El “crimen” de pretender ganarse la vida
En Argentina se llama “manteros” a las personas que, carentes de inserción en el sistema
laboral legítimo, colocan una manta en el piso sobre las veredas de las avenidas y ofrecen su
mercancía, lo que les permitirá llevar el pan a su casa de tener la suerte de cumplir el
objetivo imperioso de algunas ventas diarias. Muchas veces se trata de artesanías de bajísimo
precio, pero que de venderse, ayudará en este sistema excluyente, a paliar una mínima
necesidad.
Muchas cosas se dicen, por ejemplo que son ilegales, lo que podría ser real teniendo en cuenta
que nadie les brindó la oportunidad de convertirse en legales, es decir, de tener un trabajo
legítimo. Pero ojo, ser ilegal en ese sentido no convierte a un mantero en un delincuente; de
tener acceso a otras oportunidades seguramente gozarían de ello, lo que les permitiría
quitarse el estigma aplicado desde la inconciencia, la brutalidad ideológica que va de la mano
de la ignorancia más supina.
Esta mañana del 10 de enero de 2017, cumpliendo con la bajada de línea pública que realizó
hace unos días el Jefe de gobierno porteño, respecto a la descripción de ese sector de
trabajadores informales, un brutal despliegue policial con hombres pertrechados como para ir a
una guerra con una potencia extranjera, arremetió con el fin de desalojar a los vendedores
ambulantes.
El artilugio falaz que esgrimen es el “respeto al espacio público” que se enfrenta
sanguinariamente con el elemental derecho a comer de los más pobres, algo enmarcado en los
parámetros de los derechos humanos bá-si-cos.
Un diario de amplia tirada califica a los manteros como “..una organización mafiosa que mueve
2.200 millones de pesos por mes…” y agrega “…esta semana, la Cámara Argentina de Comercio
(CAC) detectó 2.827 puestos de venta ilegal callejera en la ciudad de Buenos Aires, lo que
representó un aumento del 3,4% respecto a octubre y de casi un 56% en términos interanuales”
lo que me deja una duda flotando:
¿Tantos puestos de venta ilegal no representan de por sí una calamitosa situación económica
que tiene responsables NO manteros?
¿Alguien que tenga trabajo legítimo se convierte en vendedor ambulante o será un expulsado
dentro de un sistema réprobo que desarticula hasta las ganas de vivir?
¿Es casual que haya aumentado en los últimos tiempos o es causal?
Sigue diciendo el mismo diario: “…"Hay una organización regional que sustenta un jefe de
región (una avenida), que a su vez tiene un jefe de cuadra. A la mañana los vecinos ven cuando
llega una combi que les entrega mercadería con bolsas de consorcio. Se las da a los manteros…”
Y respondo: si están tan seguros que existe una mafia más, en un país donde las mafias se
enquistaron, si todos ven las combis que entregan la mercadería ¿por qué no van contra la
cabeza de la organización –importadores, piratas del asfalto, empresas- en lugar de ir contra
el eslabón más fino de la cadena como son los manteros que, a decir también del diario “…Son
gente que gana entre 250 y 300 pesos por día…”
Eso que no les permite salir de la pobreza ya que en el mejor de los casos llevarían a sus
casas 9 mil pesos mensuales, siempre y cuando tengamos meses donde la lluvia no los corra. O
se enfermen. O tengan dificultades con los niños ya que hay familias enteras cumpliendo esa
tarea. ¡¡Con 9000 pesos en Argentina nadie cubre la canasta básica, señores!!
¿Y qué pasa con los que venden artesanías, también se las bajan en bolsas de consorcio?
El diario remata con una pregunta: “...¿quién va a pagar el pato cuando estas personas se
tengan que jubilar…? Y deberían quedarse tranquilos, de las jubilaciones hablamos en otra
nota, de momento sabemos que más de las tres cuartas partes de los jubilados viven en la misma
precariedad que padecen los hoy reprimidos.
En Argentina estamos rodeados de hipocresía, se busca el efecto y no la causa, se estigmatiza
al que aspira a sobrevivir en un país donde los únicos que podemos rendir cuentas y modos de
obtención de lo poco que tengamos, somos los que nos pelamos el c… no, mejor digo el alma…
trabajando, puchereando, contando monedas para llegar a fin de mes o, como en este caso,
extendiendo una manta en el piso y ofreciendo lo que se consiga para llevar a casa un poquito
de la dignidad que nos arrebataron.
Quiénes no pueden dibujar de dónde han obtenido sus increíbles fortunas son otros, los no
reprimidos. Los causantes del atraso económico que atravesamos los argentinos en un país donde
más de uno se siente superior por tener acceso a lo que los informales no tienen.
Hoy respondieron a la agresión policial con quema de basura y piedrazos. Ello nos demuestra
que no todos se someten a la propuesta de hambre lanzada por un gobierno que en un año de
mandato vía DNU, se tomó 45 días de vacaciones, cosa que no creo que sea muy legal; de paso,
digamos...
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