Como explica J. Polo del Barrio (1987), en Estados Unidos y en gran parte de Europa, "la
escuela y la universidad fueron los centros de integración del deporte y la educación física a
lo largo del siglo XIX; en España, el Estado tardó casi un siglo en ocuparse de la puesta en
marcha de una infraestructura similar... El deporte en Madrid se empezó a cultivar desde
un punto de vista pedagógico, como cultivo de virtudes morales y como forma de respeto a los
derechos de los demás. En Barcelona, en cambio, el deporte en sus comienzos tuvo un enfoque
más patriótico. De una u otra forma, lo cierto es que el deporte fue un medio más por el que
España se integró en la corriente modernizadora europea" (1).
Los deportes de moda durante los últimos 35 años del siglo XIX fueron las carreras de
caballos, la caza, la esgrima, la aerostación, el yatching, el polo, la gimnasia y el juego
de la pelota. Todos ellos resultaban inaccesibles para las clases más humildes, pues requerían
un equipo o material de coste muy superior a las disponibilidades económicas de la mayor parte
de la población. Así "la práctica del deporte en esta etapa tendrá un marcado carácter
aristocrático y áulico" (2).
Los primeros periodistas deportivos en España eran, para José Mª Lacalle Medina (1997), más
atletas en activo que profesionales de la pluma; imbuidos por el deseo de difundir sus
deportes, comentaban con un cierto estilo barroco lo sucedido en las competiciones deportivas
de las que formaban parte (3).
Estos pioneros conseguirán en poco tiempo que las empresas
periodísticas descubran las rentabilidades que ofrecía incluir noticias sobre deportes en sus
páginas. De este modo se dará paso del amateur al profesional de la información, al requerirse
la exposición concreta de los hechos deportivos en forma inteligible para una variopinta masa
de aficionados, desde el obrero al letrado (4). Como consecuencia de este interés del público
por los temas deportivos nacen las primeras revistas españolas especializadas en deportes.
José Mª Lacalle Medina (1997) destaca estas primeras publicaciones que hablan sobre la caza y
la hípica, y dice que estos deportes "empezaban a desarrollarse con la reciente creación de la
sociedad de fomento de la cría caballar y con la
construcción del hipódromo de la Castellana-". Apunta este autor que el tiro de pichón, el
velocipedismo (actual ciclismo) y las regatas en las playas de moda "serán los principales
temas que anteceden al fútbol en atención de las primeras revistas deportivas" (5).
Así, se ve un despertar de la sociedad española por los deportes, tanto en lo relativo a su
práctica como juego como a nivel competitivo. Sin embargo, el deporte en España comenzó a
estructurarse de forma contundente en los umbrales del siglo XX, surgiendo los primeros
campeonatos y federaciones deportivas. Los campeonatos de tenis, por ejemplo, se iniciaron en
1910 y en 1920 se fundó en Barcelona la Federación Española de Natación. En 1918 ocurrió un
hecho muy importante, cuando nace la Federación Española de Atletismo. "El futuro del deporte
quedaba definido en estos veinte años con la práctica del esquí, los deportes de montaña, las
carreras hípicas -en 1922 se celebró en San Sebastián la prueba mundial más importante de la
época-, el polo y el balandrismo" (6).
Aunque con suma lentitud en su desarrollo, en los primeros treinta años de nuestro siglo, el
deporte español podrá equipararse con el resto de las naciones avanzadas. Pese al nulo apoyo
oficial -el Estado sólo dedicó al deporte 25.000 pesetas en 1922, cuando un año antes se
destinaron más de 200 millones a la guerra de África-, comienzan a cobrar una gran popularidad
el boxeo, el fútbol y el ciclismo, tres deportes que, por sus bajos costes y por su facilidad
para la práctica al aire libre, resultaban más accesibles a la juventud.
Volviendo con José Mª Lacalle Medina (1997), este autor explica como "cientos de muchachos que
se inician en la práctica de estos deportes en los años de la dictadura primorriverista,
comienzan tímidamente a profesionalizarse. El número de boxeadores se da en proporción al
hambre" (7). Como se puede apreciar, muchos de los que se iniciaban en ciertos deportes lo
hacían para poder sobrevivir y no por el placer de la práctica deportiva en sí misma.
El ciclismo es otro de los deportes que alcanza gran popularidad, auspiciado por los éxitos de
corredores como Tresserras, Lacasa o Luis del Campo. Fue decisiva la brillante participación
de los ciclistas españoles en la Vuelta a Francia -creada en 1902-, que despertó el entusiasmo
popular por el deporte del pedal (8). El éxito popular del ciclismo culmina con la organización
de competiciones tan importantes como la Volta a Catalunya (1911), o la Vuelta al País Vasco
(1927). Esta última estaba organizada por el diario deportivo Excélsior (9). En 1935 se efectuaba la primera Vuelta a
España.
