Pues claro que se iba, qué otra cosa podía hacer, el tiempo se había agotado y se iba, se
iba muy lejos.
Hola y Adiós
Ray Bradbury
El anciano Will decidió que había aprendido lo suficiente durante su vida y despidió al joven
caminante. Cerró la enorme puerta de hierro de su casa y salió también al camino, había
llegado el momento de compartir su sabiduría. De Europa, donde no había nadie más sabio que
él, bajó al África; sin embargo aprendió que el sol allá es más fuerte. En nueva Zelanda, que
la belleza de los paisajes existe también allí. En Asia aprendió que millones, juntos, pueden
ser felices. Cruzó el gran océano y vio inmensas cataratas que debieron haber sidas talladas
por Dios. Caminó y fue viendo cosas que nunca había visto en su vida.
Un día llegó a una casa, tocó a una enorme puerta de hierro y un sabio
anciano, luego de abrirle,
le preguntó: ¿Qué desea, joven?
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