DEL SENTIMIENTO LÍRICO DE LA VIDA
El lirismo brota de lo trágico, lo inevitable, lo que está vivo en el alma como un paisaje que
da vida o un recuerdo que atormenta. Lo demás, es literatura, bien hecha quizá, pero no
emocionante.
El lirismo requiere ingenuidad, espontaneidad, musicalidad justa y exaltadora de lo profundo.
El poema es una isla de armonía en el folio farragoso, un recorte de lo vivido que merece la
pena ser destacado para reír o para llorar.
Tiene un alma sensual, mística y sentimental, a veces linda con el misterio (Oigamos a
Federico García Lorca: “Sólo el misterio nos hace vivir, sólo el misterio”). Todo menos una
adaptación a las consignas de una escuela o las influencias de la literatura del momento, como
ocurre con la poesía escrita bajo la sombra de la fugaz frivolidad y la facilidad que cae en
lo anti rítmico como sello de la modernidad, así como el disparate en la expresión como
intento —fallido— de ruptura con el pasado clásico.
Siempre habrá poetas mirando por las afueras de su torre poética a ver si hay un resplandor de
la moda que se lleva y a él le venga como un sol misericordioso para el frío de su
inspiración.
La literatura es la voz a contrapelo de la época, el altavoz de lo que atruena en el oído
impersonal de las masas lectoras. Pero no es la escritura que se vale de la ortopedia del
premio y la crítica que la echa a andar por los escaparates de las librerías de las Ferias del
Libro.
Siempre nos preguntaremos si no será la crítica, la televisión y el cine los que imponen esta
clase de literatura a un público pasivo que no tiene iniciativa cultural. Es escaso el público
que acude a la lectura, sobre todo a la poética. ¿Se necesita cultura, sensibilidad o
simplemente curiosidad?
¿Pulchrum est paucorum hominum?
La poesía del sentimiento trágico no se escribe porque se desee sino porque surge del alma del
poeta que sabe bien como Leconte de Lisle, poeta francés, que: “Sólo hay poesía en el deseo de
lo imposible y en el dolor de lo irreparable”. Todo lo demás, como dijo Verlaine, “es
literatura”. ¿Lo dijo en tono despectivo, o bien conmiserativo?
Toda esa poesía circunstancial pasa, pero la poesía que lleva debajo del verso explosivos de
drama humano, permanece porque es universal. Lo demás, aunque sea buena literatura, se esfuma
en la niebla en que duermen abandonadas en los estantes revistas y libros que tuvieron en su
día un destello de fortuita lectura que el tiempo esconderá en sus pliegues de olvido.
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