Al eminente poeta argentino, Luis Alberto Ambroggio, residente en Estados Unidos desde hace
casi medio siglo, lo tengo agregado como amigo en mi Facebook desde hace unos dos años. La
verdad es que, en un principio, me resultaba un poco difícil pedirle una entrevista para la
revista literaria Arena y Cal ya que suponía que tendría mucho trabajo y muchos asuntos
pendientes a los que dedicarse sin pararse a responder a mis preguntas. Al final, me armé de
valor y me puse en contacto con Luis Alberto a través de mi Facebook y, la verdad, es que no
me puso ningún inconveniente para poder realizar la entrevista y, además, me dio las gracias
por ello, lo cual es de agradecer doblemente. Antes de pasar a preguntarle a Luis Alberto por
algunos aspectos de su vida y, especialmente, de su extensa obra poética, voy a destacar
algunos rasgos básicos de su biografía.
Luis Alberto Ambroggio, nació en Córdoba, Argentina, el 11 de noviembre de 1945. Desde 1967
reside en los Estados Unidos. Es Doctor en Filosofía y Letras, Ciencias Sociales y Económicas.
Como piloto y empresario aeronáutico combina su entusiasmo por el vuelo y su obra poética: “Si
mis huesos serán cenizas, mi alma se quedará en poemas”. Es Miembro de la Academia
Norteamericana de la Lengua Española y de la RAE.
Luis Alberto ha sido miembro de SIADE, Academy of American Poets, miembro de la
Asociación
Prometeo de Poesía (Madrid), Director de la AIP, colabora con publicaciones de EE.UU., Europa
e Hispanoamérica, en donde ha participado en recitales poéticos. Autor de la letra de la
canción folklórica “Dame el Pan Argentina” grabada en long-play junto a la “Oda a la Patria”
de Borges. Participa en el programa “Poemas Poster” y la transmisión por radio Canadá de
poesía en español, organizados por la Universidad de St. Thomas. Algunos de sus poemas,
traducidos al inglés, aparecen en textos de Literatura en Instituciones Educativas de los
EE.UU. Bridges to Literature, Pasajes. Su poesía ha sido grabada en los Archivos de Literatura
Hispanoamericana de la Biblioteca del Congreso de los EE.UU y traducida al inglés, francés,
rumano, turco, chino, coreano, hebreo, japonés, portugués e italiano.
En total, Ambroggio, lleva publicados 17 poemarios de entre los que caben destacar: Poemas de
amor y vida” (1987), Hombre del aire (1992), Poemas desterrados (1995), Por si amanece: Cantos
de guerra (1997), La arqueología del viento (2011), Homenaje al Camino (2012), Todos somos
Whitman (2014); las ediciones bilingües de Difficult Beauty (2009), Homenaje al Camino/Tribute
to the Road (2015), Todos somos Whitman / We are all Whitman (2016) y 3 antologías, las
tituladas Al pie de la Casa Blanca. Poetas hispanos de Washington DC (2010), De azul al rojo
(2011) y Labios de Arena (2014). Además de estos poemarios, Luis Alberto ha escrito los
siguientes libros: Estados Unidos Hispano (2015), colección de ensayos, Cuentos de viaje para
siete cuerdas y otras metafísicas (2013), Traducciones y ediciones bilingües de la poesía
selecta de Robert Pinsky, Ginza Samba (2014), de Isaac Jacob, Sentido de Enigma (2015). La
Academia ha publicado en el 2014 la edición crítica de 40 años de escritura poética, un
volumen de más de 900 páginas, En el jardín de los vientos. Obra poética 1974-2014 que,
incluye varios poemarios inéditos, además de los 17 mencionados, Cuando el amor se escribe con
Alba (2007), Luz Mendiga (2013).
Ambroggio ha dado recitales de poesía y conferencias en más de 30 universidades, entre las que
caben señalar: la de Salamanca, Nueva York, Virginia, Mar del Plata, Córdoba, Buenos Aires,
UNAM de México, Otawa y la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, entre otras.
