El tema ya lo expuse con claridad en la Revista Arena y Cal de agosto de 1995, y, luego, en la
de marzo de 1999. En ella decía: "...además, veo que en estos últimos tiempos varios columnistas y predicadores
de distintos pelajes y púlpitos se ocupan de la cuestión; no obstante, como no está de más divulgarlo hasta que
se enteren los más recalcitrantes y duros de mollera, pues vamos a darle otra vuelta de tuerca."
Pues, eso, como no está de más, por si acaso alguno sigue ignorándolo, lo repetimos.
Cuando en la noche del 31 de diciembre del año 1999 el reloj de la Plaza del Sol de Madrid termine de dar las
doce campanadas y comience el día 1 de enero del año 2000, estaremos todos delante de esa cosa donde nos
cuentan las mentiras en colores (vulgo TV) con nuestras copas de champaña en la mano y dispuestos a celebrar,
no sólo la entrada de un nuevo año sino esa otra mucho más espectacular que será la entrada de un nuevo siglo.
Cientos, miles, millones de personas chocarán sus copas y brindarán emocionados por tener la suerte de ser y
estar en el recién comenzado siglo XXI, pero..., ¿saben ustedes que estaremos cometiendo un error garrafal, que
no estaremos aún en el siglo XXI?
Podemos estar seguros de que de nada servirán las explicaciones, que el 1 de enero del año 2000 el mundo entero
celebrará el comienzo de un nuevo siglo y milenio; así les interesa a las multinacionales, a los que le marcan
la pauta a la sociedad de consumo, a los dueños omnipotentes de todo lo habido y por haber (léase Capital,
Banca...), ...y así sucederá; sin embargo, el día 1 de enero del año 2000 estaremos viviendo la entrada en
nuestros calendarios de esa cifra mágica y redonda del año 2000 -que representa dos millares de años, veinte
siglos-, pero, aún habremos de esperar a que termine ese año y siglo, es decir, esperar otro año más,
concretamente hasta el día 1 de enero del año 2001, para poder celebrar la entrada del siglo XXI.
¿Que por qué? Muy sencillo: porque no existió jamás un año cero, porque quienes establecieron el calendario,
sin duda, muy juiciosamente, comenzaron la medida del tiempo a partir del día UNO del año UNO, luego, ha de
transcurrir todo el año para que podamos contar UN AÑO y estar en el año DOS. Así, un siglo, el siglo primero,
habrá pasado cuando termine el último día del año CIEN; y un milenio habrá pasado, y estaremos en el segundo,
cuando lleguemos al último día del año MIL. Por tanto, no habremos cubierto el siglo XX y, por ende, entraremos
en el siglo XXI hasta que hayamos llegado al último día del año 2000, el 31 de diciembre. El día 1 de enero del
año 2001, justo entonces, habremos entrado y estaremos en el siglo XXI.
Lo siento por quienes no lo sabían -o se hacían los sordos- que tendrán que aguardar otro año para celebrarlo.
De todas formas, les garantizo que habrá dos celebraciones.