
Observatorio de la Isla de León.
El 23 de septiembre de 1751 Jorge Juan es nombrado capitán de la Real Compañía de Guardias Marinas de Cádiz.
En 1753 presenta al marqués de la Ensenada, a la sazón ministro de Fernando VI, la sugerencia de instalar en
dicha ciudad un observatorio astronómico que sirviera para fomentar el estudio de esta ciencia entre los
cadetes de la Academia de Guardias Marinas.
El marqués autoriza la iniciativa y, con la colaboración de Luis Godín Chacón, Jorge Juan funda el Real
Observatorio de Cádiz, que es emplazado en el torreón del castillo de la villa, comúnmente conocido como
Castillo Viejo o de la Pólvora. El cargo de director del centro era anexo al de capitán de la Real Compañía.
El Observatorio se hallaba a cargo de oficiales de la Armada que a su vez eran profesores de la Academia y en
aquellos momentos atendían a las necesidades científicas de la época.
Jorge Juan cesa en 1767, al ser nombrado embajador en Marruecos. Le sustituye Vicente Tofiño el 6 de agosto de
l768. Éste sería el hombre que formaría a Julián Ortiz-Canelas. El mismo Ortiz-Canelas diría: «Desde que nací,
y cuando tuve fuerzas corporales, empecé a manejar los telescopios, siempre al lado de D. Vicente Tofiño».
Por Real Decreto de 1 de mayo de 1783 se nombran oficiales fijos, procedentes del Cuerpo General, que han de
iniciarse en la teoría y práctica de la Astronomía a las órdenes de Tofiño, a los alféreces de navío José
Espinosa Tello, Luis María de Salazar y Alejandro Belmonte, y a los alféreces de fragata Julián Ortiz-Canelas y
José Vargas Ponce.

Muchos insignes marinos pasaron por el Observatorio en los primeros años de su existencia: Francisco Javier
Winthuysen, José Varela, José Mazarredo, Cipriano Vimercati, que a su trabajo de director uniría la formación
de la Oficina de Efemérides, Alejandro Malaspina, Miguel Gastón, Dionisio Alcalá Galiano, Cosme Damián Churruca,
Manuel Diaz Herrera, Ramón Blanco, José O'Connock Máximo de la Riva Agüero, Sebastián Pérez de la Cadena, Juan
Vernaci, Juan Caurín, Rodrigo Armesto, José Ortiz-Canelas (hermano de Julián), entre otros, jalonan varias
etapas de intensos trabajos en la historia del Centro.
Tras estos oficiales de Marina, dedicados a las tareas astronómicas, llegamos a la fecha de 9 de septiembre de
1798, en que se dispuso la separación de la dirección de la Academia de la del Observatorio; sin embargo, éste
continuaría dependiendo del comandante de la Real Compañía de Guardias Marinas hasta el 10 de julio de 1818.
Rodrigo Armesto sustituye a Cipriano Vimercati en la dirección, y el 29 de octubre de 1798 presenta un plan de
tareas que es aprobado el 28 de noviembre siguiente. A Rodrigo Armesto lo releva el 5 de octubre de 1801 Julián
Ortiz-Canela, quien dejaría huella en la historia del Observatorio, ya que a su gran sabiduría unía su
infatigable voluntad para lograr la máxima categoría y dignidad para el establecimiento, como se desprende
sobre todo en la extensa representación que formuló a las Cortes el 26 de enero de 1821, compuesta de 76
folios.
Hombre modesto, según se desprende de su biografía, Ortiz-Canelas luchó con gran tesón contra gobernantes y
políticos para que el Observatorio de la Isla de León no sucumbiese y alcanzase el puesto que le correspondía
entre los centros científicos de la época.
No podemos dejar de mencionar a hombres como José de la Cuesta, Joaquín Francisco Fidalgo y José Sánchez
Cerquero, entre otros, que colaboraron con Ortiz-Canelas, supliéndoles durante sus ausencias y secundándolo en
la inagotable tarea de defender la permanencia del Observatorio en el Departamento Marítimo de Cádiz.
