PINTURA CON POESÍA
LA ANGARILLA
A Luisa Muñoz, POR SU ORIGINAL ELECCIÓN.
Se vierte el raso azul desde la altura
y en el suelo descansa adormecido,
y el gris de la pared descolorido
se quedó, al contemplar esta pintura.
Por un lado resalta la frescura
del cántaro, en su barro recocido,
y le da a la angarilla su latido
por toda la extensión de su armadura.
Se deja acariciar por la madera
en su carne desnuda por afuera
aunque por dentro se le ahogue el alma.
No le importa seguir modelo siendo
mientras su en derredor lo siga viendo
cual remanso de luz, amor y calma,
LAS MANOS Y EL PINCEL QUE LO PLASMARON,
TRAS FIRMAR EN EL ÁNGULO DEL LIENZO,
EUFÓRICOS POR LO HECHO SE QUEDARON…
DESPUES DE…
A J. María Rosales Y SUS LIENZOS.
Se despertó el pincel un albo día
y sustrajo el color del firmamento,
después lo transportó en el tren del viento
hasta el lugar preciso que él quería.
La silla de peineta disponía;
y encima de los surcos de su asiento
recostado un violín calenturiento
un acierto en su entorno presentía.
Se abren las partituras hechas trío
y comienza a brotar un manantío
de arpegios musicales y color,
que al recoger el caz de la retina
de tal forma la mezcla y lo combina
que deriva en torrentes de color.
AQUÍ EL CERDAMEN SU OBRA NOS PRESENTA,
EN SU MUDEZ PARECE QUE ESTÁ HABLANDO
Y YO ESCUCHO SU VOZ HABIDA CUENTA…