Terrorismo fundamentalista en Estocolmo (y 2)
Segunda y última parte
Para, Eli Göndör, escritor y experto en asuntos de Medio Oriente; los terroristas religiosos
dan una solución rápida a su vida. Y esa solución está relacionada con el fracaso y la
frustración. Afirma que no todos los que salen de su terruño alcanzan sus sueños en el país
acogedor. La vida en Occidente es totalmente diferente a la de su país de origen. Este hecho
puede producir una disonancia cognitiva, especialmente entre los varones. En otras palabras,
lo que buscaban con toda su alma y no lo consiguieron, puede transformarse en actos de terror
que comprende cuatro puntos (Göndör):
1) Occidente es malo e inmoral
2) Se debe atacar contra Occidente
3) Tú como ejecutor eres un elegido ideal
4) La solución es la violencia
El suicidio, o sea quitarse la vida por cuenta propia, es asociado por la mayoría de la gente
con la depresión y enfermedades mentales. No obstante, la correlación que existe entre el
suicidio y la depresión o entre una enfermedad mental y el suicidio no siempre es directa. Hay
otros factores que conducen al suicidio.
Èmile Durkheim (1858 – 1917, Francia) considerado el padre de la sociología, junto a Max Weber
y Karl Marx, hizo estudios estadísticos acerca del suicidio. Llegó a la conclusión, entre
otras cosas, que el suicidio es menos frecuente en sociedades con una cohesión social fuerte.
Es decir, en sociedades donde la familia, el clan, la solidaridad etcétera juegan un papel
importante. No niega los estudios psicológicos sobre el suicidio. Más bien lo ve desde otra
perspectiva. Para Durkheim, el suicidio es un fenómeno social y, por consiguiente, debe ser
analizado desde el punto de vista sociológico. En su libro titulado “El suicidio”, publicado
en 1897, explica que existe cuatro tipos de suicido: el suicidio anómico, el suicidio fatal,
el suicidio egoísta y el suicidio altruista.
Suicidio egoísta: Es aquel que se caracteriza por un individualismo extremo. El individuo no
está integrado en la sociedad y crea sus propias leyes, normas y objetivos. No existen lazos
fuertes con la sociedad y, por eso, es propenso al suicidio. Los incidentes que pasan en la
vida privada del sujeto, que se interpreta como causas para el suicidio, están condicionados
por factores sociales.
Suicidio altruista: Es aquel en donde el individuo se quita la vida en honor a un colectivo
social. El sujeto se siente totalmente absorbido por el grupo al cual pertenece. Su vida es
insignificante. Y, en consecuencia, sigue al pie de la letra los mandatos o exigencias del
grupo. El altruista vive aislado porque tiene que cumplir una misión que está fuera de él.
La conducta de Akilov se encuadra en esos dos tipos de suicidio. Es un hombre separado, sus
hijos están a miles y miles de kilómetros de él. No tenía trabajo fijo, lo cual indica que era
una persona limitada económicamente y estaba buscado por la Policía. En otras palabras, vivía
aislado. No era, para nada, una persona asimilada y menos integrada en la sociedad sueca.
Probablemente esta situación lo llevó a radicalizarse en una posición susceptible para
Occidente. Además, creó sus propias leyes, normas y creencias para aplicarlas en una de las
calles peatonales más céntricas de Estocolmo.
Todo terrorista guiado por teorías religiosas es suicida, y esta conducta se ha visto en
muchos lugares del mundo. Akilov podía haber muerto por el impacto del choque entre el camión
y la fachada del almacén Åhlens. Tomando en cuentas todos estos datos, se puede deducir que
Akilov se entregó, por completo, a su grupo y a una convicción religiosa. Su vida pasó a ser
despreciable, y prefirió seguir las palabras de algún líder que malinterpreta su religión. Y,
en efecto, ejecutó su cometido, matando e hiriendo a muchas personas, para alcanzar una
supuesta gloria divina en el cielo.
Lo triste de este tipo de actos cometidos por cierto individuos cargados de fanatismo y odio,
es que han contribuido a que “justos paguen por pecadores”.
A esto se suma, la ya existente xenofobia, islamófobia y racismo en Europa. El aumento de
intolerancia hacia ciertos grupos se ha hecho aún más visible con el surgimiento de partidos
políticos de ultraderecha que atacan, desde todos los ángulos, a las minorías étnicas,
religiosas y sociales.
El populismo ultranacionalista va ganando terreno en muchos países europeos, y los partidos de
ultraderecha se acomodan en los Parlamentos de Europa. En Suiza, el Partido Popular Suizo goza
de 65 asientos, de un total de 200, en el Consejo Nacional. Esto significa que alcanzan el 28%
de los votos. El Partido Jobbik de Hungría obtuvo el 20% de los votos en las últimas
elecciones, colocándose como la tercera fuerza en el Parlamento. El Partido islamófobo, de
Geert Wilders, en Holanda llamado Partido por la Libertad alcanzó el 15,5% del electorado. En
Noruega, el Partido del Progreso, del que formó parte el terrorista Anders Behring, obtuvo el
22,9 % de los votos en el Parlamento. El Partido Verdaderos Finlandeses llegó a conseguir el
19% de los votos parlamentarios en Finlandia. El Partido Popular Danés obtuvo el 13,8 % de los
sufragios en las últimas elecciones. En Suecia, el Partido Demócratas de Suecia, con raíces
vinculadas al neonazismo, obtuvo el 12,9 % de los votos en el Parlamento en las elecciones del
14 de septiembre de 2014. El Partido Frente Nacional de Francia, liderado por Marine Le Pen,
es un emblema de la ultraderecha europea. Y así se podría citar también a otros países.
Las crisis económicas, la vulnerabilidad en los mercados, la corrupción y la inestabilidad
política son síntomas que afectan enormemente a una sociedad de bienestar. Y que muchas veces
se confunde acusando a las minorías étnicas como “chivos expiatorios” de todos los males y
desastres sociales. Muchos periódicos de corte derechista difunden información negativa de
ciertas etnias minoritarias. El objetivo es adoctrinar a la población y crear, por ejemplo,
prejuicios para no mantener una diversidad religiosa. Una persona inocente con rasgos físico
“no occidentales” y diferente vestimenta puede ser acusada como sospechosa. Pero es un grave
error generalizar a consecuencia de una minoría fanática y extremista. El terrorismo no tiene
religión, no tiene raza ni color.
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