• Juan E. Montoya
    Colaboraciones

    Pedro Guerra y Ángel González

    por Juan Enrique Montoya Velarde

Pedro Guerra canta a Ángel González: La palabra en el aire.


ÁNGEL GONZÁLEZ

Ángel González fue un poeta español que vivió entre los años 1925 y 2008. En el prólogo a su antología de poemas, el propio autor es quien desentraña los rasgos más característicos de su propia obra. De esta forma, sostiene, inicialmente, que “no hay, en mi opinión, razones válidas que impidan al poeta proponer su propia lectura”. Así, la que realiza González de sí mismo parte de “esos dos elementos que algunos críticos contemplan con tan notorio desprecio: las intenciones que me movieron a escribir y la situación en que la escritura se produjo”.

Este análisis, diríase, tradicional, de González conduce a algunos de sus planteamientos: “Comencé a pensar que poesía y vida no eran necesariamente entidades incomunicables, que la palabra poética no tenía por qué referirse tan sólo a la irrealidad”. De esta idea inicial, González refiere acerca del contexto en que vivió que “la posguerra fue el escenario de mi adolescencia y mi juventud. (…) Esto determina ciertas actitudes ante la vida”. Hay que tener en cuenta que la familia de González, asturiana, estuvo implicada en la política y que, además, formó parte del bando derrotado en la contienda.

Algunos poetas que González cita entre los que le influyen son Gabriel Celaya, José Hierro, Blas de Otero, César Vallejo o Pablo Neruda. De Celaya, González se sintió atraído por la idea de poesía como herramienta para transformar el mundo, que se puso en boga en los años 50 del siglo XX. Dice González que “yo no estaba muy seguro de que el mundo fuese susceptible de ser transformado con palabras, pero sí creía que merecía la pena intentar algo parecido”. Por esta razón, “se pueden advertir ciertos rasgos coincidentes con algunas de las notas definidoras de la poesía social entonces al uso”. Se propone, así, una relación del yo poético con los demás. También, por otro lado, hay “pesimismo que tiñe de desesperanza y de decepción”, que es “consecuencia de toda una derrota colectiva que incluía la mía” en obras como Áspero mundo.

La idea de testimonio personal que se convierte en testimonio histórico, relacionada con la Guerra Civil, se muestra en el poemario Sin esperanza, con convencimiento. La poesía de González, según él mismo afirma, mantuvo un “uso de símbolos, alegorías y otros procedimientos alusivos para burlar la vigilancia del sector” durante la dictadura. “La ironía facilita un tono de distanciamiento que aligera la peligrosa carga sentimental de ciertas actitudes”. Su postura era la de que “lo que me importaba era ser fiel a mi experiencia de esos hechos más que hacer una crónica”.

A pesar de todo lo referido, Ángel González quiere desmarcarse de la etiqueta como poeta social cuando afirma que “el tema del paso del tiempo y la expresión del sentimiento erótico-amoroso ocupan más espacio que los poemas que pueden caer dentro de la vertiente crítico-social”. Concretamente, el tema del paso del tiempo fue algo que se intensificó en el periodo de la vejez.

En los años 60, González se interesó por un camino que le hacía “desconfiar de cualquier intento, por modestos que fuesen sus alcances, de incidir verbalmente en la realidad”. Este planteamiento le hizo seguir la idea de que “la tendencia al juego y a derivar la ironía hacia un humor que no rehúye el chiste, la frivolización de algunos motivos y el gusto por lo paródico, apuntan hacia una especie de “antipoesía”, en cuyas raíces creo que está cierto rencor frente a las “palabras inútiles”.

En un momento dado, González abandonó la concepción de la inutilidad de la palabra y recuperó parte de su fe en ella. Así, dijo que “la poesía confirma o modifica nuestra percepción de las cosas, lo que equivale, en cierto modo, a confirmar o modificar las cosas mismas”.


PEDRO GUERRA

Pedro Guerra es un cantautor español nacido en 1966 en la isla de Tenerife. Su actividad musical comenzó en los años 80 en Canarias. En esta época, sus composiciones estaban enfocadas en un plano mayormente social, siendo integrante de la banda Taller Canario de Canción, que formó parte de lo que se denominó generación de Nueva Canción Canaria. Fue ya a comienzos de los años 90 cuando Pedro Guerra regresó a una concepción más personal de la canción y se instaló en Madrid para emprender una carrera en solitario.

