¿Inmortalidad? ¿Vivir para siempre? ¿Es el envejecimiento una enfermedad? ¿Se puede curar esta
enfermedad que nos conduce indefectiblemente a la muerte?
Hablar de que los humanos llegaremos a ser inmortales, a no morir nunca por causas naturales,
es decir, las producidas por los años y el envejecimiento -que no por accidentes o maltratos a
la salud-, parece algo tan raro e imposible que sólo nos estaría permitido hablar de ello si
lo enfocamos desde argumentos propios de la ciencia-ficción. Pero no es así... Y aunque
todavía es pronto para mostrar resultados que nos demuestren lo contrario, los avances
científicos que se llevan a cabo por medio de la investigación, los nuevos enfoques de la
ciencia y las casi infinitas posibilidades de las nuevas tecnologías, nos permiten aventurar
afirmaciones de que caminamos hacia una realidad inobjetable.
Recientemente (domingo, 25-6-2017), tuve ocasión de ver en TV (Cuarto Milenio, en la Cuatro)
una entrevista con José Luis Cordeiro, Ingeniero por el Massachusetts Institute of Technology,
Licenciado en Economía por la Universidad de Georgetown, y profesor de la Singularity
University de Silicon Valley -que según algunos medios está financiada por la NASA y Google
entre otras instituciones-, que afirmaba: “En muy corto plazo tendremos técnicas que
nos permitirán rejuvenecer... Numerosos experimentos se han puesto ya en marcha para controlar
la edad biológica de las células y cambiar la de las células viejas para volverlas jóvenes...
El futuro no solo plantea la inmortalidad de los humanos, sino también la cura del cáncer y
otras muchas enfermedades mortales..." Y refrendaba su argumentario con certezas tales como la
inmortalidad de la hidra o de las células del cáncer -elementos ambos que, efectivamente,
están reconocidos por la Ciencia como inmortales-.
Es posible que no todas las afirmaciones referidas por este, llamémosle divulgador, se
correspondan con la actual realidad, por ejemplo, la criopreservación -congelación de
cadáveres humanos-, que no está resuelto el que se pueda recuperar el conjunto orgánico para
una teórica y futura vuelta a la vida (el experto críobiólogo Dayong Gao, profesor en el
Departamento de Ingeniería Mecánica y director del Centro de Ingeniería Crio-Biomédica y
Órganos Artificiales de la Universidad de Washington, afirma que no hay
pruebas de que podamos evitar la destrucción de órganos humanos al criogenizarlos). Tampoco
tenemos claro que el envejecimiento sea y se pueda tratar como una enfermedad. Hay un estudio
-posiblemente uno de los más importantes realizados hasta la fecha- en el que se habla del
envejecimiento como una declinación de las funciones biológicas dependiente del tiempo, y que
afecta a la mayoría de organismos vivos. Se incide en que algunas enfermedades están asociadas
a la edad, pero diverge en conceptuar el envejecimiento como una enfermedad.
El estudio, publicado (en inglés como The Hallmarks of Aging), está firmado por reconocidos científicos
como Carlos López-Otín, María A. Blasco, Linda Partridge y Manuel Serrano.
Sin embargo, si nos atenemos a algunas teorías de la carcinogénesis o la genética molecular, y a los
resultados de las terapias génicas que estudian y desarrollan en el Centro Nacional de
Investigaciones Oncológicas (CNIO), de Madrid (España) -aunque son muchos los Centros
dedicados a ello en todo el mundo-, como no podemos por menos que calificarlos de
sorprendentes y espectaculares, obligado es deducir que el envejecimiento se pueda tratar en no
muchos años como una enfermedad.
Varios estudios se centran en los telómeros -regiones de ADN cuya función principal es la
estabilidad estructural de los cromosomas en las células- y la telomerasa -una enzima que es
producida en células germinales embrionarias- que permite el alargamiento de los telómeros, y
con ello la longevidad. De sus funciones y uso tenemos a una auténtica experta, María A.
