
Esta nueva edición de Antonio Brea correspondiente a sus experiencias durante el servicio
militar en África, comprende unas dedicatorias, un prólogo por el autor de esta reseña y una
introducción del autor.
En la reseña anterior decíamos con respecto a la obra Mi Paso por el Sahara: “Los jóvenes que
hoy se enrolan en las fuerzas armadas no tienen idea de cómo han pasado la experiencia del
servicio militar en determinados destinos quienes antes iban forzosamente. Digo determinados
destinos porque algunos eran relativamente fáciles de cumplir, mientras que otros revestían
dificultades, incluso riesgos”.
En este libro hay unas pautas que son puntos cardinales para entender su contenido. Hemos de
empezar este periodo de la vida del autor desde la fecha del reclutamiento, con el añadido de
la muerte del padre -a quien despide en la estación y no volverá a ver, como no sea de cuerpo
presente- y la de un hermano suyo quinceañero unos años antes, pasando por la marcha hacia el
Sahara, hasta Smara en concreto, con el buen recuerdo del Teniente Torres; después la llegada
a Hausa, donde Antonio Brea tuvo una variopinta experiencia con sus compañeros entre compartir
el rigor del régimen militar en aquella zona, el calor insoportable, las deficiencias en las
instalaciones y en la alimentación, hasta la convivencia normal con esos compañeros, alguna
que otra copa circunstancial, misa y coro incluidos, luego el capítulo del regreso, en que se
cambió el panorama del desierto por el del océano, con la angustia de no encontrar salvavidas,
según la orden del Capitán -por si acaso- debido a la proximidad de un barco no identificado.
Hemos de tener en cuenta las siguientes palabras del autor en su Introducción: ”Tengo que
decir, no obstante, que mi autoestima se crece las veces, que no son pocas, que a mi menoría
vienen aquellos momentos, y siento dentro de mí una gran satisfacción de haber cumplido en esa
etapa de la dictadura militar en la que en aquellos años de miseria y hambre vivía…”
Esta nueva edición cuenta con matices incorporados que le dan a lo narrado un sentido de más
madurez en la trasmisión de cara al lector interesado en estos temas por los que han pasado
tantos hombres en nuestros país que hoy cuentan con un poco más del medio siglo de vida. Hemos
de aludir al capítulo III en que se incluye una historia de amor cuando el autor-protagonista
estuvo en un destacamento de Smara. También se describe aquí las nada agradables condiciones
de vida de los soldados, En cuanto al episodio amoroso dice el autor: “La imagen de Zaina
estuvo conmigo mucho tiempo, a veces la recordaba con tristeza y otras con alegría de haber
conocido el amor en un lugar llamado Smara”.
Hemos de citar unas palabras del autor en su introducción como si fueran definitivas de su
estancia en el Sahara: ”La labor que hicimos mis compañeros y yo no se podría pagar con todo
el oro de este mundo, pero, como he comentado, todo quedó en el más eterno de los olvidos.
“Sin embargo, cumplimos una misión muy importante en la historia de España, tal como antes he
mencionado, durante el servicio militar, que, como ya he dicho, era obligatorio”.
Parece que estas palabras son piedra de toque de una reivindicación de experiencias poco
comunes dentro del concepto de servicio militar. El autor queda satisfecho con estos dos
libros en los queda estampada una época de su vida que ha pasado en el tiempo, pero no en la
memoria de los hombres cuando lean estos dos libros de Antonio Brea: Mi paso por el Sahara
y Mis vivencias en el Sahara.
Se ha de añadir que el formato del libro, publicado por Editorial Ledoria, le da un atractivo
formato.