La
Sarcoidosis es una enfermedad granulomatosa sistémica de carácter
autoinmune y etiología desconocida que afecta a todas las poblaciones y etnias,
fundamentalmente a adultos jóvenes de ambos sexos entre los 20 y los 40 años, siendo algo más
frecuente en mujeres de más de 50 años. La hipótesis más aceptada es que se trata de una
respuesta inmunitaria a factores ambientales en individuos genéticamente predispuestos.
La enfermedad puede manifestarse en cualquier órgano del cuerpo, siéndolo con mayor frecuencia
en el pulmón (90 % de los casos). Los síntomas, que suelen ser muy imprecisos, pueden aparecer
repentinamente y manifestarse de manera gradual, siendo los más comunes fatiga, falta de
energía, pérdida de peso, dolores articulares, sequedad ocular, visión borrosa, falta de
aliento, tos seca y lesiones cutáneas que varían desde enrojecimientos y pequeños nódulos
hasta eritema nodoso. El curso de la enfermedad es variable y puede ser desde asintomática
hasta muy profusa, pudiendo hacerse crónica.
Su diagnóstico, junto a la confirmación histológica con presencia de granulomas, se basa en la
sintomatología, la radiología y la inmunología, siendo la tomografía axial computarizada de
bastante utilidad para clasificar las lesiones. Los análisis de sangre presentan ligera
disminución de glóbulos blancos, glóbulos rojos y plaquetas. La velocidad de sedimentación
globular suele estar elevada. El dato clínico más característico es la elevación de los
valores de la Enzima Convertidora de Angiotensina (ECA).
En la práctica clínica se ha comprobado que la mayoría de los pacientes (entre el 30 y el 70%)
no requiere tratamiento. En casos requeridos suele utilizarse corticoides o, en los más
severos, inmunosupresores como la Azatioprina, inhibidores de la interleuquina-2 o del TNF
alfa. Pero ninguno de ellos es completamente eficaz, siendo su uso muy controvertido por la
posibilidad de que sus efectos secundarios incrementen el riesgo de reactivación de una
tuberculosis latente o de desarrollar determinados tumores.
La Sarcoidosis, aún cuando clínicamente se manifiesta de forma muy diversa e imprevisible, su
pronóstico no es malo, toda vez que hasta dos tercios de los pacientes presentan una regresión
o mejoría de los síntomas con el paso de los años. Tan sólo una escasa minoría presentan la
enfermedad de forma crónica y, sólo en algunos casos muy severos -por insuficiencia
respiratoria progresiva-, llevar a la muerte.
El Dr. Seignalet, que la incluye en las
Enfermedades de Mecanismos Complejos,
nos da su visión sobre la misma y nos refiere su experiencia con tres pacientes. Es lo
siguiente:
La Sarcoidosis.
"La Sarcoidosis es una enfermedad rara, y es mas frecuente entre los europeos septentrionales.
Sus signos principales son:
• Imágenes radiológicas pulmonares, a veces impresionantes, que contrastan con un buen estado
general y la levedad de los signos clínicos pulmonares.
• Un eritema nodoso.
• Adenopatías en los hilios pulmonares.
Se caracteriza por la presencia en los sitios más variados de granulomas (Tazi y col., 1994).
Cada granuloma está compuesto:
• De un folículo central, formado por células epiteloides que derivan de los macrófagos.
• De una corona periférica, formada por linfocitos TCD4, TCD8 y B.
Estos granulomas, observados en la inflamación aguda, indican una inmunización y una
inflamación crónica, con ausencia de polinucleares y eosinófilos.
El antígeno que desencadena esta respuesta inmunitaria e inflamatoria crónica no se ha
identificado. Se han propuesto micobacterias, virus, micoplasmas, complejos inmunes, etc. En
ese caso, ¿por qué no sugerir que se trate de residuos de origen intestinal e intentar el
régimen de tipo original?
Eso es lo que hice con tres pacientes. Aunque no sea un número suficiente para llegar a
conclusiones firmes, mi impresión es que el cambio nutricional es beneficioso, pero sólo
parcialmente.
Aunque la sarcoidosis puede afectar cualquier órgano, las localizaciones se sitúan en el
aparato respiratorio. La mucosa de los alveolos pulmonares, muy extensa y delgada, es igual de
frágil que la mucosa del intestino delgado. Quizás el agente etiológico penetre en el
organismo, no sólo por vía digestiva, sino también, y principalmente, por vía respiratoria.
¿Por qué no sugerir a los enfermos «cambiar de aires»? Si el agente causal está presente en su
atmósfera profesional o privada, podría resultar saludable mudarse a otra región menos
contaminada. Sólo es una hipótesis, pero merecería la pena ser comprobada."
El Régimen Ancestral.
Como en otras ocasiones, completamente de acuerdo con lo que nos refiere Seignalet, creo que
los residuos de origen intestinal, como ya tenemos comprobado en la casi totalidad de las
enfermedades autoinmunes y de ensuciamiento, son determinantes en el reconocido cofactor
medioambiental como origen etiopatogénico de la Sarcoidosis en una de sus localizaciones, la
de la mucosa intestinal. Yo diría que, entre los cofactores, tiene un altísimo porcentaje de
posibilidades de ocupar el primer puesto. Ahora bien, como parece evidente que la otra
localización, la mucosa alveolar, tan delgada y frágil como la intestinal, y con mecanismos de
transferencia lumen-sangre casi iguales, se fundamenta por ser el foco principal de los signos
clínicos, no podemos dejar de contemplarla en los orígenes patológicos. Por ello, y como ya
manifiesta Seignalet, sería necesario que el paciente afectado se aleje de todo tóxico y
contaminante y viva en una atmósfera lo más saludable posible.
Por el momento no puedo afirmarlo rotundamente, pero, por lo que ya va siendo larga
experiencia de éxitos en el tratamiento de enfermedades autoinmunes y de ensuciamiento, estoy
convencido de que los efectos del Régimen pueden, no sólo ser eficaces, sino, complementados
con un entorno saludable, determinantes en la remisión de la Sarcoidosis.
Nota:
En
La Web de la Artritis Reumatoide, además de un consultorio
on line, dispone de detallados estudios sobre los alimentos y descripciones de muchas patologías comprendidas entre las
reumatológicas, neurológicas, autoinmunes en general y de las denominadas de ensuciamiento y eliminación.
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