
Ferrater Mora, autor del famoso
Diccionario de Filosofía, es uno de nuestros principales pensadores exiliados, cuya prosa es una de las
más típicas del "seny" catalán: ironía, mesura, constancia, ingenio. En este sentido, sus páginas son leídas con gusto.
Filósofo de proyección internacional, fue el primero que en el exilio se interrogó sobre lo que llamaríamos "el ser de los catalanes", para usar una expresión de ámbito américocatrista. En
Les formes de la
vida catalana intentó un approach al talante colectivo de Cataluña, fijándolos en cuatro constantes: la "continuidad", que combina tradición y evolución; el "seny", palabra irreductible en su traducción,
próxima al "sentido común", que comprende circunspección como prudencia realista; la "mesura", valor mediterráneo, contrapuesto a la grandeza quijotesca y a cualquier romanticismo, e inclinado a las realidades
tangibles y a la "obra bien hecha" de Eugenio d’Ors. Por fin, la "ironía" ingrediente de la filosofía de la vida, moderadora de absolutismos y derrotismos. En obras posteriores Ferrater Mora medita en la
perdurabilidad de Cataluña, encrucijada de razas y de emigraciones, que funde en sus crisol milenario. Según, Ferrater, Cataluña está abierta a tres mundos: hispánico, europeo y mediterráneo.
José Ferrater Mora nace en Barcelona en 1912. Estudia filosofía en la Universidad de Barcelona y terminaba sus estudios el año en que estalló la guerra civil, al fin de la cual pasó a América, siendo profesor de
Filosofía en La Habana y en la Universidad de Santiago de Chile y, tras de disfrutar de un beca de la Fundación Guggenheim en Estados Unidos, se estableció en este país, donde enseña en el Bryn Mawr College
(Pennsylvania). Fue galardonado en 1985 con el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, y en 1988 fue investido doctor honoris causa por la Universidad de Barcelona, en cuya ciudad falleció en 1991.
Aunque antes de la guerra Ferrater Mora había publicado en Madrid un libro
Cóctel de verdad (1935), hasta después del 39 no puede decirse que comience en realidad su carrera de escritor. Es autor de
un monumental
Diccionario de Filosofía (1941; revisado y ampliado en 1979) que le dio fama internacional. En 1944 publico su notable estudio
Unamuno: bosquejo de una filosofía,
considerado uno de los mejores comentarios sobre el pensamiento y la filosofía del pensador vasco, y en 1958 vio la luz su estudio
Ortega y Gasset. Etapas de una filosofía. Entre sus libros de tema
filosófico destacan:
El sentido de la muerte, El hombre en la encrucijada, El ser y la muerte: bosquejo de una filosofía integracionista, Tres mundos: Cataluña, España, Europa, El ser y el sentido, La
filosofía actual, El hombre y su medio y otros ensayos, Ética aplicada, en colaboración con P. Cohn,
La crisis humana y
Fundamentos de filosofía. Su pensamiento filosófico,
de orientación "integracionista", mezcla elementos de existencialismo europeo y de las corrientes cientificistas anglosajonas.
Realizó diversas incursiones en el campo de la narrativa: las novelas
Claudia, mi Claudia, Hecho en Corona, El juego de la verdad, La señorita Goldie, situadas las tres últimas en una imaginaria
"República Democrática de Corona", y el volumen de relatos
Voltaire en Nueva York.
Colaboró en diversas revistas del exilio, tales como, Cuadernos del Congreso por la Libertad de la Cultura, Realidad, España Libre y Revista de Catalunya.
Es cierto que Ferrater se ha dedicado a la "literatura de ideas", o, como él dice, "a la pura y simple prosa ni dramática ni narrativa" pero no es menos cierto que muchas de sus páginas están escritas en lenguaje
popular, a veces hasta desgarrado y, desde luego, lleno de gracia, que le convierten en un gran escritor de estilo ágil, fluido, chispeante y a veces con verdadero donaire.
Ferrater Mora observa que en España no puede haber "tercera España" (o sea, posibilidad de verdadera coexistencia) mientras no haya más Españas, mientras no haya "múltiples poderes", ya que la causa de la libertad y
de la democracia exige que se facilite la creación de instituciones ajenas al aparato estatal.
En la formación filosófica de Ferrater Mora se dejan sentir, unos con más acentos y otros con menos, la influencia de varios filósofos, entre ellos podemos citar, desde luego la decisiva de Unamuno, y las de Ortega y
Gasset, Sartre y Zubiri, y este último con especial fuerza, sin que por ello siga su pensamiento la dirección de uno determinado, sino que sigue en esto un conveniente eclecticismo.
Bajo el punto de vista de la preocupación del quehacer filosófico en diferentes naciones, no puede olvidar ni las personas, ni las formas objetivas del pensamiento anglosajón. Y así decía: "Opino que la preocupación
anglosajona por la ciencia y sus problemas no podrá ser descartada fácilmente, pues si bien la ciencia no lo es todo, constituye la contribución mayor del espíritu moderno al mundo de la cultura".