Los críticos literarios no reparan en elogios a su obra poética. Teodosio Fernández cataloga
la poesía de Ambroggio dentro de la corriente actual caracterizada por una “sencillez
engañosa” que busca la complicidad del lector dentro de su brevedad y desnudez que se acerca
al silencio. “Sencillez exquisita” (María del Águila Boge Pineda). “Poesía dulce y culta” la
calificaba el poeta sevillano Juan Sebastián. “Estamos ante un poeta tremendamente humano”
escribió el ensayista cubano Octavio Costa con motivo de la presentación del libro “Poemas de
Amor y Vida” en el Club de Prensa de Los Ángeles. El filólogo andaluz Dr. Enrique R. Baltanás
concluye su análisis afirmando: “Luis Alberto se aferra al manantial seguro, inagotable, de
donde bebe tanto la poesía como la vida”. “Sólo seré viejo cuando ya no tenga más vida para
amar, nos confiesa en español, a caballo entre Borges y Whitman, este hombre del aire…”
Gerardo Piña-Rosales, Director de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, encuentra
que en “la obra poética de Luis Alberto Ambroggio oímos a veces la voz doliente de César
Vallejo, la voz sibilina de Jorge Luis Borges, la voz atormentada de Luis Cernuda, la voz
amante de Pedro Salinas, la voz viril de José Hierro, la voz asordinada de Rilke, la voz
ventrílocua de Fernando Pessoa.”

ENTREVISTA AL POETA LUIS ALBERTO AMBROGGIO
P. ¿Qué recuerdas de tu infancia y primera juventud en tu tierra natal de Córdoba, en
Argentina?
LAA: Recuerdo a mis padres y familia, seis hermanos. Mi madre, profesora de filosofía en la
Universidad Nacional de Córdoba, que me regaló la antología de César Vallejo cuando tenía 12
años, motivada por su colega el profesor vallejiano Juan Larrea. Mi padre ortodoncista,
deportista (mis idas a la cancha de fútbol con él). Una Córdoba, llamada la “Docta” y rebelde
contra la hegemonía de la capital (recuerdo en el 55 la Revolución Libertadora). Una Córdoba,
ciudad hermosa llena de historia, con sus universidades históricas, el Montserrat, conventos e
iglesias de la época colonial, barrios como el Cerro de las Rosas, sierras y lagos, pero,
sobre todo, mi familia numerosa y llena de afecto.
P. Primero estudias Filosofía y Letras pero, no conforme con ello, amplias tus estudios en el
campo de las Ciencias Sociales y estudias Económicas ¿Por qué has realizados estudios, en un
principio, tan dispares?. ¿En qué universidades te licenciaste?
LAA: Los avatares de la vida y cambios de visiones. Me enriquecen todos ellos, a pesar de las
pesadillas. Filosofía, como mi madre, con quien a mis 19 años escribimos un manual de
epistemología, sacando un doctorado en el Centro de Estudios Filosóficos “Villa Claret”. Luego
al llegar a los Estados Unidos me sumerjo en Ciencias Sociales, Teorías del Desarrollo
socio-económico, Antropología Cultural en la Catholic University of America, donde obtengo una
maestría y un Ph.D., AbD y escribo, a finales de los 60- principio de los 70, la tesis sobre
Revolución Religión y Cultura; análisis antropológico de las ideologías de la liberación de
América Latina en los 60. Finalmente, Administración de empresas, sacando un MBA en Virginia
Tech, con proyectos de independizarme creando mi propia empresa aeronáutica. Las alas
pragmáticas y poéticas, porque vivo de la poesía pero me tuve que ganar la vida con el sudor
de logros empresariales.
P. ¿Por qué abandonaste Argentina para ir a vivir a los Estados Unidos?. ¿Hubo algún motivo
especial para ello?