Julián Ortiz-Canelas y Mola era hijo de Tomás Ortiz-Canelas de la Torre, natural de Málaga, capitán de
Infantería reformado (situación parecida a la actual de excedencia), maestro de Fortificación y Dibujo de la
Compañía de Guardias Marinas de Cádiz, y de doña Gertrudis Mola y Estelle, natural de Cádiz. También gaditano,
Julián, nacido en 1767, era el mayor de los cinco hermanos; José, nacido en 1769; Ramón en 1772; Lorenzo en
1773 y Miguel en 1774.
Tomás Ortiz-Canelas, padre de Julián, trazó uno de los planos que describían los tres pisos de la casa
destinada a Academia de Guardias Marinas en la Isla de León, conocida como «Casa de la Reina» o «Casa del
Sacramento». Dicho plano se conserva en el Archivo de Simancas con el resto de la documentación referente a
esta finca.
Julián Ortiz-Canelas diría más adelante en la exposición que formuló a las Cortes sobre la confección del
almanaque civil: «Quizá soy el único que se puede llamar hijo de la Astronomía en España. En mi niñez todavía
observé la aparición y ocultación del anillo de Saturno, y por fenómeno tan delicado comencé mi práctica y
aprendizaje de astrónomo. Son ya corridos cuarenta años de semejante ocupación -esto lo escribía en 1821-, los
veinte con aquel general tan sabio y vigilante maestro que era don Vicente Tofiño. Desde 1783 aquella afición
fue un deber, pues hecha la paz se me destinó al Observatorio, entonces en Cádiz, con otros oficiales
subalternos para ejercitar las observaciones astronómicas bajo la enseñanza de aquel mismo jefe. Duchos en las
más necesarias y en el manejo de los principales instrumentos, nos empleamos en construir el atlas
hidrográfico, en cuya vasta y gloriosa empresa me ocupé desde la primera salida al mar hasta, tener concluidas
las costas de la península y sus islas, la correspondiente de África y Terceras».
Para ingresar en la Armada como guardiamarina se exigía en aquella época prueba de nobleza. Los que no la
poseían ingresaban como aventureros. La de los hermanos Ortiz-Canelas procedía de sus cuatro abuelos, por
provisión de hidalguía de la Cancillería de Granada, que tuvieron que acreditar para servir como
guardiamarinas. Julián fue recibido en la Academia de Cádiz el 20 de julio de 1780. Le seguirían José el 7 de
abril de 1785, Ramón el 5 de mayo de 1788, Lorenzo el 19 de febrero de 1789 y Miguel el 1 de julio de 1790.
En la Hoja de Servicios de Julián Ortiz-Canelas se puede leer: «En un curso aprueba las materias elementales.
El 3 de agosto de 1781 embarca en la fragata Santa Perpetua y en la guerra contra Inglaterra, zarpa de Cádiz
permaneciendo ocho días en la boca O. del estrecho de Gibraltar y más de tres meses actuando de corso sobre las
islas Terceras. En el mismo buque, y en la escuadra mandada por el teniente general don Luis de Córdova,
continuando en la guerra, cruzó durante cuarenta días frente a los cabos de San Vicente y Santa María,
regresando a Cádiz.
En la misma fragata, aún en guerra, zarpó de Cádiz el 16 de febrero de 1782, efectuando un crucero de treinta y
cuatro días en la boca O. del estrecho de Gibraltar, retornando después al puerto de salida. El 22 de marzo
volvió a hacer el mismo crucero con las fragatas Nuestra Señora del Carmen y Nuestra Señora de la Asunción,
volviendo a Cádiz, pues había quedado desarbolada la fragata de los palos mayor y trinquete. Una vez reparada,
y todavía en guerra, volvió a la mar el 3 de junio, formando parte de la escuadra del teniente general don Luis
de Córdova, que combinada con la francesa hizo campaña en el golfo de Gascuña y canales de la Mancha e Irlanda
en persecución de la flota enemiga, regresando a Cádiz a los tres meses de navegación.
