Los árboles tienen raíces y no se mueven de sitio. Los homínidos tenemos pies y podemos caminar. Toda mi vida ha sido un intenso viaje tanto en el plano físico como en el cultural y moral, y ese tránsito incesante ha
enriquecido mi existencia.
Juan Goytisolo.
A principios de julio de 2006 tuve la oportunidad de coincidir con Juan Goytisolo en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander al haberme inscrito a un Curso Magistral dirigido por él titulado: “Guerra,
periodismo y literatura”. (1)
Recuerdo perfectamente que el Curso se iniciaba el lunes, 3 de julio, a las 9 de la mañana y Juan llegó pasadas las 12 h. Nos pidió disculpas por su tardanza pero la justificó sobradamente; le habían puesto un marcapasos en
el hospital madrileño de La Paz, el sábado anterior al inicio de su Curso Magistral. Se presentó acompañado de un amigo árabe alto y corpulento con traje gris pero sin corbata y ambos, en algunas ocasiones, se comunicaban en
lengua árabe idioma que Goytisolo domina a la perfección.
Durante la semana que duró el Curso tuve la oportunidad de hablar en varias ocasiones con Juan y formularle algunas preguntas como la referente a porqué en muchas de sus novelas está presente el tema de la guerra. Él
amablemente me contestó que tal vez se debiera a que su madre murió en el verano de 1938 durante un bombardeo que realizaron los nacionales sobre la ciudad de Barcelona. Goytisolo tenía apenas siete años de edad y, parece
ser, que ese dramático acontecimiento le quedó profundamente marcado en su memoria. (2)
Al final le entregué, en nombre de todos mis compañeros, dos fotografías, una en la que estaba él solo en el centro de una enorme mesa de madera y la otra era una foto colectiva donde Juan estaba situado en el centro y todos
sus alumnos dispersados por los peldaños de las escaleras que daban a la entrada de las diversas aulas que configuran la Universidad Menéndez Pelayo.
Recuerdo perfectamente que las cogió, las miró durante unos momentos y pausadamente las introdujo en su carpeta de cuero color marrón. Tras darnos efusivamente las gracias se fue para coger el avión hasta Madrid y, posteriormente según nos comentó, seguir rumbo a su residencia de Marrakech donde vive gran parte del año.
Pienso que es el momento oportuno, al coincidir con la concesión reciente del Premio Cervantes, de analizar, siquiera brevemente, su vida y obra, especialmente los rasgos más destacados de la narrativa de las dos últimas
décadas (fines s. XX, primera década s. XXI) que fueron vividas por Goytisolo, en varias ocasiones, en primera línea de fuego en la ciudad de Sarajevo y otros lugares de Bosnia (tema que trató extensamente en su Curso
Magistral en la UIMP, en julio de 2006) y su constante compromiso con el mundo árabe y su amada Marrakech en donde reside habitualmente aunque también tiene residencia en París, Estados Unidos y España. (3)
Nuestro insigne escritor, Juan Goytisolo, nació en Barcelona en 1931, en el seno de una familia de la burguesía de origen vasco-catalán. Su madre murió en un bombardeo en Barcelona por la aviación nacionalista en la guerra
civil española y el padre se posicionó a favor del franquismo. Esta infancia difícil quizás influyó en el nacimiento de la vocación literaria en los tres hermanos varones; Juan, José Agustín y Luis, aunque cada uno de ellos
eligió formas distintas y muy personales de creación literaria. Juan Goytisolo desde niño quería ser escritor, empezó a escribir a los 8 ó 10 años y a los 14 tenía muy claro que sería escritor. (4)
A pesar de haber nacido en Barcelona, nuestro escritor se considera una especie de apátrida o más bien moro, de nacionalidad cervantina que pretende la unión de los pueblos a través de la libertad y la cultura. Así se nos
presenta Juan Goytisolo:
“Castellano en Cataluña, afrancesado en España, español en Francia, latino en Norteamérica, nesrani en Marruecos y moro en todas partes, no tardaría en volverme a consecuencia de mi nomadeo y viajes en ese raro espécimen de
escritor no reivindicado por nadie, ajeno y reacio a agrupaciones y categorías. El conflicto familiar entre dos culturas fue el primer indicativo, pienso ahora, de un proceso futuro de rupturas y tensiones dinámicas que me
pondría extramuros de ideologías, sistemas o entidades abstractas caracterizados siempre por su autosuficiencia y circularidad”. (5)
Después de estudiar Derecho en la Universidad de Barcelona se instaló en París en 1956 y trabajó como asesor literario de la editorial Gallimard. Entre 1969 y 1975 fue profesor de literatura en Universidades de California,
Boston y Nueva York, actividad que continúa a lo largo de su vida. Realizó una serie de investigaciones literarias, e hizo una excelente edición de la novela picaresca Vida de Estebanillo González, y publicó una combativa
antología del heterodoxo decimonónico José María Blanco White, con la intención de atacar, en doble lectura, el cerrado régimen franquista, que prohibió o censuró sus obras desde 1963.
