Que miras para las tribunas -y los tribunos- y tienes que volver la cara asqueado hasta la náusea...
¡Yo jamás he tenido absolutamente nada que ver con ninguna empresa ni depósitos de dinero en
Bahamas ni Jersey! -aseguraba cínicamente el señor ministro de Industria y Energía José Manuel
Soria tras hacerse público los Papeles de Panamá. Así como lo oyen. Sin tener en cuenta que con sus
desvergonzadas y cínicas afirmaciones, no sólo estaba engañando a todos los españoles, sino,
además, tomándonos por tontos del haba, por crédulos jilipoyas e incapaces zoquetes a los que,
en la misma medida que a Hacienda, a sus compañeros de Partido y a su colegas del Gobierno,
creía poder seguir engañando como lo ha estado haciendo desde que le creciera pelusillas en el
bigote.
Esta deshonesta, impúdica y desvergonzada actitud, con ser de las más sonadas y que más
portadas ha acaparado en estas últimas semanas, no es privativa del ex alcalde, ex ministro y
ex señor Soria López. Desgraciadamente, tal comportamiento -en el que debemos observar tanto
la elusión o fraude fiscal como la negación sistemática de toda actuación ilegal-, más que una desviación
circunstancial o anecdótica de la conducta de algunos individuos, es una constante endémica y
perenne observable en gente de postín. En todas, no sólo en los multimillonarios personajes que ocupan las
exclusivas y fastuosas Listas Forbes, sino en
multitud de sujetos de más atemperada fortuna y medios. Naturalmente, en tan selecto grupo de
personajes hay -o habrá- excepciones, pero pocas, las justas para confirmar la regla.
No vamos a justificar en modo alguno la falta de ética de todo aquel que pone su dinero y/o
empresas en paraísos fiscales eludiendo contribuir con los impuestos legales establecidos a
las necesidades de su país. Pero, además de que es consejo de uno de los grandes exponentes de
la Economía clásica, Adam Smith: "Nunca guardes todo tu dinero en el país donde vives, porque
puede pasar algo... y generalmente, pasa.", con unas mínimas reflexiones, encontramos al menos
dos causas que, sin ser justificativas, introducen unos argumentos que darían cierta validez a la
actitud desde determinadas perspectivas.
La situación es la siguiente: señor de buena familia, buena formación y buenas rentas.
Patrimonio y capital mitad heredado, mitad producto de iniciativas propias. Y en continuado
crecimiento. Una empresa en propiedad y otra en sociedad, ambas con muy buenas perspectivas.
Algunas inversiones con resultados desiguales pero aceptables. Y algún excedente de capital al
que buscarle futuro... Su filosofía comienza a adquirir madurez y amplitud de perspectivas al
incluirle las experiencias ya adquiridas, y, derivadas de estas, las que podrían ser previsibles
para el futuro. "No
te puedes fiar en absoluto de la política del gobierno, ni de la económica ni la de
Hacienda... Golpes militares, cambios políticos, crisis económicas de órdago a la grande,
nuevas leyes fiscales de no te menees, inspecciones que te cojan en fuera de juego... La
competencia, la envidia, los buitres que andan sueltos... Aquí no estás seguro; si te pasa
cualquier cosa, te puedes quedar sin nada. No...Tienes que prevenir el futuro y tener lo tuyo
en sitios seguros, varios sitios, de confianza y donde no pueda llegar la mano negra...
Además, me ahorro de pagar..."
Lo reseñado es un esquema o borrador de la primera y principal causa que lleva a un ciudadano
a poner su dinero en países o paraísos fiscales donde no pueda ser requisado o investigado por
las leyes patrias. La segunda causa, no menos importante en beneficios, pero bastante menos
ética y comprensible, es la que deriva de la simple ambición. Este señor piensa así: "Joder...
Si aquí tengo que pagar tanto por ciento de impuestos por todas las actividades y otro tanto
por el capital y otro tanto por lo demás, mientras que allí con la empresa offshore es todo al
0 por ciento, tengo un beneficio diez veces superior. Y, además, el dinero totalmente seguro,
porque no hay intercambio de información ni te lo puede quitar nadie... ¿Qué quieres que te
diga? Mañana mismo estoy llamando a Chema para que me la registre..."