El 8 de septiembre siguiente zarpó con la misma fragata y escuadra para auxiliar en Algeciras a los defensores
que eran atacados por baterías flotantes, empleándose su fragata en hostilizar con las fuerzas sutiles, en
cruceros sobre Punta Europa con vientos de la parte E. y en el Apostadero de Punta Carnero con los del O.,
habiendo naufragado en la costa con el huracán que se desató el 10 de octubre; actuó en el feliz salvamento de
la fragata, su delicada recorrida en Algeciras y su peligrosa navegación a Cádiz. En dicho puerto fue
transbordado al navío Santa Isabel el 15 de diciembre de 1782. A los cinco días de permanencia en el buque fue
ascendido a alférez de fragata, permaneciendo en el navío hasta el final de la guerra contra Inglaterra, el 20
de abril de 1783.
Comisionado en jefe el 1 de julio de 1783 a levantar las cartas marítimas de la península de España e islas
adyacentes (que se extendió después a la costa correspondiente de África e islas Terceras), fue destinado para
esa vasta obra; empleándose en las seis campañas de mar que se hicieron con ese objeto, la mayor parte de los
viajes por tierra en la costa, en comisiones para el reconocimiento de puertos y en Madrid para la publicación
del atlas. Para las campañas de estas tareas fue destinado a las fragatas La Magdalena, Santa Lucía, Nuestra
Señora de Loreto, Nuestra Señora de los Dolores, Santa Perpetua y bergantín Vivo, en el periodo comprendido
entre el 1 de julio de 1783 y el 5 de septiembre de 1788. Desde el 15 de noviembre de 1784 era alférez de
navío. En la fragata Santa Lucía, bajó desde Cádiz a Mogador, que conducía al enviado a Marruecos D. Francisco
Salinas, así como un corso contra argelinos en el cabo San Vicente. El 28 de abril de 1787 asciende a teniente
de fragata».
A principios de 1789 vuelve al Observatorio de Cádiz, donde coincide con su hermano José, que era alférez de
fragata.
De Cádiz pasa Julián a la Isla de León a seguir el curso de Estudios Sublimes de Matemáticas, que se inició en
la Academia de Guardias Marinas de Sacramento y termina en febrero de 1792. El 1 de marzo de 1791 había
ascendido a teniente de navío. Durante el primer año del curso realizó tareas semanales para el Observatorio y
en los dos siguientes ocupó el puesto de ayudante de las Compañías de Guardias Marinas.
Por Real Orden de 26 de marzo de 1793 regresa al Observatorio para dedicarse a las tareas astronómicas, y con
ocasión de la guerra contra Francia embarca el 13 de julio de 1793 en el navío Concepción de la escuadra de don
Juan de Lángara, que zarpó para la primera campaña del Mediterráneo. Se encontraba en su gran desarbolo sobre
Málaga y permaneció allí hasta su difícil navegación a Cartagena, donde se le efectuó una rápida reparación.
Una vez realizada ésta, zarpó rumbo a Tolón, desde donde, con la evacuación de las tropas combinadas, regresa a
Cartagena con la escuadra. En Tolón Ortiz-Canelas había sido desembarcado y destinado al servicio de Ingenieros
del Ejército y, por orden del general jefe de las tropas, quedó en el puerto de Malbusquet, fortificando esta
avanzada bajo el fuego de mortero y cañón de las baterías enemigas, hasta el abandono del fuerte por orden del
general jefe.
Regresa al navío Concepción, donde se halla destinado hasta el 15 de febrero de 1794, en que pasa al navío
Santa Isabel, el cual arriba a Cádiz formando parte de la escuadra mandada por don Tomás Gayangos. El 24 de
mayo desembarca por encontrarse enfermo de gravedad, afectado por calenturas pútridas.
Una vez repuesto, el 14 de julio siguiente embarca en el navío Glorioso, de la escuadra de don José de Córdova,
efectuando una campaña sobre el cabo San Vicente en la guerra contra Francia. El 24 de noviembre del mismo año
es trasladado al navío San Fulgencio, en el que zarpa de Cádiz para El Callao de Lima a finales de febrero de
1795. Efectúa navegaciones por el cabo de Hornos en riguroso invierno, arribando al Río de la Plata a los
ciento treinta días de penosa navegación. Efectuadas algunas reparaciones en el navío, el buque regresa con
caudales a Cádiz en julio de 1794.
