Plumas selectas
- TEXTOS 3
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¿QUIÉN ESCRIBE A MIS ESPALDAS EL LIBRETO DE MIS SUEÑOS?
Llaman a la puerta, si estoy despierto es el cartero, si estoy dormido ¿quién será? ¡Abuelita! ¿Que no estás muerta?
¡Antes tú vas a chupar faros, pinche escuincle cabrón!
Y en una larga carcajada sin dientes... ¡Abue, abuelita, no te...!
Ya se fue, ella me llamaba así, "pinche escuincle cabrón". Aaabuuueeeliiitaaa, nunca quieres quedarte un ratito conmigo...
Y entonces llaman a la puerta, debe ser el cartero. ¡Ya voooy! ¿Dónde estará mi otro calcetín? ¡Ya voy! Sí, es el cartero. Y mirando a la calle, un pie más frío que el otro, una carta distraídamente en la mano, regresa la pregunta,
siempre la misma. ¿Quién escribe a mis espaldas el libreto de mis sueños?
Vocabulario mexicano
Chupar faros: morirse Pinche: pobre tipo, poca cosa, o bien desgraciado, mala persona Escuincle: mocoso, niño de corta edad.
UN SEÑOR QUE TAMPOCO TIENE QUIEN LE ESCRIBA
-Cosmar Curnowi.
-Disculpe, señor ¿podría repetirlo?
-Cos-mar Cur-no-wi.
-Un momento, por favor... -y regresando del fondo de la oficina de correo- No señor, nada a ese nombre.
La escena se repite diario a lo largo del año. Por fin, hay carta para el señor Cosmar Curnowi. Tan confundido queda al recibirla, que se marcha sin saludar. Son las vísperas de Navidad y los empleados de correo, conmovidos por la inútil
fidelidad, le han escrito una carta deseándole felices fiestas. Pero el señor Cosmar Curnowi nunca regresa al correo. Un mes más tarde, muere. Entonces se sabe que en realidad se llama Marcos Winocur, un alto de cartas a su nombre es
devuelto a los remitentes.
MUNDO INMUNDO, ORA SÍ VERÁS
¿Qué me ves? -gritó frente al espejo- Yo soy el mundo -hizo una reverencia-. Le dio una risa loca. Y se enfureció: ¡mundo inmundo, acabaré contigo! Cruzó el cuarto, ahora verás quién de los dos es el mundo. Abrió el cajón y otra vez de
cara al espejo, ora sí verás...
¿Qué fue eso? Su esposa tuvo un sobresalto, entró corriendo, ya era su viuda.
¿TON’S QUÉ MI SÓCRATES? ¿NOS AVENTAMOS LA CICUTA?
El mundo está loco, yo no. ¡Yo soy el mundo! Sí, señor. Si yo soy el mundo y el mundo está loco, entonces Sócrates es mortal. Eso se llama... aneurisma. No, es masculino, se llama... Pero se dice "un" aneurisma ¿un aneurismo? Tanto da,
eso de Sócrates es una silogisma. Sí, señor. Si Sócrates es mortal y yo soy el mundo, ¿ton’s qué, mi reyna? Ton’s yo soy el mundo. Ton’s yo tomo la cicuta. Venga. Sale vale. Órale. No, que es amargosa. ¡Pero...! ¿Qué hace mi mano...? Mi
mano me mima. No parece, está abriendo el cajón. No puede, no puede, lero, lero, está con llave... ¿cómo mi mano supo donde la guardaba? Mi mano no me mima. Ora sí, abrió el cajón... No lo saques, no lo... ¿qué haces?-Papá ¿salimos a
jugar pelota? Está dormido... ¿Por qué hará su siesta tirado en el suelo?
QUEDAMOS EN SILENCIO
Hay que aprender a ser paciente, me dije, y lo dejé hablar todo lo que quiso, a cada momento refrenándome en mis deseos de interrumpirlo. Hay que saber escuchar, me dije, vistiéndome de amplia sonrisa comprensiva, a cada momento ahogando
un bostezo. Finalmente, quedó en silencio. Y yo también.
TE TITULARAS ANTE LA TELE
Me acabo de enterar por un colega que en breve habrá votaciones para rector de la Uni. ¿Se juegan ahí los destinos académicos? El colega así está convencido. Error, eso ya ocurrió hace tiempo y no fue por votaciones, sino a través de un
proceso prolongado donde los medios, en especial la tele, fueron ganando espacios a la Uni, más: a la educación en todos sus niveles.
Veamos. ¿Puede negarse que los niños y los jóvenes permanecen más tiempo ante la pantalla chica que ante sus maestros? ¿Y más horas con el Nintendo y las maquinitas que con los libros? Muy bien. A partir de esa realidad, echemos un ojo al
futuro. No creemos ser muy aventurados al afirmar: las cadenas de televisión -a más de premios millonarios, que alguna vez llamaron «melonarios»- quedarán autorizadas para otorgar títulos académicos. Y los exámenes profesionales serán
mucho más breves. Veamos, el tribunal está reunido e interroga.
- ¿Cuántas horas de La niñera -una nana joven a la caza de marido- ha visto?
