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  • BIOGRAFÍAS

    MERCEDES NEUSCHÄFER-CARLÓN

  • Unas palabras sobre la autora 

    Mercedes Carlón Sánchez, nacida en Oviedo, tomó el apellido de su marido al casarse en 1958 y hoy es conocida por todos como Mercedes Neuschäfer-Carlón o Mercedes Neuschäfer.

    Estudió Filosofía y Letras en su ciudad natal y en Madrid. Se licenció en 1957. Ya en Alemania fue profesor de español en la Universidad de Gessen y en 1972 empezó a dar clase a los niños españoles, hijos de emigrantes en Saarland y en Trier. Destaca su labor como traductora, como escritora de textos de crítica literaria y artículos periodísticos, como conferenciante y, por supuesto, su trabajo en la Universidad de Saarbrücken, localidad en la que reside, aunque son frecuentes sus viajes a España. 

    En 1975 recibió el premio AMADE, ha sido finalista en el lazarillo y ha figurado en las Listas de Honor de la CCEI, por mencionar algunos de sus premios.

    Mercedes Neuschäfer-Carlón escribe para el público infantil y juvenil con el convencimiento de que ha de hacer gozar y sentir a sus lectores. "El niño -nos dice- es capaz de entender y sentir muchas cosas deben estar dentro de una historia atractiva para él y ha de contársela además de manera que pueda con facilidad entenderlas y así disfrutarlas". 

    Nuestra escritora empieza a escribir en 1970 para los hijos de los emigrantes, para darles textos que puedan leer. Su primera editora fue Rosa Regás y es capaz de abordar con gracia distintos estilos, las aventuras, la novela policiaca, el cuento imaginativo, el realista. Maneja la literatura poética, la de terror, la mágica... Huye de las historias anteriores, aburridas, llenas de consejos morales, de corsés, historias de una época que tenía que superarse. 

    Repaso a su obra

    Su primera novela es La cabaña abandonada (1975) que es una novela con una acción notable que se desarrolla entre Alemania y África. El protagonista es Michael, de 8 años, que en África conoce a Annette y juntos viven emociones y secretos porque descubren una cabaña abandonada en la que esconden al cachorro de león, Michán. Es un libro de estructuración sencilla, ameno y muy divertido. 

    Una fotografía mal hechaEn otras novelas posteriores va desarrollando su propio universo narrativo y así nos encontramos En la guarida secreta y Una fotografía mal hecha, que son ambas novelas policíacas, novelas con un ritmo interior y que inciden en problemas actuales como es el de las drogas, pero desde la perspectiva del joven.

    Mercedes Neuschäfer-Carlón maneja personajes e historias reales, llenas de acción, pero también construye relatos mágicos en los que el misterio, lo maravilloso está visto desde una óptica distinta a la de los relatos tradicionales. Podemos mencionar, por ejemplo, Tarde de cuentos, que está formado por cuentos aparentemente tradicionales, pero modernizados, esto es, adaptados para los niños actuales. Se mantiene la fantasía, pero se lanzan continuos guiños al lector: las princesas tienen sus propias ideas, el príncipe no tiene por qué ser el más valiente ni enamorarse de la más bella. 

    En Berland, la ciudad escondida, la autora se centra en los problemas de Carlos, un niño que está acomplejado por su corta estatura hasta que descubre que la medida exterior no es lo más importante en esta vida. 

    Violín y guitarraViolín y guitarra se sitúa en España y dos son los protagonistas que viven en ambientes distintos, Luis Felipe y Andrés; un niño tímido y de clase alta y otro más abierto y de clase inferior. Ambos se hacen amigos y descubren que sus diferencias los completan.

    Antonio en el país del silencio
    habla de Antonio, hijo de emigrantes españoles, que vive en Alemania, el país del silencio, y que aprende a superar las barreras sociales, a encontrarse con personas distintas, a compartir sus ideas, que aprende los valores de la amistad y la solidaridad. 

    Mefi, Sata y Monio es un libro distinto, abreviatura de Mefistófeles, Satán y Demonio. Es un libro de terror y diversión, que no sólo deben leer los niños, sino los mayores que son los que encontrarán el mensaje más profundo.

    El yate blancoEl yate blanco se desarrolla en Asturias y nos habla de Andrés, un niño secuestrado por una pareja sin escrúpulos que, tras una serie de peripecias, vuelve a casa. 

