El tejo es una especie arbórea mítica en Asturias, como sucede en otras regiones de España y
Europa. En muchos pueblos de Asturias, un tejo de gran porte es el protagonista de la vida
comunitaria, y un representante de toda una tradición en la que el viejo árbol era símbolo de
acuerdo y entendimiento entre los hombres. Muchos de estos ejemplares de tejo sustituyen o son
descendientes de otros situados en los mismos lugares, sitios que es probable que hayan sido
espacios de culto antes de la extensión de la religión cristiana.
Los pueblos celtas veneraban al tejo dado que formaba parte de algunos de sus rituales al ser
considerado un árbol sagrado, probablemente debido a la extraordinaria longevidad de la
planta, que la hace parecer inmortal. Los druidas con sus ramas hacían bastones “mágicos” y
con palillos de tejo adivinaban el futuro. La llegada del cristianismo no cambió este aura
mística del tejo. Los cristianos, a menudo, construyeron sus iglesias y cementerios al lado de
tejos que ya habían sido sagrados para los celtas. Por esta misma razón, en España, ha sido
plantado profusamente en la Cornisa Cantábrica al abrigo de ermitas, iglesias y cementerios
desde tiempos remotos, como símbolo de la trascendencia de la muerte, y es habitual
encontrarlo en las plazas de los pueblos lugar de reunión y encuentro de vecinos, lugar
sagrado en el que se hacía la asamblea, la ley y la fiesta. Emblema, lugar común, legado vivo
que debemos conservar, regenerar y transmitir íntegramente a las futuras generaciones.
Según nos dice Andy McGeeney: “Los tejos no sólo representan la atemporalidad, son bellos a su
propia manera y esta cualidad, difícilmente explicable, puede ser entendida por gente de todas
las culturas donde habita”.
Existen cientos de leyendas sobre este árbol mitológico ancestral. Una leyenda irlandesa
relata que para casarse con una doncella, era condición indispensable que el pretendiente
trajera, la rama de acebo, la flor de caléndula y las bayas carmesíes del tejo. Se encuentran
en el Círculo de Piedra del poder, en el lejano Donn Thir (tierra parda), en el Mar Occidental
y este viaje de ida y vuelta debía realizarse en un día y una noche. La sin par Fiongalla
espera anhelante que su amado Feargal realice la proeza y el héroe llega, tras múltiples
aventuras, a un bosquecillo de árboles viejos como el mundo y encuentra un monumento
megalítico en el interior de un círculo de poderosas piedras. Allí está la rama de acebo y el
tejo que da bayas y a sus pies la caléndula... (An Braon Suan Or, El Broche de oro del Sueño).
En esta misma región irlandesa se recitaba el romance de Naoise y Deirdre, que cuenta la
historia de dos amantes desdichados. Hasta en la muerte quisieron mantenerlos separados y
clavaron sus cadáveres con estacas de tejo. Pero las estacas arraigaron y los dos árboles
espléndidos pudieron abrazarse al fin para siempre sobre la catedral de Armagh.
Hoy en día, los tejos son una especie de árbol en extinción. En mi concejo de Siero he visto y
reconocido a tan solo 15, casi todos ellos al lado de una iglesia y no en muy buen estado de
conservación. En toda Asturias existen unos cuantos cientos sin formar bosques ya que los
existentes actualmente se asientan individualmente o de dos en dos.
Posiblemente dentro de unas cuantas décadas hayan desaparecido de Asturias y de toda España
por la dejadez de las personas y de la administración, a pesar de los esfuerzos realizados por
los grupos y asociaciones como Los Amigos del texu cuyo trabajo es impagable. Me da pena, me
deprime ver como una especie milenaria y autóctona de nuestro paisaje natural va lentamente
desapareciendo. Yo le animo a que resista las frías heladas y los fuertes vientos para que
siga esperando la primavera y el canto de las aves en sus ilimitadas ramas:
EL TEXU
(Poema)
Enorme árbol que con tu copa llegas al cielo
y tus ramajes se alargan hasta el infinito
adentras tus raíces hasta el profundo cieno
para dar tu vida a los druidas y magos célticos.
Es tu base ancestral asamblea popular
en donde se oraban de pleitos y justicias
buscando bajo tu sombra la justa sentencia
que alimenta esa savia de los siglos vividos.
¡Oh, árbol milenario por celtas adorado!
ojalá hacha asesina alguna pueda mutilarte
para seguir mirándonos desde lo más alto.
No permitas que ni el frío o viento te derrumbe
piensa que en la primavera, aves cantarán
volviendo a colgar sus nidos de tus largas ramas.
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