ESCRITORES GADITANOS QUE CONOCÍ ( II )
Ignacio Rivera Podestá (1929-2010)
Conocí a Ignacio Rivera en el casino de doña Nuncia de San Fernando, situado en la Alameda
Moreno de Guerra, durante la segunda Tertulia de Educación y Descanso, en 1966. Hice amistad
con él y quedó en enviarme alguna revista de poesía de las muchas que recibía, demás de las
suyas, “Torre Tavira” y “Arrecife”. Al poco tiempo de conocernos me envió una revista de
Murcia llamada “Contraluz”. En ella venían unas bases de un certamen de poesía en Barcelona,
bajo el nombre de Premios Carabela. Envié un poemario y quedó finalista, en octubre de 1967.
El libro apareció a primeros de 1968.
Colaboré en "Torre Tavira". Yo lo visité varias veces en su domicilio de la calle General
Luque, a vueltas de la calle San Francisco, tal vez la más céntrica de Cádiz, junto a Columela.
Supe de su fallecimiento, casualmente, por internet. Llamé a su sobrino Juan José y le di el
pésame, además de hacerle unos comentarios acerca de la amistad que me unía a Ignacio. Me dijo
que él se hizo cargo de la biblioteca de su tío, espléndida en libros y revistas de poesía.
Juan Antonio Sánchez Anes (1929-1997)
Conocí a Juan Antonio Sánchez Anes en una Tertulia de Educación y Descanso en Cádiz, en la que
leyó unos “Sonetos a Suilka”, posiblemente en 1967, en la misma sede que hoy lo ocupa el
rectorado de la Universidad. Recuerdo que llevaba un traje blanco, que junto con su cabello
pelirrojo le daban pinta de inglés o nórdico. Falleció en 1997. Manuel Pérez-Casaux y yo
estuvimos en el tanatorio de Nuestra Señora del Rosario y les dimos el pésame a sus dos hijos
y a su esposa, que falleció poco tiempo después.
Manuel Arjonilla Terrero (1930-2006)
Conocí a Manuel Arjonilla en una Tertulia de Educación y Descanso sobre 1967. Recuerdo que en
aquella ocasión me habló de un tal Manuel Pérez Casaux, que tenía familia en La Isla y que era
sobrino del famoso violoncelista Casaux. El nombre de Manuel Arjonilla figuró en la revista
poética “Torre Tavira”, en sucesivas colaboraciones.
José Manuel García Gómez (1930-1994)
Conocí a José Manuel García Gómez en su casa de la calle Cervantes, en mayo de 1966. Yo sabía
de su existencia y saber poético por medio de Diario de Cádiz, pues por aquella época, tal vez
en años anteriores, en dicho Diario figuraba los domingos, de su autoría, una página central
dedicada a un poeta, casi siempre de la generación del 27 y también de los de la generación
del cincuenta.
Yo le llevé una cuidada libreta de mis poemas manuscritos y él se lo quedó durante unos meses
para leerlos y darme su opinión posteriormente. Para ser exacto, también supe de él por la
poeta Pilar Paz Pasamar; ella me dijo una tarde —en la visita que le hice en su casa de la
calle Brasil, por el mes de septiembre de 1963— que era algo así como una eminencia en poesía.
El poeta barbateño Paco Malia Varo dijo de él en una de las tertulias de Pepe Segura que era
“un erudito de la poesía químicamente pura”. Así que su nombre no se me olvidó y, como he
dicho arriba, tres años después de visitar a Pilar Paz, fui a entregarle aquellos poemas
escritos a mano con tinta de corazón. Dirigió la revista de poesía "Caleta", en la que
colaboré.
Fernando Quiñones Chozas (1930-1998)
Conocí a Fernando Quiñones en 1972, un día de la semana de los Alcances, Festival de Cine
Documental en Cádiz. Creo que fue la tarde que se proyectó la película Carros de fuego. No
hace falta decir que estos Alcances tenían el empuje básico del escritor chiclanero-gaditano.
Años antes yo había leído de él su libro editado en Adonais Cercanía de la gracia, que me
prestó Antonio González Muñoz, profesor amigo, por cuya generosidad leí varios libros de
poesía a comienzos de los años sesenta.
Aunque nacido en Chiclana, Fernando me pareció tan gaditano como chiclanero, tan sencillo como
simpático y ocurrente.
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