GEOGRAFÍA ES AMOR
I. ANDALUCÍA (SEVILLA)
LA GIRALDA
La piedra, contigo, se ha hecho hembra
y se estremecen tus carnes morenas.
La Giralda es mujer curiosa y bella.
abre ventanas, abre escaleras y balcones.
La Giralda baila y se mece
al compás de palmas y canciones.
LOS NARANJOS DE SEVILLA
Los naranjos sevillanos
se enamoran por las calles,
persiguen con alborozo
los pasos, sombras y gestos.
Los naranjos sevillanos
añoran aromas de azahares
y, por eso, se columpia
de los ojos de las mujeres,
de las rubias y las morenas,
de las guapas de las feas.
Se columpian los naranjos
sus ramas cargadas
de frutos ácidos y dorados.
Se columpian los naranjos,
¡ay, los naranjos sevillanos!
TORRE DEL ORO
De lejos pareces esbelta y esquiva,
de cerca, casi panzuda y casera,
más familiar y más tierna.
La Torre del Oro sueña,
mira a un lado y al otro,
recuerda posiciones de firmeza,
corros y danzas, aguas y penas,
prisiones, cuentos y leyendas.
La Torre del Oro sueña
con un ramito de violetas.
LA GLORIETA
"A la Glorieta de Bécquer en el Parque de María Luisa"
¡Cómo lloran los amaneceres,
las noches y los ocasos!
¡Ay, cómo lloran,
desde que tú los dejaste!
Se quedaron huérfanos los cendales,
vagan tristes las golondrinas,
no encuentran cuerpo las sombras
ni crecen ya las madreselvas.
¡Cómo sufren los deseos,
los versos y las canciones!
¡Ay, cómo sufren,
desde que tú te fuiste!
Tres mujeres de mármol pálidas,
desoladas, y un ángel de bronce,
caído en todas las desgracias,
velan tu ausencia y te acompañan.
¡Siguen contigo, poeta!
O... ¿acaso aún no te has ido?
PASOS ROTOS (LOS ALCÁZARES SEVILLANOS)
Un manto denso de leyenda,
un aroma blanco de jazmines
cubre todas las estancias.
Rezuman nostalgia los azulejos.
Destacan, dorados, los recuerdos.
Dormitan las pérdidas y los deseos,
las derrotas y todos los secretos.
El tiempo escapó de palacio,
igual que un ciervo asustado,
vino a esconderse en los jardines,
y aguarda, alerta, entre los setos,
en la alberca y los laberintos;
vigila con sus ojos negros
y descifra la cadencia ajena
de nuestros pasos rotos por el misterio.
EL PATIO DE LAS DUEÑAS
"Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla
y un huerto claro donde madura el limonero..."
(A. Machado)
Tiene el Palacio de las Dueñas
una verja de hierro que lo cierra
y unos perros mansos que lo guardan.
Esconde un patio cuajado de estrellas,
donde vive el limón y la yerbabuena,
donde quedan los recuerdos de la vida buena.
Planean, escondidos, como furtivas sombras
que vagan por el palacio
como fantasmas amigos,
cantando esa copla riente del agua
que habla de fuentes sonoras y eternas.
GUADALQUIVIR
Parece taciturno el río Guadalquivir,
tiene el color pardo del enfado,
y un fluir eterno y cansado.
Bajan, en él, las aguas de lluvia,
bajan los cienos y los barros
que en otros pueblos estragaron
calles, plazas y avenidas.
En Sevilla el Guadalquivir
recompone su gesto y dominio,
encauza, meditativo y triste,
su caudal de esquivas aguas.
BARRIO DE SANTA CRUZ
Se besan las calles y se abrazan los balcones.
Hay un no sé qué de misterio en el cielo.
La luz , en otoño, es aún dulce y amarilla,
aunque no hay geranios y es frío el aire.
Se escucha como susurra el agua
su hermosa melodía de amores
y los naranjos aún suspiran
por los jazmineros cuajados de blanco
que se aspiran en las plazuelas.
ITÁLICA
Esa Itálica que un día
fue ciudad, fue noble y fue vanidosa,
ahora medita sus sueños de grandeza.
Dveana misterios e historias lejanas,
recuerda el paso de las sombras.
Ha perdido su brújula y s camino.
No es nada más que piedra ruinosa.
Esa Itálica hermosa y pinturera,
esa Itálica que fue vana y fue coqueta,
es hoy testigo de tiempos y pesares,
es hoy la huella de humanas tempestades
A LA VIRGEN DE LA MACARENA
La Virgen Macarena
es igual que una paloma blanca
que quiere volar por las calles
-sobre los hombros de sus costaleros-,
que nunca se queda dormida
-entre las velas que la guardan-,
que llora lágrimas de perlas
-vida eterna para su tierra-.
La Virgen Macarena
guarda una esperanza nueva
en cada alma que la reza.
