Indiferencia

Escribo esto como si fuera un monumento a la maldita indiferencia,
pero ¿qué puedo hacer yo? ¿qué hacer?
Mientras escribo esto yo aquí con mi mate, luz y gas,
mis nauseas están a la vista,
sin embargo, como para que aumenten mis náuseas
escucho, como si nada,
que un dios de estos, ha llamado a la licitación a un país entero
para el bienestar de sus ciudadanos y del mundo,
eso sí, estamos estimando los millones de dolores individuales
para mandar alimento mientras restablecemos la “verdad”.
Entonces, todo se aclara, el espíritu de la humanidad
toma cuerpo y forma,
por lo menos los dioses humanos ya no se cuidan de
ocultar y decir lo que van hacer,
al fin la humanidad progresa.
Sin embargo yo, sigo aquí con mi mate, luz y gas,
mientras tanto en este mismo momento,
en un lugar remoto de/para mí,
un niño y su madre toman sus armas y sus lágrimas,
resistiendo la humana indiferencia
de los dioses norolímpicos.


Tiempo

La costumbre es hermana del tiempo,
vida y muerte, todo ahí,
bolsa en que arrastro y llevo mi vida,
amor y tristeza, todo ahí,
en un mismo instante,
lágrima que se corta en el suelo
o risa nueva que se seca en el suelo,
cada instante es la muerte misma,
cada instante es mi vida que toca a la puerta,
instante que es yuyo de mi vida,
silencioso como la flor al crecer
o como arena al correr.