Artritis diversas
Los trastornos clínicos del aparato locomotor y del tejido conectivo son una serie de entidades clínicas nominadas en conjunto como enfermedades reumáticas. La mayoría son de etiología desconocida y mecanismos
fisiopatológicos no siempre bien definidos, generalmente, de tipo inflamatorio y autoinmunes, y comprende también las conectivopatías, un gran grupo de enfermedades de afectación sistémica.
Las más conocidas y de mayor presencia entre la población ya las describimos de forma individual, pero existen otras entidades con características generales parecidas, que cursan todas con artritis, y en las que
se pueden observar compromisos o signos clínicos, o de laboratorio o de imagen, que difieren de los que usualmente se encuentran en las clásicas. Estas patogenias, raras y poco extendidas, son a veces
inclasificables, otras, que ya comienzan a ser conocidas, van adquiriendo sus nombres y pasando a formar parte del grupo al que pueda corresponder. Y son todas estas, poco extendidas, inclasificables o
escasamente conocidas, las que pretendemos reseñar aquí siquiera de forma resumida.
El Reumatismo Palindrómico
El Reumatismo Palindrómico (RP) es una conectivopatía autoinmune -estrechamente relacionada con la Artritis Reumatoide- que se caracteriza por episodios breves y autolimitados de artritis y presentación de
nódulos. Afecta por igual a mujeres y varones y suele aparecer entre los 30 y 60 años de edad. Se desconocen sus causas, aunque el cuadro clínico hace pensar que pueda estar relacionada con la Gota por cristales
o que sea un primer episodio de Artritis Reumatoide. Es habitualmente monoarticular y afecta más a pequeñas articulaciones, rodillas, manos y hombros y, ocasionalmente, los pies, columna vertebral y mandíbula.
Aparece por temporadas breves, habitualmente de horas a pocos días, con inflamación, edema y dolor articular. El factor reumatoide suele ser negativo, así como los ANA, y no se demuestra relación con antígenos
HLA, por lo que el diagnóstico es eminentemente clínico. No ocasiona erosiones articulares. El tratamiento suele ser Metotrexato y antipalúdicos (Cloroquina o
Hidroxicloroquina). Los AINEs parecen no
ayudar a aliviar los síntomas ni a prevenir los episodios. El pronóstico suele ser bueno, pero es habitual la progresión a Artritis Reumatoide.
Hidrartrosis Intermitente
La Hidrartrosis Intermitente (HI) es poco frecuente y se caracteriza por episodios recurrentes de sinovitis benigna, con una periodicidad fija que varía desde una a cuatro semanas. Compromete grandes
articulaciones y, aunque también se ha descrito en codo, tobillo y cadera, se localiza casi siempre en la rodilla. Se inicia en un periodo que va desde los 15 hasta los 50 años, con igual frecuencia para ambos
sexos. La crisis, con una duración de dos a cuatro días, afecta siempre a la misma articulación, manteniendo en las mujeres un sincronismo con la menstruación sin síntomas sistémicos y con recuperación total
entre crisis. En los exámenes de laboratorio se encuentran elementos inespecíficos, como VSG o PCR elevados, pero pueden ser normales. Los marcadores reumatológicos siempre son negativos. La radiografía confirma
derrame articular, pero no se evidencian erosiones óseas. El líquido sinovial es normal o levemente inflamatorio. No existe un tratamiento eficaz para su cura o profilaxis, por lo que el manejo habitual es
sintomático con infiltración de corticoides locales. Puede mejorar en los períodos de amenorrea, embarazo y lactancia. El pronóstico suele ser bueno por la ausencia de manifestaciones sistémicas durante el daño
articular.
Fiebre Mediterránea Familiar
La Fiebre Mediterránea Familiar (FMF) es una enfermedad hereditaria de etiología desconocida y de transmisión autonómica recesiva que se caracteriza por episodios recurrentes y breves de fiebre, lesiones cutáneas
y dolor e inflamación de una o varias serosas. La Amiloidosis es su complicación mas importante. Las manifestaciones clínicas aparecen entre los 5 y 15 años en la mayoría de los pacientes. La duración y
frecuencia de los brotes varían extraordinariamente, incluso en un mismo individuo, pero en general duran de 24 a 48h. La fiebre está presente en todos los casos. En menos de un 1 % la artritis es la única
manifestación. El dolor abdominal está presente en el 95 % de los casos y se puede acompañar de náuseas y vómitos, pero se hace difuso durante la evolución. A nivel articular el derrame es frecuente en grandes
articulaciones de extremidades inferiores, con predominio de la rodilla, siendo ocasional en las extremidades superiores. La piel presenta tumefacción dolorosa que se localiza en tobillos y pies. Se evidencia
aumento de VSG durante el periodo de crisis y, en ocasiones, leucocitosis y anemia. En el periodo de inactividad se ha descrito un alza de la inmunoglobulina A. La radiografía es inespecífica y, pese a las
recurrencias de artritis prolongadas, principalmente en cadera y rodilla, se mantiene la indemnidad articular. La biopsia sinovial muestra elementos de inflamación. Se ha descrito relación con el gen MEFV
localizado en el brazo corto del cromosoma 16. El tratamiento suele ser Colchicina y, en algunos casos, la infiltración de corticoides locales. Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina reducen
la frecuencia de los ataques y los valores de reactantes de fase aguda.