- 276. - Muy bien, se ha recibido de Licenciada en Pedagogía.
- ¿Cuántas horas de Rescate 911 -acción y más acción-ha visto?
- 320. - Excelente, está graduada de médico.
- 211 horas -contesta otro alumno.
- Muy bien, está graduado de enfermero.
- 101 horas -responde un tercer alumno.
- Bien, está graduado de bombero.
- ¿Cuántas horas de Los Simpson ha visto?
- 386.
- Muy bien, se ha recibido de Licenciada en Psicología de la Familia.
- 209 horas -otro alumno.
- Bien, se ha recibido de Asistente Social.
- ¿Cuántas horas de Se vale soñar -reencuentro de los seres queridos, sin importar distancias que los separen- ha visto?
- 299.
- Muy bien, se ha graduado de Licenciada en Turismo.- ¿Cuántas horas de telenovelas ha visto?
- 289, incluye la serie completa de Mirada de Mujer.
- Muy bien, ha obtenido el título de Licenciado en Modernidad.
- 277 -otro alumno-, en una de las telenovelas aparecían Obregón y Calles.
- Muy bien, que el título sea de Licenciado en Historia.
- ¿Cuántas horas de A quién corresponda -bien público, interviene ante los organismos oficiales- ha visto?
276.
- Muy bien, se ha recibido de Abogado. - ¿Cuántas horas de la resucitada serie La isla de Guilligan -la vida cómica de un grupo de naúfragos- ha visto?
- 222.
- Muy bien, puede elegir: ¿maestro en Restauración de Antigüedades o Guía Scoutista?
Y así de seguido, no faltarán programas adecuados para formar ingenieros, economistas, diseñadores gráficos, etcétera. Y con el mismo orgullo con que hoy el profesionista dice «soy graduado en Harvard» o «soy graduado en la BUAP», mañana
soltará «soy graduado en Televisión Azteca». O en Televisa, sólo que últimamente veo más bien los programas de la primera, y a éstos les tocó ser citados como bibliografía obligatoria en diferentes carreras.
Así las cosas, no vale la pena preocuparse por los destinos de las unis, y mucho menos por las elecciones de sus autoridades. ¿Qué más? ¡Ah! El honoris causa ¿se continuará otorgando? Desde luego ¿Y a quién, por ejemplo? A Luis Miguel,
naturalmente; aun cuando habrá quienes propongan al conjunto musical Marilyn Manson o al Molotov.
PS. Debe aclararse que, conforme los tiempos avancen, se irán creando otras disciplinas, acordes con los nuevos enfoques de la programación televisiva. Tal la Noticuentería, integrada con las series americanas de acción -del tipo Nikita-,
los programas «realistas» -del tipo Visión urbana- y los noticieros; las tres vertientes se habrán fundido en una, sin que el televidente se pregunte si es realidad o ficción, sólo atento al calibre de las emociones que le son
transmitidas. Estos nuevos enfoques en la programación darán lugar a la Noticuentería, disciplina académica cuyo mínimo de horas para obtener el título de licenciado serán 320 y de técnico 190.
Orita vemos.
¿QUÉ UN DIA ME VOY A MORIR? NO LO CREO
P. ¿Cuándo, a qué edad y cómo se enteró de la existencia de la muerte?
R. No sabía nada... Una vez pasamos con mi papá por un cementerio, le pregunté y me contestó que eran las casitas donde vivían los gnomos, que estaba prohibido entrar sin pasaporte especial porque te podía llevar ya se imagina quien...
P. No me imagino... ¿quién?
R. Mi papá dijo que la Chingada.
P. ¿Así se expresó?
R. Bueno, dijo la señora Chingada, mi papá era muy propio.
P. Muy bien, volvamos a mi pregunta: ¿cuándo, a qué edad y cómo se enteró de la existencia de la muerte?
R. Ah, sí. Fue el otro día, dijeron por la radio que la muerte existe, yo no sabía nada, pero no lo creo, usted sabe, los medios están cada día más mentirosos... ¿qué otra cosa era? ah, sí, mi edad (coqueta) no se la digo.
P. Está bien... ¿Y cuánto tiempo lleva estudiando Filosofía?
R. Me inscribí por primera vez en la Facultad en 1978, después dejé y volví a empezar. Le decía que yo no supe de la muerte hasta el otro día, pero igual, no lo creo, la muerte no existe. Además, no recuerdo haberme muerto nunca. Y si en
todos estos años no me pasó ¿por qué habría de sucederme después, eh, por qué? Es cierto que tengo mala memoria, pero de una cosa así me acordaría ¿no? ¿verdad? Y ésta es del tipo de argumentación común en la gente: puesto que hasta hoy
todos los hombres han muerto, también me tocará a mí. ¿Y por qué ? Muy sencillo: si hasta ahora no me he muerto, ya no me tocará a mí. A ver, dígame. ¿Lo que ocurrió, ocurrirá? Pues yo afirmo: lo que me ocurrió, me ocurrirá; y lo que no
me ocurrió, no me ocurrirá. Ya sé, hay un conjunto de signos que indican la marcha hacia el final y se llama envejecimiento. Pero si puede ser retardado ¿por qué no detenido? Estoy pisando el terreno de las posibilidades, donde nada puede
ser descartado, por más improbable que parezca, allí donde se ubicaba Sherlock Holmes para resolver los crímenes. ¿Lo ha leído, ha leído a Conan Doyle? Yo, le soy franca, he pasado de la inocente ignorancia a la sabia negación ¿cómo la
ve? P. Así que usted niega abiertamente la muerte, tal vez como secuela de lo ocurrido en la infancia; le confieso que nunca me había topado con un caso tan extremo.
