Rincón de la Poesía
Dean Simpson
Boston, EE.UU.
En una casa vieja y grande
Hace mucho tiempo estaba jugando en la casa
de un amigo que tenía una casa grande en la
playa y sus padres tenían acentos de un
país lejano de Medio Oriente pero nunca
llegué a entender cómo tenían tanto dinero, y
tenían perros del tamaño de un caballo y
coches de lujo cuyos nombres no pude pronunciar,
y era una casa de grandes dimensiones, tan
grande que la mitad estaba sin
amueblarse, y tenía más baños que yo
dedos, un laberinto de mucho
cuidado que se situaba en un precipicio
sobre el mar donde se podía escuchar
las olas rompiéndose contra las rocas, y
decían que allí abajo nadaban los tiburones
sigilosamente en las sombras, y con todo
esto, ese día jugábamos al escondite y yo me
encerré en un armario en el piso superior de
uno de los dormitorios abandonados y
cerré la puerta y me senté en el suelo,
intentando no hacer mucho ruido
mientras respiraba, y estaba contento
porque estaba seguro de que nadie
podía encontrarme, así que
me quedé allí calladito y así paso mucho tiempo,
y más tiempo, y más todavía, y empecé a
inquietarme, y me levanté, dándome la
cabeza contra algo en la oscuridad, y
no pude abrir la puerta del armario y así
me senté de nuevo y esperé a que viniera
alguien a buscarme, pero no vino nadie
y oí un coche arrancar que luego se alejó
despacio, y me di cuenta de que
pensarían que me había ido y así
se fueron ellos también, así que me dormí
un rato para pasar el tiempo y me
desperté unas horas más tarde
entre los zapatos viejos y paraguas,
y el único ruido era el mar nocturno
rompiéndose contra las rocas.