El 9 de julio de 1796 pasa a la fragata Nuestra Señora de la Paz, de la escuadra de Lángara, haciendo toda la
campaña de dicha escuadra en el Mediterráneo en la guerra contra Inglaterra, persiguiendo a la flota enemiga
sobre las costas de España, Francia e Italia.
Tomó parte en el desgraciado combate del cabo San Vicente el 14 de febrero de 1797. El 3 de julio siguiente
desembarca por enfermedad y, aún no restablecido, vuelve a embarcar a primeros de febrero de 1798 en el navío
Intrépido, de la escuadra de don José de Mazarredo, que batía a la flota inglesa que bloqueaba Cádiz.
El 24 de abril de 1798 se le ordena actuar de defensor del capitán de navío don José Butler, comandante que
había sido del Conquistador durante el combate de 14 de febrero de 1797.
Por Real Orden de 23 de septiembre de 1798 es destinado al Observatorio de la Isla de León con la misión
especial de verificar las tareas del ramo de «longitud geográfica», tarea que realizó hasta el 23 de mayo de
1802, en cuya fecha embarca en el navío Bahama, de la escuadra de don Domingo Navas. El 15 de febrero de 1803
regresa a su destino de director del Observatorio, puesto para el que había sido nombrado en interinidad y
fuera de antigüedad el 5 de octubre de 1801, relevando a don Rodrigo Armesto, que había pasado a situación de
retiro. El 2 de julio de 1804 es ascendido a capitán de fragata, siendo nombrado director en propiedad por Real
Orden del día siguiente.
El 29 de noviembre de 1804 el Consejo Supremo de Guerra le autoriza a contraer matrimonio con doña María
Concepción González Navarro.
Durante su permanencia en el Observatorio organiza y dirige la publicación del Almanaque Náutico que había sido
iniciada en 1791 por Vimercati. Su objetivo era conseguir unas efemérides útiles y prácticas para el navegante,
dotadas de la mayor actualidad científica posible y calculadas directamente y en su mayor extensión en el
Observatorio.
En una labor sistemática que comprende la publicación de los volúmenes de los años 1803 al 1813, introduce
directamente en los cálculos el meridiano de la Isla de León; adopta las tablas y las teorías modernizadas;
utiliza los métodos de interpolación más precisos; reduce el intervalo de interpolación de la Luna de acuerdo
con las necesidades del navegante y llega, por último, a hacer independientes nuestras efemérides de las del
almanaque inglés, que había servido hasta entonces como modelo, este último mediante el cálculo propio de las
distancias lunares al Sol y a una selección de estrellas, selección que también sería observada en los
programas astronómicos del Observatorio.
En sus deseos de proporcionar el Almanaque Náutico a nuestros navegantes con tiempo suficiente, llegó éste a
editarse con una antelación de hasta cuatro años.
Su ofrecimiento para trabajar en la confección de los almanaques náuticos tuvo lugar el 16 de noviembre de
1809, siendo aceptado por el Supremo Consejo de Regencia el 13 de noviembre de 1810, legislándose
posteriormente que dicha tarea y lo que ella pudiera producir correspondiese privativamente al Real
Observatorio Astronómico de la Isla de León.
Sus trabajos prácticos en Astronomía y su aportación científica aparecen en las series de observaciones y
memorias publicadas en apéndice de los almanaques de los años 1804, 1807, 1809 y 1810. Estos trabajos han sido
comentados y reconocidos en la historia de la Astronomía y en los tomos de la Connaissance du Temps francesa de
la época.
Mantiene, a propósito de sus trabajos, en particular en los que se refieren a la determinación de las
diferencias de longitudes entre observatorios, una interesante correspondencia que le acredita entre los sabios
astrónomos de entonces, en particular ante Labande, antiguo profesor de Astronomía, y ante los directores de
los Reales Observatorios de París y Viena, Mechain y Treinecker, respectivamente. Esta correspondencia,
naturalmente, revierte en el prestigio del Observatorio de la Isla y confirma su utilidad práctica.
