El acoso es un problema serio de la edad estudiantil. Pero las edades hay que pasarlas y
sobrevivir en ellas, llevarlas con dignidad y a ser posible, para que todo vaya bien, con algo
de sana y bien entendida religión.
La vida es dura desde la mismísima cuna, reconozco que unos buenos padres son la mejor
lotería, pero en ocasiones, se sienten impotentes y atados de manos ante el acosador del
niño/a de sus sueños.
La enfermera Encarnación Rodríguez Toja, trabajadora de un afamado hospital público de Madrid
en 1995, lo contaba de este modo:
-He atendido tres casos de acoso escolar, de dos niñas y de un joven gay y me dolió tanto ver
lo que padecieran, que me acerqué a su colegio para llamarles la atención duramente a sus
reputadas profesoras. Son ellas las que deben impedir que esto suceda ya que representan a la
autoridad. El maltratador busca siempre a una persona débil o distinta, también con traumas y
problemas, ya que su objetivo es básicamente perjudicarla en silencio manteniendo muy en alto
su inmaculada imagen de inocencia.
Es un ser sin corazón que debería estar depositado en un basurero, un ser que puede llegar a
dejar marcas en sus víctimas, como pasó a Marisol, que ahora tiene una cicatriz de veinte
centímetros en su rodilla derecha. Uxío Javier la empujó sobre unas bolsas de vidrio cortante.
Estimados lectores, yo me pregunto: ¿cuáles son las causas del acoso?, ¿se puede evitar?,
¿vale la pena abandonar los estudios si te acosan?, ¿cuál es el perfil social y psicológico de
un empecinado acosador?, ¿tiene solución el diabólico problema que va in crescendo en todas
las sociedades?
El doctor José Varela Sánchez tenía conocimiento de lo que era realmente esta situación, mismo
sin estar en la escuela. Fuera emigrante en los años sesenta y tuvo que crecer personal y
económicamente desde muy abajo. Pasó hambre, frío, sed, falta de amor, y por encima, había
quiénes se burlaban de él y querían retrasar sus eminentes progresos.
Pero el doctor Varela Sánchez triunfó y se hizo un gran médico que ayudaba también a los
pobres que padecían enfermedades que les atormentaban, y a pesar de ello, se ganaba un buen
sueldo y formó una férrea familia, unida y que jamás ha sido vencida. Créanme.
Nuestro doctor, fue aprendiendo con el tiempo a pagarles con la misma moneda y de este modo
poco a poco les hizo retroceder.
Los ignorantes que querían perjudicar su vida, fracasaron, como lo hacen todos los diablos del
planeta que se enriquecen con los males ajenos y a costa de los verdaderos inocentes. La vida
es así, esta servidora no la ha inventado ni se siente convencida por ella, pero sí que la ha
observado con lupa y sin pudor.
Su inteligencia consiguió controlarles y con ello, llegó a la deseada meta de un hombre que
estudió su carrera con mucho esfuerzo personal en la Universidad Central de Venezuela. La
escalada del horror, decía, se producía de arriba abajo, del rico al pobre, del descarado al
inocente, del malo al bueno. Por eso su estrategia fue la del ojo por ojito va si te vienen, y
le resultó muy bien el invento.
Pero no juzgues a este médico por actuar de este modo, pues son tantas y tantas las preguntas
que se originan a raíz de este problema, que he de ser sincera, quisiera saber responderlas,
pero no sé. Así que doctor Varela, le diré que puede que haya usted hecho lo acertado en
devolver bofetón por cuchillada, o navajazo por puñetazo.
-El individuo acosador es un hombre débil y malicioso, prepotente y vicioso, decía. Para él:
-No hay que perdonarles ni una, porque habrá más. No tienen freno, son seres irracionales que
se creen con todos los derechos universales.
-Debemos ponerlos en evidencia, que se sepa de sus acciones públicamente y deben ser
expulsados de los centros escolares.
-No hay que tener piedad con quiénes no la sienten por la vida. Hay que tenderles trampas que
los dejen cojos. Denunciarlos sin piedad, exigiendo un castigo proporcional o superior y sin
importar mucho las consecuencias. Así de rotunda fue su exposición un doce de febrero del año
2000, en mi casa.
El débil siempre debe contar con protección de profesores, tutores y directores. Y debe ser
atendido rápido. No después de muchos ataques que dejen a la víctima fuera de combate. La
urgencia es fundamental, puede ser cuestión de vida o muerte. Que los encierren en las
cárceles.