Juan Goytisolo es el escritor más camaleónico, interesante y comprometido con el mundo contemporáneo, de la España actual. Ha emigrado de casi todo: de la patria, de la unisexualidad, de los modos de escribir. A veces hasta
uno tiene la sospecha de que trata infructuosamente de emigrar de la lengua castellana. Goytisolo o sus personajes afirman que la patria es la madre de todos los vicios, que la lengua hay que contaminarla, que lo
verdaderamente interesante es el mestizaje. (6)
Ha cultivado el ensayo, la narrativa, el reportaje, la literatura de viajes o las memorias. Su situación en la editorial Gallimard le ha convertido, además, en uno de los intelectuales españoles más influyentes en el
extranjero y habitual en la prensa española, en particular en El País, para el que fue corresponsal de guerra en Bosnia. (7)
Precisamente sobre su estancia en la ciudad de Sarajevo cercada durante casi cuatro años (1992-1996) por el ejército serbio y las dramáticas experiencias vividas por Juan Goytisolo en la ciudad sitiada nos habló, largo y
tendido, en el Curso que impartió en la UIMP de Santander. Recuerdo que nos dijo que en la periferia de Sarajevo había francotiradores que disparaban indiscriminadamente contra niños, jóvenes, mujeres o ancianos que se
veían obligados a cruzar la calle para abastecerse de agua y alimentos. Los francotiradores no respetaban a nadie y todos los días caían víctimas inocentes debido a sus mortíferos disparos.
“Imágenes nocturnas de Sarajevo, tras el accidentado descenso del monte Igman: inmuebles fantasmales, avenidas y calles desiertas, edificios chamuscados, chatarra de automóviles y tranvías, barreras formadas por
contenedores y una tanqueta furtiva de la Unprofor.
A pesar de todo, la ciudad resucita de día. Las calles se llenan de hombres y mujeres cargados con bidones de agua, empujando carretillas o cochecitos de niño. El desánimo y la desesperanza marcan los rostros de numerosos
ciudadanos en ruina.”
En Cuaderno de Sarajevo, Juan Goytisolo reconstruye un escenario de guerra que trasciende el referente: aquel “viaje hacia la barbarie” como reza el subtítulo recupera múltiples voces, escenas, personajes fácilmente
reconocibles en cualquier enfrentamiento bélico de la historia. El lector entiende que no es una obra de ficción: autor y narrador se confunden en el nombre de Goytisolo; su profesión, su vida personal, sus afectos, sus
imágenes (se incluye una serie de fotografías que muestran al autor en el escenario descrito) son puestos en primer plano como parte fundamental de la construcción de un género el de la crónica que exige anclar en la
realidad.
Juan Goytisolo se queja amargamente de la inoperancia e ineficacia de los países europeos ante el genocidio llevado a cabo por los serbios contra los bosnios que no hacen absolutamente nada para impedir estas matanzas.
Uno de los intelectuales de Sarajevo en paro forzoso parodia en inglés, ante un grupo de amigos extranjeros y bosnios el lenguaje habitual de los negociadores de la ONU y del grupo de contacto: “!Los
serbios han ocupado una nueva zona de seguridad y ejecutado a 10.000 musulmanes! ¡Convoquemos en un hotel de cinco estrellas otra conferencia internacional!
Juan Goytisolo vivió muy de cerca los acontecimientos de Sarajevo ya que al ser corresponsal de El País se trasladó en varias ocasiones (de 1992 a 1996) a dicha ciudad comprobando el genocidio que causaban los serbios a la
población bosnia de origen musulmán. A ello hemos de sumar (Goytisolo se lamentaba de ello en el Curso de la UIMP) la quema intencionada por parte de los serbios de la gran biblioteca de Sarajevo con el propósito de acabar
con todo vestigio cultural musulmán.
Como no podía ser de otra manera Juan Goytisolo realizará una dura crítica sobre este lamentable acontecimiento:
“La imagen tomada por Gervasio Sánchez capta perfectamente el cuadro de horror y desolación del lugar. El domingo 26 de agosto de 1992, los extremistas serbios arrojaron sobre el Instituto de Estudios Orientales -la célebre
biblioteca de Sarajevo- un diluvio de cohetes incendiarios que redujeron, en pocas horas, a cenizas su rico patrimonio cultural. Fue un memoricidio más en la lista de los que jalonan en la historia inhumana de la humanidad.
