• Alfonso Estudillo Calderón

    CIENCIA - CURIOSIDADES

    LOS CUERNOS

    por Alfonso Estudillo Calderón


De las 4.000 especies de mamíferos que deambulan por el planeta Tierra, según afirman los zoólogos, hay 160 que lucen "madera del aire" -que dicen los poetas.

¿Qué secreto encierra esta metáfora poética? Lo aclara el Diccionario Castellano con las voces de Ciencias y Artes, editado en 1787 por el Padre Esteban de Terreros y Pando, quien nos dice que "madera del aire es expresión comúnmente tenida para cosas serias, por locución más culta que la voz cuerno."

Porque, la cosa está clara, de cuernos se trata.

Para el saber del diccionario "el cuerno es el apéndice óseo que tienen algunos animales como el toro, el ciervo y, en general, los rumiantes, a cada lado de la frente." Mas el saber especializado, siempre exigente, requiere mayor precisión y matiza con aire quisquilloso: "Existen algunas características que sirven para identificar los verdaderos cuernos y astas. Mientras que, por ejemplo, la raíz de los dientes que emulan cuernos hay que buscarla en las mandíbulas, los cuernos y astas siempre la tienen sobre el cráneo, ya sea en el hocico (rinoceronte) o en la parte superior de la cabeza. Mientras que los colmillos están formados por marfil (dentina), las cornamentas son unas veces de hueso -ciervos, alces-, otras de sustancias córneas que rodean un núcleo óseo -antílopes, toros, cabras- o bien de filamentos parecidos -rinoceronte-."

En resumen, no hay que confundir dientes con cuernos. Quede a salvo el honor del elefante, el narval, el facóquero y otros bichos, pues lo suyo son dientes muy desarrollados, y no las infamantes protuberancias.

Pero hay que ser justos con la madera de aire, que no siempre ha sido ni es causa de mofa para los mamíferos -incluidos los racionales- que la llevan.

Los cuernos representan, desde hace miles de años, la fuerza y el poder. Con ellos se tocaban los prehistóricos. Ellos adornaban los templos asiáticos, y en Egipto formaban parte del lenguaje jeroglífico, para significar "lo que está por encima de la cabeza", y, por extensión, elevación, prestigio, gloria.

Los cuernos sirven para defenderse, para procurarse amor, para que la cabeza no se vaya por los Cerros de Úbeda... O sea, que valen igual para un roto que para un descosido.

El cuerno parece ofrecer ventajas a todo el mundo menos al pobre rinoceronte negro, dos de cuyas especies están a punto de extinguirse, y las otras tres en grandes apuros -por culpa de la leyenda-. Desde que alguien decidió que el polvo de cuerno de rinoceronte negro tiene magnificas propiedades afrodisíacas, no han dejado de matarse ejemplares. Y es que los cuernos obsesionan a los curanderos tanto como a los cónyuges celosos o a las hinchadas de fútbol.

Pero por cornúpeta no sólo es tenido el irracional astado. Los cuernos, no contentos con la compañía del marido consentidor, a veces busca la del humano dado a exprimirse el caletre.

Cuenta Cela en "Rol de cornudos" que en el libro sagrado de los sidonios -el Lothus-Matra, que, por lo común, tan mal ha sabido leerse e interpretarse-, se dice que al hombre le florecen los cuernos cuando comete el pecado de pensar. No pienses y no serás cornudo (salmo CXXIII)". Salmo sustentado por una sugestiva hipótesis científica: "porque los pensamientos solidifican su sustancia en forma de cuerno al salir de la cabeza y entrar en contacto con los espíritus que flotan en el éter".







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