El 24 de mayo de 1818 asciende a capitán de navío. Una Real Orden de 7 de marzo de 1813 dispone se le concedan
seis meses de licencia para trasladarse a Londres, con objeto de atender al restablecimiento de su salud, pues
había de sufrir una operación de garganta. El 27 de agosto siguiente se le prorroga la licencia por otros seis
meses, y debido a nuevas solicitudes se le concederían tres licencias más: 17 de septiembre de 1814 para
estancia en París, 22 de abril de 1815 y 31 de mayo de 1816 para estancia en Londres. A este respecto en el
Archivo General de Marina consta la copia de una certificación expedida por Mr. Astley Cooper, cirujano del
Hospital de Gay, describiendo los dos grandes pólipos que tenía Ortiz-Canelas en la garganta, que le extrajo
dejando raíces. La causa del origen del mal se hallaba en los aires húmedos, el uso de alimentos salados,
picantes y, sobre todo, en los trabajos mentales del enfermo en las observaciones astronómicas y cálculos.
Reputaba la enfermedad como incurable y sólo paliativa con el tratamiento de medicamentos que se indicaban y
con moderado trabajo del paciente.
La ocultación de 30 de julio de 1812 fue el último trabajo que realizó Ortiz-Canelas antes de su marcha a
Inglaterra.

Por
la ausencia del director del Observatorio, una Real Orden de 7 de mayo de 1813 nombra director interino al
brigadier don Joaquín Francisco Fidalgo, teniente de la Compañía de Guardias Marinas de Cádiz y antiguo maestro
de Matemáticas de la misma, pero como éste, desde el 10 de septiembre de 1812, desempeñaba en comisión la
dirección del Colegio de Pilotos de San Telmo de Sevilla, se designa el 17 de octubre para la dirección del
centro, también interinamente, a don José de la Cuesta. Fidalgo, que el 25 de septiembre se había reincorporado
a su cargo en Sevilla, no deseaba ser director y propuso a su antecesor José de la Cuesta. Éste, como
Ortiz-Canelas, conocía varios idiomas.
El 9 de julio de 1813 se dispuso que en el Observatorio se impartiese el curso de Astronomía, una vez que los
oficiales dedicados a los Estudios Mayores se encontrasen con aptitud para iniciarlo. Esta práctica sería
habitual en lo sucesivo.
Por Decreto de las Cortes de 2 de septiembre de 1813 se había adjudicado a la Oficina de Efemérides la
plantilla de cinco calculadores y dos meritorios. Al mes siguiente se estableció que para cubrir esas plazas el
director del Observatorio debía elegir a los más aptos que pudiese haber en las brigadas de Artillería de
Marina. Pero nada se determinó sobre un plan de tareas en esta oficina, que fue presentado con sucesivas
adiciones desde 1808 a 1813 por calculadores de ella.
En el año últimamente citado, el director interino que regía entonces, don Joaquín Francisco Fidalgo la formula
por la vía reservada de Marina el 5 de agosto de 1813 compuesta de 23 folios y en ella ofrecía solucionar los
problemas de personal existentes, referentes a los oficiales fijos y a los calculadores de Efemérides o alumnos
de segunda clase. Este plan reafirmaba varios extremos del que había presentado Ortiz Canelas a principios de
1812
A su paso por París, y durante su estancia en Inglaterra, examino Ortiz-Canelas algunos instrumentos de
astronomía en relación con la modernización del Observatorio.
Al regresar de Inglaterra se detiene en Madrid, donde tiene ocasión de observar el eclipse del 18 de noviembre
de 1816, en unión del capitán de fragata don Felipe Bauzá Cañas, el cual el 29 de agosto de 1797, siendo
teniente de fragata, había sido encargado de crear la Dirección de Hidrografía.
En Madrid había solicitado el retiro debido a su quebrantada salud. Le contesta Su Majestad que no se lo
concedía, pues necesitaba de sus conocimientos para consolidar el Observatorio de la Isla de León, al que se
incorpora el 21 de abril de 1817. A la petición de retiro había unido la del ascenso a brigadier, ofreciendo,
si éste se le concedía, continuar en el puesto de director siempre y cuando se dotara al Observatorio de una
organización que convirtiera al centro en uno de los mejores de Europa. Sin embargo, ninguna de sus dos
peticiones prosperó, ya que fue autorizado a presentar sus planes de organización, y en cuanto al ascenso sólo
recibió vagas promesas que no se cumplieron.
