema y en el corazón de la copla y, como dice el profesor de la UCA Pedro Payán Sotomayor “¿Coplas de amor? ¿Coplas de mar? Parece que para el poeta es lo mismo. Una auténtica
ecuación. Ahí están sus sentimientos. Y ahí están las gaviotas, las algas, los sargazos, las caracolas, los esteros llenos de sales y salinas, el canasto del pescador, las velas…” El prologuista Antonio Murciano abunda
en la misma idea. “Antonio Bocanegra se sitúa en este poemario en la línea de poetas andaluces enamorados del amor y del mar y escribe sus blanquiazules canciones y coplas a corazón abierto…”
De la sencillez de las coplas a la complejidad del soneto, este libro del poeta de Ronda afincado en La Isla nos regala como una moneda auténtica de poesía el anverso de la poesía culta y el reverso de la popular, como
hicieron nuestros clásicos del Siglo de Oro.