Los paraísos fiscales reconocidos en todo el mundo suman 73. Sus ventajas consisten en una
exención total o reducción muy significativa en el pago de los principales impuestos, así como
el secreto bancario. La presión de diversos organismos internacionales, especialmente la OCDE
y el GAFI, ha conseguido que, en los últimos años, muchos paraísos fiscales hayan accedido a
hacer ciertas concesiones en intercambio de información, sobre todo en lo relativo al
esclarecimiento de delitos graves. Es por ello que la mayoría de países tienen sus propias
listas, reconociendo a los que tiene acuerdos y a los que no.
Según cálculos del FMI basados en datos del BPI se sugiere que los activos extraterritoriales
incluidos en los Estados financieros de las instituciones bancarias alcanzaban los 4,6
billones de dólares a fines de junio de 1999, mientras un estudio realizado por la Tax Justice
Network (grupo dirigido por el experto en paraísos fiscales, James Henry), nos dice que
pueden existir entre 17 y 26 billones de euros escondidos en paraísos fiscales, cantidades que
habrían aportado unos 230.000 millones de euros en concepto de recaudación por impuestos (estas
estimaciones son subjetivas por antiguas y carecer de más datos).
Por países, el mayor flujo de dinero se concentra en paraísos fiscales dependientes de Estados
Unidos, Reino Unido, Suiza, Hong Kong, Macao y una larga lista decreciente. De ellos, tanto
Estados Unidos como Bahréin, Nauru y Vanuatu, países miembros de la OCDE, se han negado a
participar en el acuerdo alcanzado en 2014 por la OCDE para mejorar el control y la
transparencia para las cuentas bancarias depositadas en el exterior. No hay muchas perspectivas para
acabar con estas actividades, más bien, y debido a Internet y las nuevas tecnologías, se observa un
aumento de volumen y todo tipo de usuarios.
España, según Hacienda, tras los últimos convenios firmados reduce la lista negra de paraísos
a un total de 33. Un buen avance sin duda en la lucha contra la evasión de impuestos. A esto
debería seguirle un mayor empeño en la consecución de filtraciones informativas como la que
dio origen a los llamados Papeles de Panamá, que reveló el ocultamiento de propiedades,
activos y ganancias, y evasión tributaria de diversos jefes de Estado y de gobierno, líderes y miembros
de la política mundial, personalidades de las finanzas, empresas, negocios, deportes, el arte,
profesionales independientes, etc., etc. Una larguísima lista de nombres que apenas será la
puntita del iceberg si las filtraciones continúan.
Aquí en España, como me temo que la lista abierta estos días por el ex alcalde, ex ministro y ex señor
Soria López se haría interminable e imposible de encausar con los actuales medios con que
cuenta Hacienda, Justicia, Cuerpos Policiales e Instituciones Penitenciarias, deberemos
esperar y darle tiempo al tiempo para reforzar adecuadamente instalaciones y personal. Y a que
terminen los cursillos de formación acelerada para ir preparando a Pepito el
albañil, Juancho el tractorista, Aniceto el fontanero, etc., por si se hiciera necesario cubrir
vacantes en organismos oficiales y públicos: Gobierno, ministerios, Diputaciones, Cabildos...
o en la mismísima sede
superior de la judicatura. Que todo puede suceder.
Me dirá Vd. que es que somos seres humanos. Cierto, seres humanos. Con más o menos dinero, con
más o menos vergüenza, con más o menos dignidad, pero simples seres humanos... Por ello, en
lugar de filosófica parrafada alusiva a las virtudes de la especie y disculpas por su
debilidad, lo que oirá en boca de la mayoría de sus coetáneos con más posibles como respuesta a
este comentario será lo siguiente:
"Sí, hombre, sí, todo lo que tu quieras... Pero, con mi dinero, riesgos ninguno..."
Ver Curriculum
