Colegio Naval de La Carraca. Su breve duración. Estudios por libre.
En 1809 se alojaron en la Academia de la Isla de León tropas inglesas, por lo que los guardiamarinas se
trasladaron provisionalmente a una casa de la Plaza del Carmen.
La guerra de la Independencia había paralizado la vida docente de las Academias departamentales al incorporarse
los cadetes a los batallones de Marina y Cuerpos del Ejército. Terminada la guerra se proyectó abrir un colegio
naval en Puerto Real o en La Carraca, estableciéndose al fin en este último lugar por una orden de 14 de abril
de 1825. La admisión de guardiamarinas se hallaba en suspenso desde 1821.
El centro de La Carraca fue una casa de educación naval que adoptó el nombre de Colegio Real y Militar de
Caballeros Guardias Marinas, donde en régimen de internado habrían de cursar los alumnos sus estudios hasta que
saliesen a navegar. A él pasaron las últimas promociones que se habían instruido en la Casa del Sacramento. Las
condiciones de ingreso eran muy similares a las primitivas: saber leer y escribir, no tener imperfección
corporal, fatuidad, ni complexión poco robusta que inhabilite para las funciones del servicio y para resistir
las fatigas de la navegación.
El Colegio quedaba bajo la inspección y autoridad del director y capitán general de la Real Armada, que era el
capitán general del Departamento de Cádiz. Inició sus clases el centro el 28 de enero de 1826 bajo la dirección
del brigadier D. Manuel Lobo Campos.
Los alumnos presenciaban los trabajos y faenas marineras que se realizaban en el Arsenal. El reglamento por el
que se regía la Academia se dictó el 8 de octubre de 1825.
La Academia tuvo muy corta duración, pues dada la situación de la Hacienda no fue posible sufragar los gastos
de su mantenimiento, por lo que no hubo otra solución que cerrarla, lo cual se dispuso por Real Orden de 22 de
enero de 1827, cumplimentándose en febrero de 1828, cuando terminaban la carrera los alumnos que cursaban sus
estudios. Además de la dificultad económica, existía la de que el local de la Academia no reunía las
condiciones adecuadas.
Es sabido lo funestos que fueron estos años para la Marina. Refiriéndome a los guardiamarinas, mencionaremos
que por Real Orden de 22 de enero de 1828 se suspendió la realización del proyectado Colegio Naval y se
determinó poner en venta los libros y mobiliarios de las antiguas academias. En adelante los que optasen a
plazas de guardiamarinas habrían de realizar los estudios en centros autorizados, como los Colegios de San
Telmo y Escuelas de Pilotaje. Examinados en los Departamentos de materias elementales y otras relacionadas con
la navegación, los aprobados embarcaban por un período de seis años y al cabo de ellos sufrían nuevo examen
sobre ejercicios teóricos y prácticos de las materias que debe conocer un oficial de Marina, superados los
cuales favorablemente, eran nombrados alféreces de navío.
El 8 de octubre de 1825 se había dispuesto que la clase de guardiamarina dejase de constituir cuerpo como hasta
entonces. Una Real Orden de 23 de noviembre de 1827 decía que los guardiamarinas no debían hallarse nunca
desembarcados.
Habrían de sufrir examen de los estudios necesarios para saber llevar un buque de uno a otro puerto. Después de
navegar seis años, día por día, habrían de aprobar un segundo examen para ser promovidos a alféreces de navío.
La navegación la efectuaban en las condiciones de un marinero y habían de familiarizarse con los riesgos de a
bordo.
En mayo de 1831, se había establecido la Academia experimental de los guardiamarinas a bordo de la fragata
Perla, y en el navío Soberano efectuaban también prácticas de navegación.
En junio de 1834 se propuso sustituir las clases de la Academia, impartiendo en su lugar Cursos de Estudios
Mayores, que tienen su origen en una orden de 1748, que decía: Cuando algunos guardiamarinas estén bien
impuestos en la náutica y en las facultades que conducen a su perfección, podrán aplicarse al estudio de las
ciencias matemáticas más abstractas y difíciles como el álgebra, la geometría superior y otras. Como
consecuencia de esta orden, en 1789 el teniente-comandante interino de los guardiamarinas de Cádiz, Alejandro
Malaspina, propuso un curso de estudios astronómicos de cuatro años de duración a efectuar en el Observatorio
de Cádiz, pero en 1793, a consecuencia de la ruptura con Francia, quedaron interrumpidos.
El ministro de Marina, jefe de escuadra D. Francisco Javier Ulloa y Ramírez de Laredo, presentó a la firma de
la Reina, el 6 de noviembre de 1837, un decreto proponiendo la supresión de los Colegios de Pilotos de San
Telmo y la aplicación de sus rentas, efectos y mobiliario al deseado Colegio Naval. El decreto se imprimió y
circuló, pero pasó sin consecuencia al archivo. Al mes siguiente el proyecto de Colegio Naval fue encomendado
al primer astrónomo del Observatorio, D. Saturnino Montojo.
Siendo ministro de Marina, el marino y político D. Joaquín Frías Mollá, el duque de la Victoria firmó un
decreto de 28 de febrero de 1841 disponiendo que la Academia de Guardias Marinas se estableciese en el Colegio
de San Telmo de Sevilla, llegándose a ordenar que los alumnos de este Colegio fuesen trasladados al del mismo
nombre de Málaga. Por aquel entonces en los Colegios de San Telmo se cursaban varias de las materias exigidas a
los guardiamarinas. Sin embargo, el cese del ministro por cambio de política dejó la orden sin efecto ya que el
nuevo ministro, D. Andrés García Camba, accediendo a la petición del Ayuntamiento de Ferrol, firmó un decreto
de 23 de junio de 1841, disponiendo que el futuro Colegio Naval se estableciese en aquel Departamento, en el
que se realizaron obras que fueron posteriormente suspendidas, como dijimos al tratar de la instalación de la
Academia de Guardias Marinas de Ferrol. La redacción del reglamento del futuro Colegio, que llegó a ser
publicada, se había encomendado al director del Observatorio D. José Sánchez Cerquero. Este mismo año de 1841
se crea la clase de aspirante de Marina, como inmediata inferior a la de guardiamarina, única existente hasta
entonces.
Por Real Decreto de 13 de agosto de 1813 se habían suprimido los informes de nobleza que se exigían para
ingresar en el Cuerpo de Guardias Marinas, disposición que fue derogada en 4 de mayo de 1814. En 7 de marzo de
1820 se estableció el decreto de 1813, que nuevamente fue derogado en 12 de diciembre de 1823, recobrando su
vigencia la disposición de 7 de marzo de 1820. Por último, en 1834 se suprimieron definitivamente.
En 1842 se estudian nuevos planes de enseñanza, proponiéndose la creación de un colegio naval en San Fernando,
en el que se ingresaría como aspirante de Marina. En un principio se pensó instalarlo en La Carraca, en el
antiguo de Guardias Marinas, pero debido a lo reducido del recinto se desistió del proyecto.