EL BOLSILLO DEL ÁNGEL

(Ilustración: Ray Respall Rojas)
Una muchacha en el parque le dijo, señalando al cielo: “¿Vio? Los ángeles escondieron la
lluvia en sus bolsillos”. No le respondió. Camino a casa, se percató de que necesitaba creer
en algo, ¿en los ángeles, para comenzar? Se dedicó a buscarlos entre la multitud, fue a los
lugares olvidados, donde están los que sufren.
Conoció el dolor, la pobreza, la soledad, el desamor… Tantas penas que quiso ayudar a hacerlas
más llevaderas. A veces basta una mirada, un abrazo, una palabra de consuelo. Entendió que no
necesitaba una visión celestial para sustentar su fe, le bastaba sentirse bien con él mismo y,
para lograrlo, siguió volcándose en la felicidad ajena.
Llegada su última hora, vio un ángel que lo miraba desde el espejo. Tomó las nubes con la
punta de los dedos y las guardó en el bolsillo del pijama. El sol le regaló el mejor de sus
ocasos.
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ELECCIÓN

(Ilustración: Julián Alpízar Blanca)
“¿Estás seguro de tu decisión? Conocerás el placer, pero también el dolor. Los sentidos te
engañarán a la vez que te proporcionen deleite efímero. No puedo favorecerte, ni siquiera por
los méritos acumulados. Llegarás sin dinero, sin idea de cómo serás recibido. No sabes si le
agradarás, si serás un capricho, si serás rechazado. No puedo garantizarte que el amor exista,
tal y como lo concibes. Y… esta es la parte que hizo retroceder a los que tomaron antes esa
excéntrica elección: tu memoria será borrada. No sabrás quién fuiste, no tendrás certeza de mi
existencia. Aún si me llamases, no sabrás si eres escuchado; no escucharás mi voz ni siquiera
en tu momento más oscuro. Solo puedo asegurarte que encontrarás a esa mujer que te ha hecho
enloquecer… apenas porque la salvaste de una caída mil veces más leve que la que estás a punto
de sufrir”.
“Con eso me basta”, respondió el ángel y se lanzó al abismo.
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