II
En mi edad mediada,
perdidas las maletas,
en una estación olvidada,
sin ya equipaje,
que me pese en el camino,
que me tenga prisionera
y, despacio, con parsimonia,
camino, aliviada, por mi senda.
III
Vamos al diccionario
y buscamos y no hallamos
la palabra precisa,
ésa que huele,
que sabe, que cura,
y que nunca hiere.
IV
Ve con Dios, amigo,
no busques los atajos
que la vida hay que vivirla,
apurarla hasta el fondo,
que no valen los engaños,
que mejor es una hora
aunque sea de amargura,
que un sendero vacío de recuerdos.
¿De qué te sirve ir deprisa
si no sabes lo que buscas?
V
Un puñado de ternuras.
Viajes, palabras, un cuento.
Los libros me acompañan.
Escribo sin distancia
que es mi vida, compañero,
y lo demás a nadie importa.
VI
Con tus dedos tan livianos
podrás recoger cosechas,
caracoles y alguna estrella,
materiales sin precio,
poco preciosos para ser exactos,
materiales con memoria,
invocados, ahora lo ignoras,
en esas horas oscuras de la derrota.
VII
Ya que he llegado ahora,
vamos a descansar un rato,
el cielo,
la luna blanca,
un rosario de estrellas.
Ya que estamos aquí
vamos a mirar despacio
esas cosas que a nadie importan.
VIII
¿Quién me va a contar
dónde pude llegar,
aquello que quise ser
o lo que dejé atrás?
¿Quién me lo va a contar?
IX
Ya no vale otra cosa.
que uno nace entero,
que se es como se es,
no importa quien lo diga.
Tú naciste con estrella,
yo me fui a la deriva.
X
Nunca podrás ir al revés,
que es imposible,
que la vida no es calcetín.
No se puede ignorar,
el tiempo ya no lo quiere,
que es mejor dejarlo en paz,
que dormiten los recuerdos,
guárdalos con mano suave
y no los dejes regresar.
Que la vida es sólo eso,
un pasado que se va.
XI
No quiero ser mala actriz,
siempre en los ensayos
sin aprenderme el papel,
intentando ir deprisa,
sin aplausos y sin público.
Que quiero ser persona
con un papel ignorado,
porque cada día ha de ser
una única representación
sin trampa ni apuntador.
XII
Alma no es palabra pasajera
como ésas que pronuncias a deshora,
sin mantener con ellas la distancia,
aunque medie el camino de la vida.
Que alma es la esencia,
respiración tan necesaria,
sutil tejido a dos aguas.
Que alma es la copla que nos salva,
ésa que alerta en las noches,
entreverada de blancos pensamientos,
encadenada a la memoria pina.
XIII
Rabia no es el término
que escupes con desprecio
cuando llegas al infierno.
Acaso sea como el miedo,
ése que nos da la medida
de hombres pequeños sin sentido,
incapaces de dominar el abismo,
necios, ignorantes, sin destino.
Seres que con un gesto de impotencia
claman al cielo en busca de respuestas.
Que la rabia no es sólo palabra,
que es mucho más que un sentimiento.
XIV
¿Será mío el poema
con que soñamos
lo que suena en el cielo?
Un poema tranquilo como la madrugada,
hecho de muchos colores,
alguno azul,
quizá otros verdes.
El poema que engalana
que hechiza las gargantas,
que vela a los muertos.
¿Será mío ese poema
por el que valdrá la pena
quedarse sin palabras,
sin patria,
sin Dios,
sin vida?
XV
Si te sientes extranjero en tu patria
perdona a los que ignoran,
que extranjero es palabra azul y clara,
hecha de nostalgias,
de dunas y de puñados de estrellas.
Nunca te sientas extranjero,
que todos vivimos errantes,
que no hay tierra propia,
que extranjero no es insulto,
que es otra cosa,
que todos somos extranjeros
en pos de cualquier quimera.
XVI
Raza no sirve como nombre
que es un venablo que se arroja.
Raza no sirve como insulto,
que no es bandera,
que no es nada.
Raza es ese término
que prefieren los que ignoran
que lo distinto no es distante,
que los miedos traen dudas
las dudas tempestades.
XVII
Acaso guardes en el fondo del armario
esa palabra
tronchada por el hielo,
Caída
en varias batallas.
Palabra herida
sin remedio.
Quizá se sienta traicionada,
palabra del perdón y de la idea,
palabra mansa del consejo.
palabra con que te cubres
cuando tienes frío
y que bebes cuando estás sediento.
XVIII
Que el miedo no perdona,
que no sabe de esperanzas,
burla traicionero,
se esconde,
te tiende celadas
grandes como el silencio.
Que el miedo es esa boca
que se cierra desde dentro,
oscura como el abismo,
como una cueva inmensa.
donde sólo viven
las sombras
despreciables
de espectros.