LAA:
Por varios motivos. Uno de ellos la situación convulsionada del país en el ambiente político,
laboral y universitario (época del Cordobazo y otras revueltas sociales). Por otra parte, mi
madre me quiso obsequiar como premio por mi Doctorado un viaje al exterior: ella pensaba a
Europa, yo elegí, como destino, Estados Unidos, un país que me intrigaba por lo positivo y lo
cuestionable de su rol en el mundo. Una vez llegado aquí obtuve una Beca para estudiar en la
CUA, luego una pasantía bajo el programa de liderazgo de las Naciones Unidas (trabajando en la
Casa Blanca, el Congreso), luego un empleo en la Pan American Development Foundation y la
Embajada Argentina, hasta formar en 1976 mi propia aventura. Y así se fue configurando y
asentando la vida en los Estados Unidos con esposa, hijos, casa y el paso incontrolable del
tiempo.
P. ¿Sientes nostalgia por tu tierra Argentina? ¿Nunca pensaste en volver a residir en tu país
natal?
LAA: La nostalgia y dualidad entre el aquí y el allá, el ahora y el entonces conforma una
característica que vivimos todos los desterrados, los exiliados, los transterrados. En el 1970
quise volver, pero mi madre se opuso temerosa de mi posible y trágico involucramiento en la
lucha por la justicia social en nuestro país. Después en el año 82 lo pensé una vez más, pero
el bienestar y la opinión de mi familia nuclear, se impuso. Regreso dos veces por año a
Argentina a ver a mis padres y familiares, hasta el año pasado a la casa donde crecimos, a
celebrar cumpleaños, eventos importantes, bodas, aniversarios, en lugares de mi niñez siempre
presentes en el álbum de lo nuestro. Hablo por teléfono, al menos, todas las semanas. Regreso,
residiendo con el cariño en la patria chica de la familia, con el Skype, Face Time y otras
amables tecnologías.
P. ¿Te costó mucho adaptarte a las costumbres y cultura de la sociedad norteamericana? ¿Has
sentido, alguna vez, cierta discriminación por el hecho de ser de origen hispano?
LAA: Los valores y desvalores del exilio siempre juegan un papel en el proceso de adaptación.
Me fascinan las aventuras y los descubrimientos; al mismo tiempo me aferro a mi cultura, la
patria de mi idioma, mis seres queridos. Todo esto ayudó en el proceso de integración por
cuanto las costumbres y cultura de la sociedad norteamericana son múltiples y los principios
fundacionales del país son idealmente (aunque no siempre en la práctica) inclusivos con
igualdad ante la ley y otras consideraciones supuestamente sin prejuicio por razas, credos y
otros parámetros divisivos. A veces, no muchas, he sentido cierta discriminación, pero
haciendo caso al hecho de que el ser humano exitoso sabe convertir un obstáculo en una
oportunidad, traté de llevarlo a cabo, resaltando la riqueza del bilingüismo,
multiculturalismo, la diversidad de visiones, en fin, todo lo que configura mi identidad
compartida. Soy optimista y vivo las cosas positivas de este país como es el orden, la intensa
vida cultural, la belleza de su topografía, ciudades y de muchos ciudadanos.
P. ¿Qué opinas de la situación en la que se encuentran los hispanos en Estados Unidos? ¿Estás
de acuerdo en que se pongan trabas o límites a la inmigración de latinos hacia los Estados
Unidos?
LAA: La presencia, historia, cultura e idioma de los hispanos en los Estados Unidos, segundo
país hispanoparlante del mundo, como lo documento en mi ultimo libro
Estados Unidos Hispanos,
cada vez se hace sentir más, se aprecia más y estamos en auge en términos de influencias
socio-políticas, económicas, la enseñanza del español en la nación, el segundo idioma más
enseñado y aprendido. No estoy para nada de acuerdo a que se pongan trabas para la inmigración
de latinos hacia los Estados Unidos. Vivimos en estas tierras desde 1513 y seguiremos
creciendo con proyecciones del ser el primer país hispanoparlante del mundo en el 2050, y
porque incluso el que puso la primera piedra en la Casa Blanca fue un inmigrante hispano de
Navarra un 12 de Octubre de 1792; nuestra capital se llama Washington, Distrito de Columbia
(Columbus, Colón).