Puesto que toda huella otomana debía de ser borrada para siempre del territorio de la gran Serbia soñada de Milosevic, Karadzic y Miladic…
La biblioteca, memoria colectiva del pueblo musulmán bosnio, estaba condenada a perecer en las llamas de la vengadora purificación. Cuando la fotografió Gervasio Sánchez, conservaba solo las cuatro fachadas neo-moriscas,
restauradas hoy con la ayuda del ministerio de Cultura español. El armazón metálico de la cúpula de vidrio por la que cayeron los cohetes parecía una gigantesca telaraña por la que se filtraba la luz, los soportales del
patio interior mostraban apenas su fina labor de yesería, el espacio central era un montón ingente de escombros, cascotes, vigas, papeles chamuscados. Pero como dijo un poeta árabe a sus inquisidores: “Podéis quemar mis
libros mas no el espíritu que contienen”. (8)
Todo el mundo sabe la gran admiración y aprecio que Juan Goytisolo siente por el mundo árabe y todo lo vinculado a esta cultura. Esa trasmisión es evidente en obras narrativas como “Cuaderno de Sarajevo” a la que acabo de
referirme brevemente.
En un ensayo publicado con anterioridad titulado “Crónicas sarracenas” (1982) de los diez ensayos que configuran la obra, el novelista Juan Goytisolo confiesa su preferencia por tres: el Viaje a Turquía, Sir Richard Burton,
peregritio y sexólogo y Cara y cruz del moro en nuestra literatura. Al filo de este último, el autor precisa: “En España, como en el resto de Europa, el enemigo musulmán, pintado, para emplear una fórmula de Southern, con
toda la ignorancia de la imaginación triunfante, se convirtió durante siglos en una suerte de revulsivo destinado a cohesionar los esfuerzos de una cristiandad que, en virtud de la cercanía y empuje de aquél, se sentía
directamente amenazada”. Tal actitud se halla en la base de una fecunda tradición literaria que ha perdurado hasta el presente, segregadora de una descomunal masa de tópicos y ambivalencias en la que Goytisolo se sumerge sin
prejuicios para dar a luz un análisis donde se funden la agudeza del método y la brillantez del resultado.
En los reinos de taifa (1986) Goytisolo se adentra decididamente en el mundo árabe de París. Cuenta su acercamiento e introducción al mundo de los inmigrantes magrebíes que, al principio, le parecía totalmente cerrado para
él ya que no pertenecía ni a su clase ni a su cultura:
“Recuerdo que examiné desde fuera los cafetines árabes, con sus clientes acodados en el mostrador o sentados en las mesas, absortos en una partida de dominó o la baraja española de naipes… Ningún europeo penetraba en él, como
si una frontera invisible se lo vedara y, no obstante, mis esfuerzos en vencer el apocamiento, me resigné finalmente a pasar de largo. Mi absoluta ignorancia de su idioma, cultura, normas de conducta e idiosincrasia, ¿no
condenaba de antemano cualquier tentativa desmañada de abocarme a ellos?...” (9)
En un ensayo más reciente “Estambul Otomano” (2003), Juan Goytisolo se recrea detallando la ciudad de Estambul, ciudad puente entre civilizaciones y centro geográfico entre Oriente y Occidente. Estambul es el auténtico
corazón de Turquía, y la impronta del imperio otomano, que se desarrolla a lo largo de los siglos XVI, XVII y XVIII, es su soberbio legado para la cultura universal, a cuya fascinada contemplación y vivencia han acudido y
siguen acudiendo escritores y curiosos viajeros de todos los confines del mundo. Juan Goytisolo, con su pasión y su maestría literaria características, abre en canal la sociedad del Estambul otomano (desde los sultanes hasta
los jenízaros), apegada tenazmente a las tradiciones, igualitaria y móvil, y nos da a conocer los ritos, las creencias, las tradiciones, las costumbres, en suma, la forma de vivir y de morir de las gentes que la
conformaron, desde su profundo apego a la naturaleza hasta sus rituales de tránsito, desde el hammam hasta el mazarlik, pasando por el Gran Bazar y los caravanserrallos.
En ese mismo año de 2003, se publica otra obra titulada “España y sus ejidos”. En ella se recogen ensayos y artículos que abarcan un periodo de cuatro décadas: desde los testimonios de trabajadores españoles que emigraron a
Francia a fines de los cincuenta del pasado siglo al titulado “De la emigración a la inmigración”, escrito en 2002. Según nos comenta el propio Juan Goytisolo en la introducción de esta obra: “Todos ellos (los artículos y
ensayos) expresan de una forma u otra mi interés y preocupación por los movimientos migratorios del Sur hacia el Norte y el propósito de analizar sus causas: pobreza, atraso, paro, opresión, analfabetismo”.