    Tras los muros
    es otra historia actual. Hugo es un chico que tiene de todo, pero sus padres se han separado y eso le duele, aunque aprende a superar estos problemas gracias a la fantasía y gracias a un nuevo amigo, Adalberto, un amigo diferente, que vive "tras los muros" de su casa. Hugo aprende a compartir, a dejar de ser egoísta y a valorar el cariño de sus padres que, aunque separados, lo quieren ambos. 

    También, Mercedes Neuschäfer-Carlón ha escrito para los más pequeños, Dani y Dino y Plumbito. Esta última es la historia de Plumbito, un elefante, que no quiere crecer, que se siente destronado, pero que también aprende a ver las ventajas de hacerse mayor. 

    Acaso la novela más espléndida de Mercedes Neuschäfer-Carlón sea La acera rota (1986). Es una novela sin edad y sin tiempo que se lee con gusto y con interés creciente. Novela que combina el lirismo con la más cruda realidad de la época porque se sitúa justo en la preguerra y en la guerra civil en Oviedo, el lugar donde la autora nació y creció. Así, en el fondo, se trata de una autobiografía. Sabemos que la novela formará parte de una trilogía, compuesta por La primavera no reía y otra novela sobre un grupo de chicas en un Colegio Mayor del Madrid de los 50. 

    Si nos centramos en La acera rota, veremos que Elena, la niña protagonista, era una niña feliz, que tenía una hermosa casa -acabada de estrenar- y que vivía rodeada de atenciones; pero que también sufría porque era una niña imaginativa que pensaba en el infierno y en la muerte y que, con 4 años, eso le suponía un tormento. Ella juega a no pisar las líneas que forman la acera, pero esa acera se rompe con la guerra civil y Elena, con su familia, vive momentos angustiosos, aunque nos los explica de manera reposada, como lo haría una niña aún pequeña.

    La novela está contada en 3ª persona, pero se lee como si fuese la propia Elena quien nos explicara su infancia porque, como dice la autora: "Es la historia de Elena, que ya no soy yo, pero cuya memoria forma parte de mí". La novela se divide en diez partes subdivididas a su vez en diversos capítulos y en ellos se desgrana la vida diaria de Elena, una niña que se abre paso en la vida y que aprende a ver las diferencias, que existen personas ricas y pobres, que no se permiten todas las ideas, que hay gente mezquina e ignorante, que para ella la vida nunca volverá a ser igual. La autora ofrece una visión limpia y pura de esos años. La peripecia se sitúa entre 1934 y 1939 en Oviedo y otros lugares de Asturias, entre los 4 y 9 años de Elenita. Elena escucha, observa y lo absorbe todo con la mirada abierta y curiosa de una niña. Es una niña que pertenece a la burguesía media y que ha de aprender a ceder, a perder, a cambiar. Con la guerra se rompe la primavera y se pierden las ilusiones. La infancia ha quedado atrás y el libro, sin embargo, acaba con esperanza. Todos vuelven a la nueva casa, aunque esta vez ya nada es igual: "La acera ancha, limpia, no existe ya".

    Nos hemos detenido más en esta novela que en el resto porque creemos que, para conocer a la autora, haríamos bien leyendo La acera rota, en donde ofrece una visión lírica, hermosísima y real de una niña de la guerra. Una niña que bien pudiera ser Ana Mª Matute, Josefina Aldecoa, Ignacio Aldecoa, Carmen Martín Gaite y tantos otros que crecieron en esos años y que siguieron por otros derroteros de la literatura, aunque Mercedes optó por hacerlo, con igual capacidad y maestría, desde el mundo de la infancia, al que comprende y respeta.

    Sus títulos, como acabamos de ver, forman una obra abierta, muy coherente y bien trabada. La autora habla de los valores de la amistad, de las familia, de las diferencias de clase, de las ideas que son distintas pero que se complementan. Habla de todo aquello que preocupa a los niños y que no debemos olvidar si queremos seguir estando vivos. Alguien debe orientar al público infantil, alguien debe hacerlo sin estridencias, sin dogmatismos, con capacidad de comprensión y con respeto. Y eso es lo que hace Mercedes. 

    La familia, los amigos, el colegio son escenarios importantes para un niño, a los que se añaden los problemas de la emigración que ella conoce bien. No pide, pues, perdón por los valores que aparecen en sus obras. No tiene por qué hacerlo. 

    En suma, Mercedes Neuschäfer-Carlón respeta a sus lectores y les ofrece historias claras y sencillas, sin exagerar, sin moralinas ni fasos paternalismos, con personajes que evolucionan al lado del lector, con aventuras que pueden ser reales, pero también con magia y con poesía.





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