P. La campaña electoral norteamericana por la presidencia está llegando a su cénit. ¿Qué
opinión le merece el candidato republicano Donald Trump? ¿Y la demócrata Hillary Clinton?
LAA: Pienso que sería vergonzoso para EE.UU. que Trump llegase a ser su presidente con
consecuencias desastrosas para el país y para el mundo entero porque es un engreído,
ignorante, xenófobo, racista, hasta la enésima potencia nuclear. Por otra parte, Hillary
Clinton aportaría experiencia, educación, moderación femenina, aunque me inscribo en el verso
de Wallace Stevens de que “la imperfección es mi paraíso”; no existe ninguna perfección ni en
el proceso ni en los candidatos. Espero que la mayoría comparta mi opinión y se evite el
desastre.
P. Según parece se inició tarde en la realización de su obra poética.
Poemas de amor y vida se
publicó en 1987, cuando usted ya había cumplido los 40 años. ¿A qué fue debido esa tardanza?
¿Por qué poesía y no obra narrativa o teatral?
LAA: De hecho he escrito poesía desde, al menos, los doce años; algo que recuerdo porque
ganaba concursos de poesía en la Secundaria. Hubo un paréntesis entre el 1968 y el 1974,
resumiendo mi escritura en 1974, durante la noche en que naciera mi primer hijo. La sorpresiva
edición crítica de la Academia Norteamericana de la Lengua Española de mi Obra Poética
1974-2014,
En el Jardín de los vientos (2014) compila estas creaciones desde mis veintiocho
años. No podría vivir sin respirar mis momentos, mis experiencias, mis deseos en los breves
pero vitales alientos de los versos. También he publicado los libros de ensayos y de cuentos
cortos ya mencionados y guardo aún inéditos los libros de ensayo:
Filosofía, poesía y memoria;
Borges, Darío y otras literaturas;
Revolución Religión y Cultura; análisis antropológico de
las ideologías de la liberación de América Latina en los 60. Y, entre los libros de
narrativa:
Cuentos perdidos;
Ficciones en el Museo de la Risa; y
La felicidad de las sombras.
P. Parece ser que usted meditaba desde su aeroplano sobre la transitoriedad y las
contradicciones de la existencia y, de ahí surge, la obra poética
Hombre del aire. ¿Cree que a
cientos de metros sobre el suelo es un buen lugar para pensar y crear poesías?
LAA: Los numerosos y largos vuelos, no como piloto sino como pasajero, proveyeron ese tiempo y
espacio especial en el que cotejaba a la musa de la lectura y me brotaban las gotas de los
versos, párrafos, buscando, entre impulsos contrarios, la conjugación existencial del ser y no
ser, de lo que es y lo que debería ser, el principio y fin de la vida, angustia y logro en el
sentido del tiempo, tocando el fondo de la humanidad. Me resulta un lugar fantástico para ver
con el corazón mi propia existencia, el mundo, con la libertad del cielo infinito; lo llamo en
uno de mis poemarios “escape elemental”.
P. ¿En qué momento de su vida se aficionó por la aviación? ¿Por qué se decidió a dar ese paso?
¿Qué importancia supuso esta afición para su producción lírica?
LAA: A los treinta años. Fui piloto privado por unas décadas solamente a raíz de mi desarrollo
empresarial en el campo de la aeronáutica. Los viajes me permitieron encuentros y experiencias
claves para mi vida literaria, desde compartir Congresos, encuentros con grandes figuras
literarias, hasta
poder esbozar mis propios textos, mis discurso de vida, en la lírica que nos describe a los
escritores actuales; como decía Borges, toda escritura es, al fin y al cabo, autobiográfica.
