RUTINA DIARIA



Otro día nace y al maratón voy.
Tranquilamente desayuno;
no quiero correr.
Pronto empezará mi carrera
aunque yo no quiera.

Espero en el andén al primer tren que llega.
Cuando abren las puertas,
alguien detrás empuja,
y entro aunque en ese momento no quepa.
Miro por todos lados sin poder ver nada,
dando la sensación de parecer una sardina enlatada.

Busco un sitio cómodo que no encuentro.
La respiración no la siento.
Quiero de ahí salir - ¡NO PUEDO!.

El tren hace su parada y sin esperarlo
me lanzan hacia el otro lado. Me resisto
y no deseo salir, pero da igual,
los pulpos me agarran con sus ventosas
y sin pensar fuera del vagón estoy.

Yo no quiero estar donde me encuentro.
Preguntar no puedo, nadie oye nada.
La muchedumbre escucha música
con los cascos puestos.

Busco la salida del laberinto
y tardo en encontrarla.
Cuando la encuentro,
me gustaría salir corriendo,
aunque creo que es mejor ir a paso lento.
Las gentes se tropiezan,
hablan solas y de vez en cuando
dan un poco de animación bailando HIP-HOP.

Es un día normal en una gran ciudad,
cada uno va a su aire
sin mirar a los demás,
aunque alguien les hable…