El rol social:
Todo el mundo sabe el papel que desempeña un actor en el teatro. El actor asume temporalmente
la personalidad y el comportamiento de un carácter ficticio, cuando desempeña su papel.
El concepto de rol social es análogo al del papel dramático, con la única diferencia que en el
rol social la persona se representa a sí misma. Sus principales características son:
1- El rol social no es ficticio ni temporal.
2- Es un rol aprendido en un proceso de socialización y que se desempeña en los diferentes
grupos en que participan las personas.
3- Las personas asumen el rol de forma indefinida.
4- Cada persona tiene diversos roles que están entretejidos y profundamente afincados en sus
habituales formas de pensar y obrar.
Es evidente que los roles sociales no existen de manera aislada. Carece de sentido hablar de
ellos si no es con relación a los roles de otros. Los diferentes roles sociales que desempeña
un individuo están relacionados entre sí dentro de su propia personalidad y separada o
conjuntamente, en conexión con los de otras personas. Esta conexión con los demás, prueba que
los roles son complementarios. En este sentido se puede decir que las relaciones existen entre
los roles más que entre las personas.
Los roles sociales son muy numerosos y ninguna persona es capaz de desempeñar todos los que
existen. La sociedad debe proporcionar cierto mecanismo por medio del cual se ponga en
contacto la persona y el rol.
Estos roles pueden llegar al individuo de dos formas: asunción o asignación.
Una persona adquiere un rol por asunción cuando lo adopta voluntariamente, por decisión
individual; por ejemplo, en el matrimonio las partes contrayentes asumen los roles de esposa y
esposo. Se asumen los roles cuando uno decide seguir una profesión en lugar de otra, estudiar
en la universidad en lugar de buscar un empleo lucrativo, o solicitar la admisión a algún
cargo en determinados grupos. En los roles por asignación suele existir consenso por parte de
quienes asignan los roles y de las personas que los asumen.
En un momento u otro, cada individuo desempeña un determinado papel social en cada uno de los
diferentes grupos en que participa: familiares, educativos, económicos, políticos, religiosos
o recreativos.
Cada persona desempeña por lo menos tantos roles sociales como grupos en los que participa.
Dentro de un género clasificatorio hay que distinguir entre grandes roles y roles subalternos;
por ejemplo, dentro del rol correspondiente a la educación una persona puede desempeñar el
subrol de estudiante, docente, rector, decano; dentro del rol político una persona puede ser
elector, contribuyente ordinario o tener que realizar alguna función asignada o elegida.
Si bien el rol más estimado en una sociedad puede ser aquel con el que una persona realiza su
actividad profesional, la situación concreta puede indicar otros roles claves. El rol clave de
un adulto puede ser económico, mientras que el de su hija o hijo adolescente es el de
estudiante y el de su mujer el de madre.
El político de profesión, el que tiene un cargo religioso y el deportista o entrenador se
ganan la vida en los diversos grandes grupos y sus roles claves se consideran el político,
religioso y recreativo respectivamente, más que el económico.
El rol del deportista profesional:
El deportista de profesión no es sólo un símbolo de riqueza de una nación o una prueba de que
en un país hay suficiente dinero para mantener a los que los divierten y para tener tiempo
libre para verlos actuar; representa también el valor de la competición como un bien en sí
mismo.
Este espíritu sano de la competición se extiende desde el campo del recreo a los negocios, la
política, la enseñanza y la religión. Se cuenta con que las personas sean capaces de emprender
varias acciones, y que también sepan perder en su caso. He aquí algunas cualidades de los
deportistas profesionales:
1- Cualidades físicas: fuerza, agilidad, resistencia y habilidad. Estas diferentes capacidades
requieren especial entrenamiento, dado que las exigencias difieren de deporte a deporte, por
ejemplo, entre la lucha y el tenis. A veces se dice que el valor o el coraje suplen la falta
de resistencia física, pero esto es muy discutible en el ámbito profesional.
2- La aptitud deportiva es una ventaja económica que se trata como un artículo escaso. La
oferta no parece satisfacer nunca a la demanda; se vende al mayor postor, que generalmente es
una especie de manager o empresario, y cuando el consumidor directo, que es el público, no
paga por el producto, éste queda descartado. Los mismos deportistas se percatan de este hecho,
y tratan de sacar el mayor partido posible a sus aptitudes mientras duran.