Los críticos, como José López Rueda, en su artículo “Poeta Aviador’ en el Diario de las
Américas, aludieron a esta característica. Y de allí los vuelos, las alas, el aire, países,
cielos, mares, hallazgos, desahogos, gozos, dolores, caídas, rebeldías, rumbos de amor y
muerte que recogen mis poemas con diferentes epígrafes, fechas y lugares.
P: ¿Cuándo dio el paso de ser un simple aficionado a empresario de la aviación? ¿Qué empresa
tiene?
LAA: Cuando decidí dejar las burocracias e independizarme siendo dueño de mis propias
decisiones, aciertos y desaciertos. La empresa que tuve, porque fue comprada en el año 2001,
se llamó AIM (Aerospace International Marketing) y como el nombre lo indica se dedicaba a
proveer apoyo logístico y comercializar diversos elementos de aviones internacionalmente,
representando a empresas y usuarios en el ramo.
P. Otro poemario suyo que me parece interesante es el que se titula
Poemas desterrados. ¿Qué
quiso reflejar con este título? ¿Quizá que nadie puede evitar el destierro o el exilio
interior o exterior y que hemos perdido para siempre el paraíso?
LAA: Poemas desterrados es un libro que parte de ese sentimiento ontológico del paraíso
perdido. De “irse de” las raíces, del lugar, cultura que lo identifica a uno como individuo y
como miembro de una comunidad, para “estar” en una existencia, una sociedad en la que uno no
pertenece del todo, como en el amor o la muerte, como en la tierra o el cielo, en la
identidad, des-identidad o identidad compartida. Es un libro de viajes no sólo de y hacia
lugares, sino también desde afuera a la intimidad del poeta y viceversa. Producto de lo que
decía el filósofo Kolakowski en cuanto “la creación es hija de la inseguridad, de alguna clase
de exilio, de la experiencia del lugar perdido.”
P. En una de sus últimas obras poéticas,
La arqueología del viento, parece como si se
encontrarse a gusto en el cielo rodeado de las estrellas que considera un lugar creciente y
habría superado todo abismo y la medida de su cumbre. ¿Cómo podríamos interpretar exactamente
lo que nos quiere decir en Arqueología del viento?
LAA: Escarbar lo volátil, lo que cambia, lo que vuela, la ironía y paradojas de lo que somos
sin ser, la incertidumbre cierta e imprevisible del cielo y el abismo. Son inquietudes de la
búsqueda de los vestigios y presagios entre el amor y la muerte, la dignidad de la piedra que
no es tal, porque en su silencio habla, en la majestad de su dureza, se deshace, sin pudrirse,
en un tango, en el Dios desconocido de la Amistad, en ser casa de vida excitante, en la avidez
de las raíces y los deseos.
P. En su última obra poética
Homenaje al Camino, hace un recorrido, de forma transgresora, por
los recuerdos de su tierra y de personas queridas o admiradas por usted. Pienso que busca la
realidad humana, naturaleza de la realidad poética como visión del ser humano en el tiempo
vinculando la realidad y la fantasía. ¿Podríamos decir que este poemario pretende recuperar su
pasado tal vez un tanto olvidado?
LAA: El pasado siempre se encuentra en el presente del texto poético en ese caminar por
nosotros mismos que “se hace al andar” en el verso de Machado y la canción de Serrat.
Curiosamente el poeta laureado, Robert Pinsky, en la relectura de su ensayo introductorio a la
versión bilingüe titulada “Paseo del filósofo”, destacó ese reflorecimiento de un modo de
cultivar amorosamente el entendimiento y la reflexión sobre la experiencia humana. Como todo
discurso poético intenta expresar con imágenes lo que fue, lo que es y lo que debiera ser en
un momento único. Los títulos marcan la pauta: “Destino”, “La península de lo nuestro”,
“Herido de ti”, “Marco mi ciudad con el amor”, “Condición de vida”, “Paseo por el río”, “La
sublevación del silencio”, “Epitafio de las ruinas”, “Punto de partida”, entre otros.