Artritis Gotosa
La Artritis por microcristales o Gota es una enfermedad inflamatoria por depósito de cristales de urato monosódico que se origina por la incapacidad del organismo de eliminar los cristales a medida que se van
depositando en las articulaciones. La articulación más frecuentemente afectada por la Gota es la primera metatarsofalángica (dedo gordo del pie), pero también pueden afectarse otras articulaciones: tarso,
tobillo, rodilla, muñeca, codos, dedos de las manos, incluso las bursas preaquílea y olecraneana.
La Gota es la más común, pero existe una forma llamada Artritis Gotosa o Gota Tofácea, que aparece en formas
evolucionadas de la enfermedad con altos niveles de ácido úrico. Los tofos, depósitos de urato monosódico, se localizan frecuentemente en la parte externa de las orejas, codos, manos, muñecas o pies. Los síntomas
que producen son dolor persistente y marcada impotencia funcional. El estudio del líquido sinovial puede descubrir sales de urato monosódico, pirofosfato cálcico o fosfato cálcico básico, que, atendiendo a su
tipo, facilitarían el diagnóstico. Las radiografías permiten ver un ribete cálcico en el cartílago de varias articulaciones. El tratamiento suele ser Colchicina, uricosúricos, AINEs y, quizás, corticotropina (ACTH)
como fármacos de elección. Todas suelen ser recidivantes.
La Condrocalcinosis o Pseudogota, de similar sintomatología, también forma parte de este grupo. Se produce por depósito de cristales de Pirofosfato de Calcio en el cartílago articular o en
fibrocartílago. La inflamación aguda tiene la misma patogénesis que el ataque agudo de Gota, aunque ésta es de menor magnitud que la del cristal de urato. A diferencia de la Gota, no hay en la Condrocalcinosis
niveles sanguíneos elevados de pirofosfato. Aquí la formación de cristales depende de los niveles altos de pirofosfato en la articulación. El origen parece estar relacionado con la actividad metabólica de los
condrocitos, que generan mayor cantidad de pirofosfato que en individuos normales. Este exceso lleva a la formación de cristales en el espesor del cartílago los que eventualmente son liberados posteriormente a la
cavidad articular.
Enfermedad de Lyme
La Enfermedad de Lyme, también conocida como Borreliosis, y antiguamente como Eritema Crónico Migrañoso, es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria Borrelia burgdorferi, trasmitida por las garrapatas.
La enfermedad cursa en tres etapas, la primera comienza días después de la picadura con síntomas parecidos a la gripe, con fiebre, dolores musculares y articulares, dolor de cabeza e inflamación de las
articulaciones. La segunda comienza semanas o meses más tarde, y a los síntomas iniciales se unen latidos irregulares del corazón, visión borrosa y problemas neurológicos. La tercera pueden ocurrir meses o años
después de la infección inicial, agregándose trastornos neurológicos más graves (confusión, trastornos del sueño, pérdidas de memoria), además de una artritis permanente (la llamada Artritis de Lyme) debido a las
complicaciones musculoesqueléticas. El examen de sangre (con el método ELISA para la enfermedad de Lyme) verifica la presencia de anticuerpos frente a la bacteria causante de la enfermedad. Para su tratamiento se
utiliza dosis o ciclos de antibióticos, dependiendo de la etapa de la enfermedad y de sus síntomas. También AINEs para el dolor articular. Generalmente, el pronóstico es bueno, pero la enfermedad puede
cronificarse a pesar del tratamiento.
Otras posibles patogenias con similitudes serían los síndromes hereditarios de fiebre periódica, la Artritis séptica por meningococo, la
Sarcoidosis, la hiperlipoproteinemia tipo II, la Policondritis Recidivante,
la enfermedad de Whipple, el Síndrome hiper-IgD, el síndrome periódico asociado al receptor del factor de necrosis tumoral (TRAPS) y alguna otra. Son aún menos frecuentes que las descritas, pero intentaremos
ponerlas aquí cuando encontremos tiempo.
El Régimen Ancestral
Algunas de estas patologías, por los dichos motivos de ser poco extendidas o escasamente conocidas, no son citadas en su obra por el profesor Seignalet, por lo que desconocemos su experiencia clínica con el
seguimiento del Régimen Ancestral, así como los porcentajes de éxitos o fracasos con el mismo. Otras, en cambio, sí son comentadas y con resultados muy exitosos. Para las que no lo son, como se tratan de
afecciones de cuadro clínico y resultados biológicos con mucha similitud a las conocidas y descritas, además de no encontrarse en su etiopatogenia ni en sus manifestaciones clínicas nada que pudiera hacer
pensar en posibles obstáculos, no me cabe la menor de que el Régimen puede llevar a cabo una remisión total y completa en la mayoría de los casos.