Ángel Gracia nació en Zaragoza en 1970. Es escritor, poeta y programador cultural. Escribió
libros de poesía: Estigma (1993), Escultura de la nieve, (1994), Valhondo (2003), Libro de los
ibones (2005) y Arar (2010); dos novelas: Pastoral (2007) y Campo Rojo (2015) y un libro de
recopilación de artículos titulado Destino y trazo (en bici por Aragón), (2009). Juan Bolea
dice del escritor aragonés, en su columna Sala de máquinas de El Periódico (20 de marzo de
2015) que: “me parecen admirables muchas cosas, que podrían resumirse en su capacidad de
trabajo –es una auténtica máquina de programar y en su peculiar manera de mirar la vida, con
esa mezcla tan suya de escepticismo e interés, de análisis y humor, de compromiso y
distancia”.
Los textos de Ángel Gracia, más allá de su forma, son un delicado trabajo literario que
siempre conlleva una catarsis personal y la manufactura del lenguaje, muchas veces duro y
cruel, como si formara parte de la naturaleza.

ENTREVISTA AL ESCRITOR ARAGONÉS ÁNGEL GRACIA
P. Usted nació en el arrabal de la ciudad de Zaragoza. ¿Qué recuerda de su niñez y juventud?
No nací en el arrabal, sino en otro barrio, en todo caso también popular. Durante mi infancia
y adolescencia viví en un barrio obrero (así se llamaba en los años 80). Fábricas, pisos
enanos y mal construidos, descampados. El lenguaje evoluciona con la sociedad. Actualmente el
término “obrero” está en desuso, se dice más bien “trabajador”. Cada vez hay menos operarios
en las fábricas y también menos fábricas. Un barrio de trabajadores; gente trabajadora,
decimos. Nuestros padres (los de finales de los 70 y principios de los 80, que es cuando se
desarrolla la novela) eran obreros de fábricas o peones de obra. Ahora, cuando los padres (y
madres) no son de clase media, se les llama “trabajadores”, “empleados” del sector servicios
en su mayoría.
El recuerdo más poderoso que conservo de aquella época es la profunda conciencia de clase.
Nosotros, mi familia, mis vecinos y mis compañeros de colegio, éramos de clase baja. Quizás no
éramos los más pobres (estos ni siquiera tenían trabajo), pero sí parte de ese sufrido
proletariado de la época. La sociedad clasificaba a las familias según el dinero de cada una,
eso me quedó claro desde el principio. Así eran las reglas: había un arriba y un abajo.
P. ¿En qué momento de su vida sintió la necesidad de escribir? ¿Por qué sus primeras obras
literarias son libros de poemas?
Al principio escribí de todo: poesía, cuentos, esbozos de novelas, incluso teatro. Otra cosa
es que, efectivamente, los primeros libros que publiqué eran (son, no he renegado de ellos)
poemarios. A la literatura se llega por el lenguaje. Y la poesía es, sin duda, la esencia del
lenguaje.
P. ¿Cuáles son sus escritores favoritos? ¿Se inspira en ellos para la realización de sus obras
literarias?
La escritura emana de la lectura y la desborda. El ciclo es natural y constante: el agua va
del mar a las nubes y luego de las nubes regresa a la tierra y el mar. Todos los escritores
escriben (escribimos) gracias a los procesos de evaporación, condensación y precipitación.
P. Usted fue galardonado con el XVII Premio Santa Isabel de Portugal de Poesía con su libro de
poemas Valhondo. ¿Qué pretendía trasmitir a los lectores a través de este poemario?
Mi tormentosa relación con el lenguaje, es decir, con el silencio.
P. ¿Por qué alterna la poesía con la novela? ¿Qué prefiere más escribir poemas o novelas?
Mi lugar preferido es el silencio, mis amigos lo saben, pero la mayor parte de ellos son
escritores, profesores, críticos o apasionados de la literatura y al final uno acaba
envenenado de literatura. No sé muy bien por qué ni para quién escribo. Mejor no saberlo. En
todo caso, no creo en la división entre géneros literarios. Pienso en un libro y esa obra pide
una u otra forma y estructura.