P. ¿Por qué poemario, de los 17 que ha publicado, se decanta usted?
LAA: Me inclino a que los lectores y críticos me sorprendan con sus propias decantaciones.
Personalmente, fueron increíbles los descubrimientos que experimenté en la relectura de los 40
años de creación poética compilados en
En el Jardín de los vientos. Obra poética 1974-2014 y los
poemas que citaron sus reseñadores, muchos de ellos irreconocibles y olvidados, sin siquiera
recordar el haberlos creado y admirado de su inesperada vigencia. Disfruté La Arqueología del
viento y Todos somos Whitman, vengándome de la insistencia del maestro a que lo destruyan, el
Cosmos del ahora eterno.
P. ¿Qué escritores fueron sus maestros al inicio de su obra literaria? ¿Cuáles son los
escritores que más admira actualmente?
LAA: Es un manantial inagotable. Empieza con el César Vallejo del regalo de mi madre, luego
Jorge Luis Borges, los poetas de la Generación del 27, Rafael Alberti (con quien dialogué en
Madrid), Vicente Aleixandre, Ángel González. Entre los estadounidenses William Carlos
Williams, Emily Dickinson, Walt Whitman cuya traducción de 104 ensayos relacionados con su
Canto de mí mismo inspiró mi ultimo poemario publicado
Todos somos Whitman. Además de los
mencionados, he escrito sobre Rubén Darío (y me honra haber sido nombrado miembro honorario de
su Instituto y Patrimonio cultural), Gabriela Mistral, Antonio Machado, Paul Celan, la
literatura hispana de los Estados Unidos. En el campo de la filosofía Nietzsche, Heidegger,
Hegel, Paul Ricouer y el realismo aristotélico-tomista. En el área de pedagogía social, Pablo
Freire y Jean Piaget (con quienes estuve en un Congreso y en una de mis ceremonias de
graduación respectivamente a principios de los 70). Para acabar con un largo y apegado
etcétera que sigue alimentándose de musas inspiradoras en la actualidad como Robert Pinsky,
Juan Felipe Herrera, Juan Zurita, Eduardo Galeano, Elena Poniatowska y muchos otros, a quienes
admiro, leo y aprecio en nuestra amistad.
P. En los últimos años ha escrito varios libros. Tal vez el que está teniendo más aceptación,
en los últimos meses, entre los lectores sea el titulado
Estados Unidos Hispano. ¿Qué nos
puede decir de esta obra? ¿Hasta qué punto lo latino incide en la sociedad norteamericana?
LAA: Estados Unidos Hispano es un libro que recoge ensayos y comparte descubrimientos,
anécdotas, datos históricos sobre la presencia, cultura, historia, idioma hispano de los
Estados Unidos: la importancia de nuestra identidad bilingüe, la incidencia del español que se
habla en el territorio estadounidense desde el 1513, con asentamientos, misiones, eventos
hispanos a lo largo y ancho del país un siglo antes de que llegasen los peregrinos. La primera
ciudad se llama San Agustín (1565). Muchos estados fueron hispanos por décadas y décadas
después de la Independencia. El creador de nuestro país, Thomas Jefferson (como trata el
Capítulo III), hablaba español y obligaba a sus hijas y allegados a que aprendiesen español,
leyendo 10 páginas del Quijote de la Mancha en español diariamente. Nuestro vate icónico, Walt
Whitman (como lo documento en el Capítulo IV) sostiene la importancia del elemento hispano para
la nacionalidad americana. El Capítulo V desarrolla un panorama pormenorizado de la literatura
escrita en español en los EE.UU. desde comienzos del 1500 hasta el presente en los géneros
poéticos, de narrativa, novela, ensayo, teatro, con primicias, como la puesta en escena de la
primera obra de Teatro en los Estados Unidos. Imposible resumir todo lo que abarca esta obra
que ha sido recibida con entusiasmo y ya se usa como referencia en algunas instituciones.
