• RESEÑA de LIBROS

    Oboe d´amore

    de María Sanz

    Colección Melibea, Talavera de la Reina, 2015


    por Juan Mena


Oboe d´amorePremio Rafael Morales 2014

No es ésta de ahora la primera obra poética que reseñamos de la poeta sevillana María Sanz. En varias ocasiones hemos hecho acuse de recibo de un libro suyo de poesía que viene con la vitola del premio correspondiente, como éste que nos ocupa en estas líneas, premiado con el Premio Rafael Morales 2014

La poesía de María Sanz se ha caracterizado, al menos en los libros que he tenido el gusto de reseñar, por llevar adelante con éxito en su desafío al marasmo versolibrista de hoy, una poesía que incluye la tradición poética española, entreverando en sus versos una sensibilidad que la aparta de vagas intenciones seudolíricas en las que está ausente la autenticidad. Pero entremos en el contenido de Oboe d´amore.

Compuesto por un total de cuarenta y un poemas. el poemario nos va adentrando en una cámara subjetiva donde la autora entreteje con las palabras sentimientos, más que vivencias experienciales traídas de la calle. Pero, con aspectos de figuraciones, la autora nos presenta ese transcurrir interior como un río Guadiana que aparece de vez en cuando trayendo una historia no ubicada en ningún sitio en concreto y que confía a la sucesión de los versos, como en este ejemplo:

“Sólo quisiste amarle como se ama la aurora, / con la tibia firmeza de sus hilos dorados, / como se aman los árboles al final del otoño / o los ríos que nunca llegarán hasta el mar. / Pero ya te advirtieron: no era así, no era así”.

El oboe del amor corre la misma suerte que la tradición lírica petrarquista: Tal vez la idealización del amor o bien la imposibilidad de su cumplimiento, pero la función de ese instrumento musical, tan querido para la música barroca, cumple en el poemario un papel que va desde la ternura a la gracia ingenua, incluso a un cierto retroceso de timidez o de inocencia: “Otra vez lo escondido, / lo que nadie descubre, / vaga por el sendero / y arrastra la hojarasca, / seca las fuentes, quiebra / los tallos verdecidos”.

En cuanto a la forma, este libro luce en verso blanco una cierta variedad métrica entre el verso de arte menor y el de arte mayor: heptasílabos, endecasílabos y alejandrinos, todos en una línea de escritura pulcra y bien conducida sirviéndose de un lenguaje que no corre el riesgo de desgastarse por las connotaciones que conlleva el sentimiento amoroso dentro de planos descriptivos, sino que más bien dota de cierta frescura a su discurso poético.

Este libro no es un premio más que acumula María Sanz en su brillante currículo literario, sino una muestra lograda de la evolución de su palabra poética, que deambula en estos versos como un río de afluencia de terso y sereno lirismo.








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