Blasco, que nos dice los siguiente:
"La mayoría de enfermedades son simples consecuencias de una causa molecular, una causa
biológica que es el proceso de envejecimiento celular. O sea, conforme van pasando los años
nuestras células van perdiendo su estado de forma, van envejeciendo y eso es lo que causa la
enfermedad. Ese es precisamente mi campo de investigación. Así que la forma que tenemos ahora
de ver enfermedades como el cáncer y las cardiovasculares es que tienen un origen similar, que
es este proceso de envejecimiento celular. Y ha habido una ciencia de altísima calidad, una
ciencia muy rompedora en los últimos, yo diría, quince o veinte años, que ha empezado a
desvelar cuáles son estas causas moleculares, y por primera vez también hace unos pocos años
se ha demostrado que alterar solo una de estas causas retrasaría todas esas enfermedades."
Sepan quien dice esto:
María Antonia Blasco es doctora en Bioquímica y Biología Molecular por la Universidad Autónoma
de Madrid. Realizó su tesis doctoral en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa,
CSIC-UAM, Madrid, bajo la supervisión de Margarita Salas. El mismo año que obtenía el título,
en 1993, se incorporó al Harbor Laboratory (Cold Spring Harbor, Nueva York, EE UU). Regresó
cuatro años más tarde a España para convertirse en jefa de grupo en el Centro Nacional de
Biotecnología, CSIC, Madrid. En 2003 se incorporó al Centro Nacional de Investigaciones
Oncológicas (CNIO, Madrid) como jefa del grupo de Telómeros y Telomerasa y directora del
Programa de Oncología Molecular. En junio de 2011 fue nombrada directora, en sustitución de
Mariano Barbacid. Es una de las científicas españolas más reconocidas en todo el mundo por
sus contribuciones sobre los telómeros y la telomerasa y la función que desempeñan en el
cáncer y el envejecimiento.
Y continúa María Antonia sus aseveraciones: "Ahí es hacia donde va el futuro. El futuro no va
hacia tengo algo para el cáncer o voy a tener algo para cardiovascular, que es lo que ha
estado ocurriendo hasta ahora. El futuro va hacia intentar realmente retrasar todas las
enfermedades. ¿Y esto por qué? Porque lo que se ve que es importante realmente es estar sano,
estar saludable durante el mayor tiempo posible. Es lo que se llama alargar el tiempo de vida
de juventud. Ese es uno de los grandes retos, una de las grandes revoluciones en la manera de
ver la enfermedad y una de las cosas que más avances nos va a dar." Y continúa su trabajo con
modestia sabiendo que un día serán titulares en todos los medios...
Y no son los citados hasta aquí los únicos en pretender curarnos de esa enfermedad llamada
muerte. Podríamos señalar buen número de científicos, investigadores, entidades y centros
privados y públicos que dedican tiempo, dinero e ilusiones a la consecución de hacer que los
seres humanos vivan más. Pero, para dejar claro que la cosa va en serio, y que es cuestión de
poco tiempo, no quiero dejar de citar a Google, la mayor empresa tecnológica del mundo.
Google, a través de su empresa Calico, pretende desvelar los secretos del envejecimiento buscando un
nuevo elixir de la eterna juventud. Esta compañía de biotecnología, fundada por Google en 2013
por iniciativa del director general del grupo de Mountain View, Larry Page, y uno de los
pioneros de la bioquímica, Arthur Levinson, tiene la ambición de superar los límites de la
esperanza de vida humana, recabar en los secretos del envejecimiento para frenar y luchar
contra las enfermedades asociadas con la edad. Y no puede cabernos dudas de que algo muy
importante -y con éxito asegurado- han de traerse entre manos quienes tienen más que demostrada su capacidad de ver el
futuro y cuentan por victorias todos sus emprendimientos.
Los resultados no puede tardar mucho. Al fin y al cabo, lo que pretenden todos estos científicos,
investigadores de la vida humana, no es sino abrir la puerta a un proceso vital al que estamos
predestinados, a acelerar la llegada de una extraordinaria mejora que, dejadas de la mano de
la simple evolución, aún podría tardar miles o millones de años en formar parte de nuestra
condición de humanos. Y no se trata de usurpar o interferir en la labor del Creador, sino de algo completamente natural en todos los aspectos, algo que, además
-recuerden-, ya nos fuera
prometido (1 Juan 5:13) por el que todo lo puede y trasmitido por escrito en el libro del Apocalipsis.
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