El acosador sólo disfruta haciendo sufrir a otros seres vivos, lo que lo equipara con un
terrorista. No les importa el malestar que causa en otros o que la víctima llore o se suicide.
ACRT2740, una psicóloga anónima que atiende decenas de casos como éste, me relató que no se
acostumbra todavía a las barbaridades que le cuentan los chicos acosados que le hacen sus
agresores. Va desde cortarles mechones de cabello, a dejarlos descalzos, pisarles el móvil e
incluso, en un caso, desnudarlos en el baño y fotografiarlos.
Lamentable es también, que los estudiantes tengan que pagarles el dinero de su comida a sus
agresores de a diario, para que no les persigan o mismo pasarles las tareas perfectamente
realizadas, con las que muchos logran un inmerecido aprobado.
-"Es dura la vida escolar por el hecho de que debemos esforzarnos, como para por encima tener
que soportar a estos desarraigados del Reino de Dios", me expresa ACRT.
-Pasamos mucho tiempo de nuestras vidas en los colegios, luchando por crecer con una buena
formación, pero prepararse no es sólo adquirir un cierto grado de estudios. Es también saber y
aceptar las capacidades y discapacidades del otro y ser amigos de todos.
Los grupos sin embargo acabarán formándose: personas estudiosas, personas que estudian por
obligación familiar y alumnos conflictivos en alto grado. No nos equivoquemos, solamente hay
estos tres grupos en las escuelas y entre los dos primeros y el tercero, es que se originan la
mayor parte de los conflictos.
Vagamente recuerdo, en mi tercer curso de primaria a un chiquillo de clase, JC, que se
divertía pegándonos puñetazos en los recreos de media hora. Era la asignatura que más me
costaba aprobar, la de la impotencia de una niña de ocho años a la que nadie defendía
debidamente. Ciertamente que yo nunca diera quejas y sufría en silencio. Nadie era capaz de
devolverle los golpes y el chico iba cogiendo cada vez más fuerza.
Incluso puedo decir, que afortunadamente sabía que yo no era la persona que más odiaba, así
que desarrollé mis estrategias. Me pasé dos semanas vigilando sus acciones, casi siempre
repetitivas, y allí, hora y lugar dónde sabía que estaría, no estaba yo. Poco a poco me fui
convirtiendo en una extraña para él.
Meses después se fue del colegio y mucho lo celebré con mis amigas, víctimas también. Se
acabaran las pesadillas infernales llegadas de la mano de un niño de nueve años que hoy por
hoy, a mi edad, podría haber puesto en su lugar con un simple grito. Es entonces cuando me
pregunto: ¿por qué los profesores de mi colegio no movieran ni un solo dedo para defendernos
en aquel año de 1978?... Si sabes la respuesta, comunícamela, porque yo todavía no la sé.
Afortunadamente, hoy por hoy, existen asociaciones independientes de los colegios que prestan
ayuda, puede que más eficiente que la de tus profes. Es el caso de la asociación “noalacoso.org”
que puedes buscar en Internet, ella está integrada por psicólogos, profesores y abogados que
dan salida a estos problemas tan molestos. Su vía de comunicación es por correo de su página
en la red o por teléfono.
-“Acosar es una actitud agresiva, intencionada y repetida, sin motivación evidente”. Expresan.
“Si tu hijo/a es víctima, agresor u observador de una situación de acoso, debes impulsarlo a
actuar. Si es víctima, pídeles los nombres de los agresores y dáselos a la dirección del
centro. Si pasan de ti, habla con estas asociaciones de ayuda y mismo denuncia a las
autoridades escolares que te dieron la espalda. Si es testigo, que denuncie, porque de este
modo se acorrala y vence al maltratador.
Y en el peor de los casos, si es agresor, convéncelo para que se frene, haz que se ponga en
lugar de la víctima. Y yo añadiría, que si no lo hace, ingrésalo en un centro de educación de
menores conflictivos. Pero no permitas que vaya por ahí haciendo daño a terceros”.
Padres de hijos agresores: fíjense en el modo en que yo recuerdo a JC, y fue solamente un año
y supe escapar de él. Así será también recordado tu hijo/a si es acosador.
Remato este artículo con pesadumbre y dolor de cabeza. Ciertamente a este problema hay que
hacerle frente y tratarlo inmediatamente si se presenta. Tú, ¿qué solución efectiva ofreces?
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