Sin embargo, de todos estos deportes, será el fútbol el que se lleve la palma en cuanto a
expectación. Ya en 1902 aparecía el siguiente comentario en el Herald del Sport: "Parece que
va tomando carta entre nosotros un ejercicio inglés llamado football. Aunque en nuestro modo
de ver no encaje por completo la afición a ese juego, sin embargo, no se puede negar que
cuenta con bastantes entusiastas y los domingos por la mañana se ven los campos muy
concurridos" (10).
En los primeros años del siglo XX, "se cristalizó el fútbol como competición de ámbito
nacional con la celebración del Concurso Madrid, con motivo de las fiestas de la coronación de
Alfonso XIII. Este concurso se considera como el primer Campeonato de Copa, aunque el Rey no
otorgó el trofeo que llevaba su nombre hasta un año después" (11).
La evolución del fútbol español en general y el gallego en particular será analizada
posteriormente en otros capítulos.
El resto de los deportes continuarían siendo elitistas, aunque algunas de sus figuras llegaron
a gozar de cierta fama, como la tenista Lilí Álvarez, que alcanzó las finales en Wimbledon
durante tres años consecutivos, los de 1926, 1927 y 1928.
Las numerosas revistas dedicadas al deporte presentaban un acentuado carácter regionalista,
concentrándose especialmente en las zonas industrializadas de Madrid, Cataluña y País Vasco.
Casualmente, coincide que son las ciudades que tienen los equipos que más partidos de Liga han
ganado.
En cuanto a la participación en campeonatos internacionales hay que resaltar la reaparición de
España, en 1948, en los XIV Juegos Olímpicos celebrados en
Londres. La actividad internacional de los deportes españoles y la organización por parte de
España de competiciones del más variado carácter, como las pruebas valederas para el
Campeonato Mundial de Automovilismo de Fórmula I en el circuito del Jarama realizadas en
Madrid, o torneos de tenis -Conde de Godó en Barcelona y de ajedrez -Las Palmas de Gran
Canaria-, etc. todos ellos de gran prestigio, hacen que el deporte tienda a un notable
desarrollo popular en sus distintas especialidades (12).
Queda así configurado el panorama del deporte en nuestro país, panorama que va acrecentando
día a día sus seguidores, tanto en la modalidad de la práctica deportiva -con un gran
incremento en los últimos años-, como en la opción de espectador deportivo, tanto directamente
en el campo como a través de los medios de comunicación: televisión en primer lugar, radio y
prensa deportiva de todo tipo -periódicos y revistas, anuarios, etc.-. También es importante
destacar en este sentido que se escriben muchos libros sobre los deportes, en los que se trata
tanto aspectos relativos a su práctica -normativa, modalidades, etc.-, como aspectos
relacionados con un determinado equipo o temporada deportiva, como por ejemplo la Liga, o bien
se hacen recopilaciones históricas, se trata la evolución de un equipo o jugador, etc.
Bibliografía:
1 POLO DEL BARRIO, J: Regeneracionismo y deporte, en "Orígenes del deporte madrileño
1870-1936". Madrid. 1987. Pág. 53.
2 LACALLE MEDINA, J.M.: "Orígenes de la prensa deportiva..." O.C. Pág. 79.
3 LACALLE MEDINA, J.M.: "Orígenes de la prensa deportiva..." O.C. Pág. 79.
4 LACALLE MEDINA, J.M.: "Orígenes de la prensa deportiva..." O.C. Pág. 79.
5 LACALLE MEDINA, J.M: "Orígenes de la prensa deportiva..." O.C. Pág. 80.
6 Enciclopedia Larousse. O.C. Pág. 2812.
7 LACALLE MEDINA, J.M.: "Orígenes de la prensa deportiva..." O.C. Pág. 81.
8 Enciclopedia Larousse. O.C. Pág. 2812.
9 Excélsior: medio impreso que tiene el honor de figurar como el primer cotidiano español de
deportes. Apareció en Bilbao del 31 de marzo de 1924 al 8 de octubre de 1931, cambiando de
nombre, Excelsius, desde el 11 de octubre de 1931 hasta 1937. De adscripción nacionalista
(editado por las empresas periodísticas del PNV), fue dirigido por Jacinto Miquelarena, uno de
los mejores cronistas deportivos de todos los tiempos. Su subtítulo:
deportes-información-cultura, muestra cómo, aún siendo primordialmente deportivo, contenía
secciones de información general. Tuvo bastante éxito.
10 Heraldo deportivo: (1915. Madrid); decenal, editado por Ricardo Ruíz Ferry, uno de los
pioneros de la crítica deportiva. Publicó magníficos grabados y llegó hasta 1936.
11 LACALLE MEDINA, J.M.: "Orígenes de la prensa deportiva...". O.C. Pág. 82.
12 Enciclopedia Larousse. O. C. Pág. 2812.
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