El primer disco de Pedro Guerra fue recogido en directo en 1995 y se tituló Golosinas. Incluía en el repertorio la canción Contamíname, que hace alusión a la convivencia positiva entre personas de distintos orígenes y que supuso el espaldarazo definitivo en su carrera. Guerra es un cantautor con preocupaciones sociales y en apoyo del mestizaje. En su música, hay elementos del folclore canario y tiene en general influencia de sonidos latinos.

Pedro Guerra también trató el tema del paso del tiempo en su álbum Bolsillos, de 2004, donde observa su juventud. Posteriormente, sus composiciones gozaron de un carácter más íntimo y sencillo. En sus lanzamientos cantó versiones de temas de tango, bolero, ranchera y copla en el ámbito español y latinoamericano. El disco La palabra en el aire, donde interpreta poemas de Ángel González, data de 2003.

LA PALABRA EN EL AIRE

De acuerdo a lo referido en un artículo del diario El País de junio de 2003, el trabajo conjunto de Ángel González y Pedro Guerra tomó un año y medio. No se conocían de antes. Como se presupondrá, Guerra era lector y admirador de la obra de González. Este último sostuvo que ambos compartían una “sensibilidad común”. En el disco, González recita algunos poemas sin música de fondo y Guerra canta otros con su guitarra. También hay una combinación de las voces de ambos en algunas canciones.

La promoción del álbum corrió a cargo de ambos, es decir, González no se limitó a grabar y dar permiso a Guerra para que usase sus poemas, sino que llegó a recitarlos en vivo junto al cantautor. El poeta se sintió, según sus palabras, a gusto en este proyecto. Afirmó que "me gusta cuando le ponen música y la poesía se escucha con nitidez, como si fuera la mera lectura de un poema". El artículo periodístico recoge el testimonio de que “la selección de poemas recogidos en el libro-disco, entre los que se cuentan Para que yo me llame Ángel González, Donde pongo la vida pongo el fuego o Mientras existas, fue realizada "con total libertad" por Guerra. Con los poemas sobre la mesa, González escogió los que iba a recitar y Guerra los que quería cantar”. Los temas tratados son los de la poesía de González, esto es, “infancia, amor de adolescencia, la madre, la guerra, las palabras, la esperanza”.

La escucha del disco se antoja íntima, recogida. Es tranquilo, pero contiene todo el poder de la palabra poética de Ángel González pasada por el filtro acariciador de la guitarra y la voz de Guerra, quien le otorga su propio sabor canario de aires latinos a los poemas de González. Se trata, por tanto, de un álbum, no el único, en el que un cantautor decide acudir a la poesía y hacer un disco en esta clave. La peculiaridad de este proyecto fue que Pedro Guerra no escogió a un poeta ya fallecido ni a un poeta que fuese conocido en todo el mundo. Ángel González obtuvo gran reconocimiento en vida, pero no llegó a las cotas de popularidad de gente como Alberti ni fue un símbolo como García Lorca. Por fortuna, en 2003 González aún vivía, por lo que pudo participar y aportar en el disco sus propias ideas. Esto lo convirtió en una creación particular y significativa, donde un cantautor amante de la poesía y un poeta amante de la canción trabajaron juntos “para que la palabra no se perdiera en el aire”.



El autor:

Juan Enrique. Montoya Velarde es Licenciado en Filología Inglesa (2010) y Doctor en Estudios Literarios (2017) por la Universidad Complutense de Madrid. Sus líneas de investigación se centran en aspectos tales como la burocratización, la uniformización, la generación de sentido común, el hecho comunicativo o la impersonalidad de la burocracia. Ha trabajado lo kafkiano, la destrucción de los judíos o el Apartheid en su tesis doctoral titulada "Ecos de lo kafkiano en el siglo XXI. Inquietudes, formas y motivos en la literatura contemporánea". Actualmente imparte clases de lengua inglesa al tiempo que continúa con sus investigaciones.






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