El 26 de junio de 1817 presenta su plan de gobierno y administración para el centro, que fue aprobado el 10 de
julio de 1818. En su artículo primero establece la independencia del Observatorio de cualquier autoridad que no
fuese la del Rey, a través del ministro de Marina. Los oficiales subalternos serían nombrados por éste a
propuesta del director del centro. Este plan de gobierno correspondía a un plan de mejora del establecimiento
que se le había encomendado y cuyo plazo finalizó en junio de 1817. Existen referencias de haber encomendado
Ortiz-Canelas a don José de la Cuesta la observación de varias ocultaciones por este tiempo.
Las observaciones estaban a cargo del director, quien distribuía entre sus subordinados las tareas
correspondientes. La publicación se efectuaba por contrato con un librero, pues la imprenta se cerraría
vendiéndose los útiles, a excepción de los caracteres facultativos, que serían entregados a su justo precio al
mismo librero con quien se contratase la publicación de los trabajos del centro.
Las propuestas de Ortiz-Canelas tendían a definir el Observatorio más conveniente para cubrir las necesidades
científicas españolas de la época, teniendo en cuenta nuestra precaria economía. Se referían tanto al lugar
ideal para el Observatorio como a las disposiciones a adoptar para el mejor aprovechamiento del potencial
humano existente.
Proponía, en consecuencia, el tipo de instrumentos a utilizar; entre otros se indicaba un anteojo meridiano con
el que se determinarían las ascensiones rectas de los astros, mientras que las declinaciones se obtendrían con
mayor precisión al paso de éstos por el meridiano en un mural de seis pies de radio, a encargar al afamado
artista inglés Juan Bird. Estos dos instrumentos han sido recuperados hace algunos años.
Habrían de efectuarse también obras de reparación de los aparatos existentes. Con objeto de que los muros
proporcionasen gran estabilidad a los nuevos aparatos que se iban a instalar, habría previamente que realizar
obras para su fortalecimiento. Se proponía, además, la disolución de obradores de instrumentos y de relojería.
Los empleados de aquél pasarían al arsenal, y para la limpieza y conservación de los aparatos del Observatorio
se pediría al obrador de instrumentos de aquél un obrero capacitado siempre que fuese necesario. En cuanto al
relojero se trasladaría al Observatorio de Madrid.
En lo referente a la formación, impresión y despacho del almanaque civil de las provincias españolas y
posesiones en Africa, que el 26 de septiembre de 1811 se había concedido en privilegio exclusivo, confirmado en
3 de junio de 1814 al Observatorio, éste continuaba encargado de su elaboración, pero su impresión y venta se
haría por subasta en cada una de las provincias. En la Gaceta de 7 de noviembre de 1820 se publicó la orden de
traslado de este privilegio a Madrid.
Sobre este particular es muy interesante la representación que elevó Ortiz-Canelas al Congreso. La redactó el
26 de enero de 1821 y era muy extensa. Se compone de 76 folios, incluidos copias de escritos anexos, y es de
sumo interés, pues de su contenido se desprende el tesón y enorme tarea desarrollada por Ortiz-Canelas durante
el tiempo que desempeñó la dirección del establecimiento, así como sus criterios en relación con los problemas
de la Astronomía española de la época y con los que entonces planteaba la organización del Observatorio de San
Fernando, lo que proporciona un valioso testimonio para la historia del centro.
Como consecuencia de esta exposición de Ortiz-Canelas, en la que se llegó a cuestionarse el traslado del
Observatorio a Madrid, el 13 de noviembre de 1823 fue devuelto al Observatorio el privilegio de la confección
del almanaque civil, cuando regía el centro el sucesor de Ortiz-Canelas, Sánchez Cerquero.
El 27 de mayo de 1846 se dictan unas normas del entonces ministro de Marina don Francisco Armero y F. de
Peñaranda, determinando las obligaciones del director del establecimiento y de las autoridades provinciales,
así como de los derechos y obligaciones de los subastadores.