R. Pero (molesta) ¿está sordo o qué le pasa?
P. (atónito) ¿Por qué?
R. ¿No acabo de decirle que no creo en la muerte aunque lo diga la radio? ¿Y que mi negación de ella es sabia? Sa-bia, sa-bia: no lo hago por miedo, sino rindiendo tributo a la lógica.
P. ¿A poco usted no se considera mortal, es una diosa, acaso?
R. (coqueta) Algunos novios que he tenido llegaron a llamarme diosa... Pero (airada) ¿de qué se trata? Aquí la cuestión es otra: no tengo ninguna obligación lógica de creer en la muerte. Oígame bien, de nadie se puede afirmar que va a
morir antes de que esté muerto, y de él entonces se dirá, en pasado, sólo en pasado: iba a morir. Cuanto les haya sucedido a todos los otros, por muchos que sean y sin registrar excepción, no me concierne. No hay lógica basada en
experiencias anteriores, eso ya lo explicó el filósofo Hume. Que yo vaya a morir, lo siento, no está probado.
P. Lo que pasa contigo, aunque no quieres reconocerlo, es que tienes pánico a la muerte, y estás buscando argumentos para negarla, según tú, en la lógica. Pero la muerte te supera en necedad y un día vendrá a buscarte.
R. Por lo visto, no has entendido nada. ¿Cómo quieres que te lo explique? Voy a dejar el terreno de la lógica. Sí, allí donde la muerte es sólo una posibilidad. No una certeza, algo "casi" seguro que ocurra, te concedo, pero no una
certeza. Precisamente, es tomándose con uñas y dientes a los "casis" que la evolución sale adelante... Pero bueno, te decía, voy a dejar ese terreno, el de la lógica, para pasar al de las probabilidades, a ver si de ese modo... Mira,
mientras estoy viva, puede pasar algo que cancele la muerte. ¿Te imaginabas el viaje a la luna hace cien, hace cincuenta años? La luna era cosa de enamorados o de Julio Verne, nada que ver con las tecnologías. ¿Cuánto hace que comenzaron
a ser científicamente concebibles la ingeniería genética, la clonación, la energía nuclear, la cosmonáutica, los trasplantes de órganos, la cibernética, la computadora...? ¡Ni el rock existía! ¿Qué será de la humanidad dentro de cincuenta
o cien años? ¿Estará todavía la muerte dando lata o ya habrá sido abolida? ¡Quién lo puede saber...!
P. Pero... (desconcertado) no me cambies las cosas, no te hagas la boluda.
R. No discuto más contigo. Y más boluda tu abuela.
P. Bueno, bueno, no lo tomes así. Volvamos por favor al cuestionario. Si tuvieras la certidumbre de morir dentro de dos meses -ya sé, según tú esa certidumbre no puede existir, pero, digamos, te encuentras enferma en fase terminal- ¿qué
modificaciones introducirías en tus patrones de conducta?
R. Ora sí, con el que quiera.
P. ¿Conmigo también?
R. Con el que quiera yo, güey. Y tú no estás en mi lista.
Y bien, habiéndose demostrado la total incompatibilidad entre entrevistada y entrevistador, la encuesta toca fin, bai, bai.
Nota. El psicólogo emplea la palabra boluda para referirse a la entrevistada. Como es argentino quiso decir pendeja en versión atenuada. Como la entrevistada es mexicana, entiende lo de boluda en el sentido de bien gorda, lo cual le cae
peor que si hubiera comprendido la palabra dicha en argentino.
POLVO DEL EXILIO SOY
Polvo del exilio soy... ¿dónde comienza la historia? Cuando los vientos me llevaron lejos. Aunque no, antes, mucho antes: nací en la continuidad anhelando la ruptura. La continuidad: de niño no hacer travesuras, de joven ser responsable,
de grande un hombre de bien. La ruptura: renuncio a la aldea, me elijo latinoamericano y ciudadano del mundo. Fue decir no a los padres, culpables de haber dicho sí a sus padres, y éstos a los suyos. Nos hicimos a la mar, unos tras la
aventura, otros lanzados al exilio. Oh, enrolarse en la revolución era dar un no, el más fuerte, un no a padres, abuelos y al mismísimo Adán. Pero las cosas salieron mal. Hoy, la continuidad se cobra viejas deudas y me dice: ¿buscabas la
ruptura? está aquí: otras tierras, otras gentes, otros sabores buscan vanamente reprogramarte ¿Pérdida de identidad, a la búsqueda de una nueva, mestizaje, soy un argenmex? Más bien polvo soy y los vientos me llevaron lejos.
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