3- A medida que los deportes se hacen más complejos e institucionalizados, el deportista deja
de ser un agente independiente que trata sus propios negocios. En algunos casos está
representado por las asociaciones de jugadores, pero tiene poco que decir acerca del tiempo y
lugar en que ha de actuar. Incluso, en su actuación efectiva sigue las indicaciones de
entrenadores, árbitros, jefes de equipo y empresarios. En la mayoría de los otros roles
sociales, cuanto más se eleva una persona, tanto mayor libertad de decisión tiene, mientras
que en el caso de los ases del deporte parece suceder precisamente lo contrario. Es una
valiosa propiedad que debe administrarse con el mayor cuidado.
4- El rol social del deportista exige ciertas pautas de comportamiento en relación con el
público en general. Los deportistas deben mantenerse alejados de los jugadores de azar y
gánster, los escritores deportivos defienden, por lo general, esta imagen de ejemplar
limpieza destinada a los jóvenes de la nación. Los agentes de prensa ensalzan sus virtudes y
disimulan sus faltas, a menos que sean muy notorias. Esta responsabilidad pública es un
indicio de que los deportes poseen todavía una connotación moral entre los valores culturales
de cualquier nación.
5- Las exigencias del rol social del deportista varían según los diferentes públicos ante los
que actúa.
Los deportes varían en su status social por el hecho de dirigirse a personas en diferentes
niveles de estratificación. En una jerarquía descendente de posición se pueden clasificar, a
grandes rasgos, los deportes más populares en América: tenis, golf, baloncesto, hockey,
fútbol, béisbol, boxeo, lucha y carreras de caballos. Un as del tenis juega para un público
diferente al de un as de la lucha.
6- Por ser los deportes en esencia competiciones, el deportista debe situarse en una parte u
otra y tener relaciones con los otros deportistas. En deportes en equipo, como el béisbol o el
hockey, debe ser cortés y leal con los contrarios tanto en el campo como fuera de él. Incluso
en competiciones individuales en las que se trata de dejar fuera de juego al adversario, se
exige que el púgil se comporte como un caballero.
El deportista de profesión debe representar el rol de personaje público. Para los que le
siguen es un ídolo que firma autógrafos, trabaja en obras benéficas y es aclamado como un
héroe. Forma parte de la condición social del deportista, el ser blanco tanto de los elogios
como de los vituperios.
Si hoy día el fútbol es el máximo exponente del espectáculo, se debe a que representa, sobre
todo, una teatralización de los valores principales del mundo
contemporáneo: la competitividad y el papel de la suerte, factores ambos que determinan los
resultados de los partidos así como su desenvolvimiento.
En las competiciones deportivas, según Alfonso Eiré (julio de 1994), "para que una
representación sea interesante hay que tener escogido un campo, tomar partido. Si no se elige
un bando, que se hace propio, no hay emoción". 1
La homogeneidad no existe entre los seguidores de los clubes. Los espectadores reproducen en
las bancadas ciertos aspectos de la división social de la ciudad. Los comportamientos de cada
uno se corresponden con su posición social.
Pese a esas diferencias tan marcadas en otros aspectos de la vida, en las ciudades existe un
clima globalizador con relación a las competiciones de fútbol, clima que se transmite al club.
Esta sensación no sólo se recoge en las bancadas, si bien es ahí donde el intercambio de
emociones se vuelve más intenso.
Esa afición por el fútbol se deja ver en las calles, en los rostros pintados de los que
celebran el triunfo de su equipo y que se bañan en las fuentes de sus ciudades o en aquellos
que entonan a coro diversos cánticos, al tiempo que visten atuendos, como bufandas, camisas,
pantalones y gorros con los colores representativos del equipo que siguen. Esta afición
transmite sus valores, su idiosincrasia y clima social al campo de juego, influyendo en
tácticas, técnicas y resultados.
Pero aunque es importante la animación de los equipos, se puede plantear la pregunta de si es
sólo esa animación la que origina el éxito o el fracaso de los encuentros. En realidad, la
afición ayuda, pero son los propios jugadores los que pueden lograr o no la victoria. Los
jugadores reconocen que el primer elemento que ayuda o no a ganar un partido es la directiva.
Entre las funciones de la directiva a la hora de disputarse un partido están:
1- Imprimir personalidad al club.
2- Marcar las metas a alcanzar poniendo los elementos indispensables para lograrlo.
3- Confeccionar el plantel de actores futbolísticos y transmitirles la táctica y la estrategia
que deben utilizar en el juego.
Notas:
1 EIRÉ, Alfonso: "O fútbol, un estado de ánimo". Cuadernos A nosa Terra nº 17. Edita
Promociones Culturales Gallegas. Santiago de Compostela. Julio de 1994. 64 págs. Pág. 4
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