Un Real Decreto de 26 de agosto de 1819 señalaba la campaña en Francia de Ortiz-Canelas, de tres años, ocho
meses y trece días, como abono de tiempo de servicio. Otro de 20 de diciembre de 1820 le concedía la cruz y
placa de San Hermenegildo. Durante su permanencia en Inglaterra y Francia para restablecimiento de su salud
disfrutó del sueldo íntegro, y como hemos dicho anteriormente, visitó arsenales y observatorios como el de
Greenwich. En el informe que se elevó al ministro de Marina cuando solícito el retiro y el ascenso a brigadier
se decía entre otras cosas: «El retiro seria justo concedérselo, pues sus trabajos acelerarían su muerte, pero
su mal no es de tal gravedad para no asumir del todo sus tareas. Sería un testimonio publico del aprecio que
merece el sacrificio de su salud. El ascenso a brigadier se considera desproporcionado a su antigüedad, aunque
pudiera otorgárselo al pasar a retiro, pero con sueldo de capitán de navío». La petición de ascenso le seria
denegada el 18 de marzo de 1817 por no considerarse oportuna. No se ha encontrado constancia de que ni aun con
carácter honorífico se le ascendiese.
El 9 de noviembre de 1821 cesa en el cargo. Le sustituye don José Sánchez Cerquero, que asumió el puesto con
carácter interino hasta que ascendió a teniente de navío el 14 de julio de 1825. Sería nombrado director en
propiedad el 14 de agosto siguiente.
Falleció en Cádiz el 19 de julio de 1825. Nueve días después se celebraron los funerales oficiales en el
Convento del Carmen de dicha ciudad.
Resumen biográfico.
La época en que vivió Ortiz-Canelas está llena de acontecimientos políticos y de empresas bélicas: expedición
contra Argel, guerras contra Inglaterra y Francia, combate de Cabo San Vicente, invasión francesa,
levantamiento de Riego y entrada del duque de Angulema.
Al objeto de cumplir las condiciones de ascenso, José de la Cuesta, inferior inmediato de Ortiz-Canelas, desea
salir del Observatorio. Primeramente pidió ser embarcado, alegando haber cumplido cuatro años de destino fijo,
petición que le fue negada en atención a las útiles tareas que realizaba en el Observatorio. Después solicita
el destino de segundo ayudante, secretario de la Capitanía General, que a la sazón regía el teniente general
don Pedro Cárdenas Blancardi, destino que se le confiere el 10 de febrero de 1809, aunque sin desatender su
cometido en el Observatorio. Esta permanencia obligada de José de la Cuesta en el centro posiblemente no le
haría sentirse muy cómodo con su superior.
Al ser nombrado el brigadier Joaquín Francisco Fidalgo director interino por ausencia de Ortiz-Canelas, en su
exposición de 5 de agosto de 1813, en la que manifiesta su imposibilidad para desempeñar el cargo por estimarlo
superior a sus fuerzas, debido al mal estado de su vista y salud afectados por sus muchos trabajos en la
Comisión Hidrográfica, confirma el informe favorable de Ortiz-Canelas para que el teniente de navío José de la
Cuesta se haga cargo de la dirección del establecimiento, dada su eficacia y admirable disposición para las
tareas astronómicas.
Ya vimos que la carrera profesional de Julián Ortiz-Canelas como marino y científico abunda en hechos
sobresalientes. Su contrariedad por cesar en el cargo y, entre otros motivos, el negársele el ascenso, suscitó
opiniones desfavorables. Las circunstancias negativas sobre su personalidad han influido, sin duda, en el hecho
de que su figura haya sido tanto tiempo olvidada. Sin embargo, hay que reconocer su valía, su enorme capacidad
de trabajo y su incansable tesón por mantener al Observatorio en el lugar digno que le correspondía. Muchas de
las normas impuestas durante su mandato, con las naturales modificaciones, han venido rigiendo hasta nuestros
días. Con su «Representación al Parlamento» del 26 de enero de 1821 muestra Ortiz-Canelas un temperamento
emprendedor y polémico. Constituye un curioso ejemplo de dialéctica y excelente testimonio histórico de los
primeros años de vida del Observatorio de la Isla de León.
Es curioso anotar que no se conoce retrato alguno de este marino sobresaliente.