Espero que la versión inglesa sirva para ilustrar a la población anglosajona sobre su propia
historia y hechos como el que Jefferson optó por la moneda española (y sus símbolos en el
dólar, palabra española) y no la libra esterlina. De hecho muchos de los que firman hoy los
dólares (compruébenlo) son de origen hispano. En fin, innumerables textos entretenidos que
documentan la histórica y la creciente presencia e influencia hispana en todos los ámbitos de
Estados Unidos (político, social, económico, cultural, demográfico) con proyecciones
impresionantes. No se puede hablar de la América hispana sin incluir a los Estados Unidos,
como afirman Paz Soldán y Alberto Fuguet.
P. ¿Cuándo veremos su próxima obra literaria? ¿Será un libro de poemas, de ensayo, de
cuentos…?
LAA: A pesar de la etimológica y dudosa atribución de vate, no puedo vaticinar el futuro, solo
desearlo. Este año saldrá la edición bilingüe de Todos somos Whitman / We are all Whitman,
publicada por Arte Público Press de la Universidad de Houston. También la versión en inglés de
Estados Unidos Hispano. Permanecen en línea, entre otros, los libros de ensayo Filosofía,
poesía y memoria; Borges, Darío y otras literaturas; además del ya mencionado Revolución
Religión y Cultura; análisis antropológico de las ideologías de la liberación de América
Latina en los 60’. Entre los libros de narrativa: Ficciones en el Museo de la Risa; y de
poesía El circo de cada día y La enseñanza del giro. Falta la magia de que aparezca una
editorial que los resucite publicándolos.
P. ¿Qué opinión tiene de nuestro país, España? ¿Cuándo nos visitó por última vez?
LAA: El año pasado (2015), con motivo de la presentación de mi Obra Poética 1974-2014, En el
Jardín de los vientos (2014) por parte de Carmen Ruiz de Barrionuevo y Alfredo Alencart en la
Universidad de Salamanca; luego el reconocimiento de la Casa de Extremadura en Alcalá de
Guadaira, proximidades de Sevilla, la participación invitado por Chema Castillo en el homenaje
a Jaime Gil de Biedma en la Universidad Complutense de Madrid y la presentación de la
Antología publicada por Lord Byron en el Café Comercial, celebrando el día del libro en
Madrid. Me encanta, como lo poetizo en mi “Oda a España”, su historia, su cultura, su sangre
que es mi sangre. La he recorrido desde sur a norte, este a oeste: Andalucía con el embrujo de
“Córdoba la Andaluza”, Granada, Sevilla, donde el colectivo Gallo de Vidrio publicó hace casi
30 años mi poemario Oda Ensimismada y la Junta de Cultura de Andalucía me honró con un
reconocimiento; las bellas ciudades del país vasco, camino de Santiago, Barcelona, las costas
del sur y el mediterráneo, Murcia donde estuve con José María Álvarez y Francisco Brines,
Madrid –para mí una de las capitales más hermosa del mundo-, con los amigos de la Asociación
Prometeo de Poesía, y mi participación en la Biblioteca Nacional de España en el Programa de
Poetas en vivo y en el Café Gijón de donde surge el premio en el 2004 de la TVE por mis poemas
de la soledad; en fin, sería interminable. El país del Quijote, Cervantes, Quevedo, lleno de
esa vida de idealismo, generosidad, dolores, virtudes y defectos, que amo, sufro, gozo y vivo
fascinado.
Para finalizar esta entrevista, le doy las gracias más efusivas al poeta Luis Alberto por su
predisposición y amabilidad y me despido con uno de sus breves poemas en el que el poeta
Ambroggio apuesta por la vida incluso después de la muerte.
TRASCENDENCIA
No te rías de mí, muerte maldita
con tu sarcasmo de calavera maquiavélica;
no creas que has ganado a la existencia
porque mi vida ya la tienen otros
y en mi tumba, crecerán flores salvajes.
si mis huesos serán cenizas
mí alma se quedará en poemas.
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