En “España y sus ejidos”, Juan Goytisolo nos pone a la vista los más de 12 millones de musulmanes que viven en Europa y el drama de los inmigrantes africanos que cruzan el estrecho de Gibraltar en pateras así como el escaso
interés real para solucionar este problema por parte de Estados e instituciones:
“La floreciente industria cultural, destinada a blanquear la fachada a menudo tiñosa de ciertos Estados, instituciones públicas y grandes empresas y bancos engendra, desde hace años, una proliferación vertiginosa de
congresos, cursillos, mesas redondas y conferencias sobre temas más o menos consensuados que sirven, a veces, de pantalla a otras actividades más recatadas y de menor lastre.
“Unas brillantes jornadas acerca de los “Jardines de Al Andalus” pueden desviar la atención de la expulsión simultánea de decenas de inmigrantes magrebíes indocumentados…” (10)
En “El exiliado de aquí para allá”, novela publicada en 2008, Goytisolo resucita al Monstruo del Sentier, el personaje que moría en un atentado de los Maricas Rojos. Veinticinco años después, aquel ser torpe y desmañado
regresa para saber por qué le han matado con una bomba lapa que llevaba pegada a la gabardina.
Fuera de toda norma genérica, sin someterse a reglas ni compases, es probable que la historia se repita. Porque El exiliado de aquí y allá es más que una novela, es una explosión de libertad, inverosímil en las situaciones
y veraz en el diagnóstico de la realidad de fondo: la utilización interesada del terrorismo y el miedo que se denuncia en capítulos como El turismo os hará libres, sobre un infierno promocionado, y una crítica corrosiva del
radicalismo religioso y de la ambición de poder político y económico que encubren las tres religiones.
Aliados en un triángulo terrorista para organizar atentados, el imán fundamentalista que es al mismo tiempo una Alicia pornográfica, el Monseñor Amante de los Niños, el pedófilo que cultiva su afición en una red de
orfanatos, y el rabino de los tirabuzones rasta vuelven a demostrar que los extremos se tocan y se benefician del cuanto peor mejor en una siniestra alianza de civilizaciones y espiritualidades. (11)
Además, de sus últimas obras narrativas donde el mundo árabe está presente de una u otra forma, Goytisolo presentó una serie televisiva titulada “Alquibla” en donde aparecían una serie de documentales para que el gran
público español conociera las ciudades y cultura árabe. Sobre el espacio en la ciudad islámica Juan Goytisolo decía en 1989 lo siguiente:
“Bajo un aparente caos, en la ciudad islámica se percibe una profunda coherencia interna y una lógica rigurosa en la disposición del espacio: las actuales ciudades de Marruecos responden a la necesidad de respetar la
intimidad del individuo frente al fundacionalismo de la ciudad cuadriculada, planificada y sometida a una administración”.
Goytisolo es un gran escritor español y universal que pretende unir las dos culturas: la occidental o cristiana con la oriental o islámica buscando puentes comunes que eviten todo radicalismo. A este quehacer se dedica, en
cuerpo y alma, en los últimos años. (12)
Notas bibliográficas
(1) Curso Magistral. UIMP, julio de 2006.
(2) Juan Goytisolo : El sitio de los sitios. México. Aguilar. 1995.
Dehennin, Elsa: “Goytisolo et le monde arabe: de mal-aimé à bien-aimé”. En: Horizons maghrébins, Nº 56. 2007. El Sharkawy, Fawzi Shafik: La visión del mundo árabe en la narrativa de Juan Goytisolo. Murcia. 2004.
(3) Dos Santos, Luís: “Las funciones del tema árabe en las novelas de Juan Goytisolo”. En: Studi Ispanici, Nº 32. 2007. Serrano, Manuel y García Guadalupe, Inmaculada: “La mirada de la periferia. Entrevista con Juan
Goytisolo”. En: Cuadernos Hispano americanos, n. 653-654. 2004.
(4) Bezhanova, Olga: “Autobiografía y conflictos identitarios en Juan Goytisolo”. En: Revista Canadiense de Estudios Hispánicos, n. 1. 2005.
(5) elpais.com Ribeiro de Menezes, Alison. Juan Goytisolo. Londres. 2005.
(6)Alonso, G. y J. Gordon: “Juan Goytisolo: un escritor entre dos fronteras”. Revista de la Universidad de México, N° 4. 2004. Bezhanova, Olga: “Autobiografía y conflictos identitarios en Juan Goytisolo”. En: Revista
Canadiense de Estudios Hispánicos, n. 1. 2005.
(7) elpais.com/autor/juan_goytisolo
(8) Juan Goytisolo: Cuaderno de Sarajevo. Aguilar. México. 1994.
(9) Juan Goytisolo: Reinos de Taifa, pp.223. Seix Barral. 1986.
(10)Juan Goytisolo: España y sus Ejidos. HMR. 2003. www.cervantes .es/
(11) Juan Goytisolo: El exiliado de aquí para allá. Galaxia Gutenberg. 2008.
(12) www.youtube.com/watch?v=a4dm5-RmcwA
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