Hace algo más de 24 años -en abril de 1995- salió a la calle el primer número de la Revista Arena y Cal. Un proyecto cultural engendrado por la buena voluntad de un enamorado de las Letras por proporcionar un medio asequible a todos aquellos lectores interesados en los mágicos mundos de la Literatura y un soporte válido y eficiente a aquellos otros capaces de volcar a los folios las fantasías de su imaginación y los suspiros de su pecho.

Arena y Cal nació mucho antes que las redes sociales y sus desvirtuados gritos, cuando Internet gateaba buscando su Potosí por un lentísimo mundo virtual y los móviles aún eran simples sueños dentro de tochos de bobinas y hojalata. Por eso comenzó su andadura en edición papel y se mantuvo entre folios y colorines durante siete años (hasta 2002). Pero los costes de edición eran muchos e insostenibles para una publicación gratuita. Por eso, y porque persistía en sus enormes ganas de vivir, hubo que darle acomodo y continuidad en las etéreas -y ya más ágiles- páginas del mundo virtual (desde febrero de 1999 hasta junio de 2018).

¿Y ahora qué?

La Revista Arena y Cal, con apenas veinticinco años, sigue siendo una chiquilla, una joven pizpireta y risueña que cumple eficientemente su misión y que es admirada por todos. Y no tiene el menor problema. Por eso nadie la va a condenar a morir o a cesar en su desempeño. Pero hay un problema...

El problema es que a su Director, Alfonso Estudillo (servidor de Vdes.), que además es su editor, encargado de confeccionarla en todas sus partes, de su programación en lenguaje informático, de su publicación en Internet, del mantenimiento y seguridad del equipo y del servidor, de las BB.DD., etc., etc., se le van sumando problemas -o "problemillas"- por todos lados; a saber, los propios de la edad (70 años ya), de salud (pocos, pero...), los de los diversos equipos técnicos, los familiares, de amigos y relaciones, etc., etc. Y, sí, todo se va solucionando -siempre ha sido así-... pero no sin desmotivarte de afanes e ilusiones, de dejarte sumido en un profundo estrés que se va acumulando y acumulando hasta agotarte por completo. Y pienso que la solución es un buen descanso...

Lo crean o no, he de decirles que jamás en mi vida me he tomado unas vacaciones. Pero esta vez las creo necesarias.

Así, pues, y aunque no sé el tiempo que durará este parón, de momento dejamos de publicar la Revista Arena y Cal. Ignoro cuándo será el regreso, pero sé que en el fondo de mi alma quedan muchos girones de ilusión. Ya les avisaría a todos.

Y no puedo finalizar estas letras sin mostrar mi más profundo agradecimiento a todos los autores y colaboradores de la Revista, sin los cuales jamás hubiera gozado de su lustre y esplendor.

Un fraternal abrazo para todos y quedamos a la espera de que este "Alto en el camino" sea sólo un simple y breve paréntesis que nos devuelva reconfortados a la vida en Arena y Cal.

Alfonso Estudillo Calderón