P. ¿Cuál de sus obras literarias es su favorita? ¿Por qué?
Solo pienso en el libro que llevo entre manos. Siempre estoy dándole vueltas al siguiente
texto, nunca a los anteriores, sobre todo si están ya publicados.
P. En el libro de poesía Arar hay un poema que a mí me encanta especialmente; lleva por
título: “Fuente de los Machos”. ¿Qué pretende reflejar en sus versos?
Creo que el tema esencial del poema es la herencia, el legado vital. La transmisión de padres
a hijos del conocimiento y los valores. Esto puede ser también una metáfora de la literatura,
de la relación entre maestros y alumnos.
P. ¿Qué nos puede decir de su viaje por las tierras de Aragón en bicicleta? ¿Cómo surgió este
proyecto?
Ente los doce y dieciséis años me recorrí en bici todos los caminos de la comarca de la que
era originaria mi familia. Todo empezó allí. Lo demás (publicar en Heraldo de Aragón) es
anecdótico.
P. Su primera novela Pastoral fue galardonada con el Premio de Narrativa de la Universidad de
Zaragoza. Pienso que esta novela pretende ahondar en el pasado de familiares, conocidos,
humildes pastores que recorrían campos y caminos padeciendo hambre, frío y a través de sus
páginas va explorando territorios del pasado pero, al mismo tiempo, pretende superar los
tiempos pasados para buscar una salida hacia el futuro. ¿No es así?
El tema, de nuevo, vuelve a ser la herencia y el legado. De dónde vengo para saber quién soy.
Y sobre todo para saber quién no soy, para saber quién no debo llegar a ser nunca, pase lo que
pase. Uno no debe traicionar nunca a sus orígenes.
P. La última novela titulada Campo Rojo fue publicada en marzo de 2015. Su temática es muy
distinta a Pastoral ya que trata del mundo de la infancia que usted refleja en el ámbito
escolar rompiendo el estereotipo de “infancia feliz” para situarla en un ambiente enrarecido,
duro, donde el acoso escolar estaba en el orden del día. ¿Tiene algo de autobiográfica esta
novela? ¿Con cuál de los personajes se identificaría?
Si una novela es autobiográfica o no solo interesa desde un punto de vista periodístico
amarillista o sensacionalista, nunca desde la literatura. Cuando uno escribe se da cuenta de
que las reglas de verosimilitud en la ficción son muy distintas a las de la vida. La realidad
es hiperbólica, muy exagerada. La novela requiere un ejercicio de enorme contención. No hay
que contar todo lo que uno sabe.
En cuanto a la identificación con los personajes de la novela, la verdad es que solo me
identifico con el autor, con la segunda persona que narra la historia, con ese punto de vista.
Yo, el autor, soy “todos” los personajes de Campo Rojo.
P. ¿Está teniendo buena crítica su novela Campo Rojo?
En la web de la editorial Candaya se pueden encontrar enlaces con noticias, reseñas,
entrevistas y opiniones sobre el libro. Creo que es una novela que interpela al lector, hace
preguntas, obliga a tomar partido.
P. ¿Qué obra literaria tiene en mente para publicar en los próximos meses? ¿Será un libro de
poesía o una novela?
En el futuro más próximo no tengo previsto publicar nada. Pero seguro que pronto regresaré. Ya
se sabe que la cabra tira al monte.
Muchas gracias Ángel por haberme concedido esta entrevista para los lectores de
Arena y Cal
que, estoy seguro, pasarán un rato agradable sabiendo un poco de tu vida y también de tu
interesante obra literaria. Que tengas suerte, tanto en la crítica como en el número de
lectores, con tu última novela “Campo Rojo”.
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