Enfermedad de Behçet
La Enfermedad de Behçet es una enfermedad reumática crónica autoinmune sistémica de causa desconocida que causa inflamación de los vasos sanguíneos (vasculitis) y puede afectar cualquier parte
del organismo, siendo las afecciones principales estomatitis aftosa, úlceras orales y genitales y uveítis.
Suele aparecer en personas que están genéticamente predispuestas y que se ven expuestas a algún agente externo. La enfermedad no es contagiosa ni hereditaria. Tiende a aparecer entre los 20 y 30 años, aunque
pueden darse casos a cualquier edad y tanto en hombres como en mujeres, con cierta prevalencia de los primeros. El estrés suele favorecer los brotes.
Las aftas orales se dan en casi la totalidad de los casos y son dolorosas, tienen un tamaño y aspecto variable y suelen curase solas en un periodo de 1 a 3 semanas sin dejar cicatrices. Las aftas genitales se
observan en más de la mitad de los casos. En el varón se localizan en el glande y escroto, siendo muy dolorosas y tardando en cicatrizar. En la mujer se localizan en la vulva, vagina y cérvix, si bien, en éstas
son mucho menos molestas.
La uveítis bilateral está presente en un 70 % de los casos, a veces asociadas a coroiditis, hemorragia vítrea, neuritis óptica, alteraciones vasculares retinianas y otras que pueden conducir a la ceguera si no se
trata eficazmente.
También suelen aparecer afectaciones articulares (artritis o artralgias), digestivas (ulceraciones del íleon terminal y del colon), del sistema circulatorio (trombosis venosa profunda, embolia y aneurismas) y del
sistema nervioso central (meningoencefalitis, neuroparálisis craneales y síntomas piramidales). En sus inicios puede parecer una esclerosis múltiple debido a la vasculitis y obstrucciones de vasos craneales. En
algunos caso se presenta afectación renal, siendo más rara la pulmonar.
La evolución de la EB suele ser intermitente, con períodos de remisión y exacerbación a lo largo de los años, con una tendencia progresiva hacia la remisión. Las manifestaciones pueden durar unos pocos días o
semanas, o pueden comportarse de forma crónica durante meses o años. Generalmente, causan gran malestar y pueden provocar niveles de incapacidad importante.
El diagnóstico sigue basándose en criterios clínicos debido a la ausencia de alteraciones de laboratorio o histológicas patognomónicas. Se reconoce la prevalencia de HLA-B5 entre los pacientes, que suele ser
alta, específicamente la del alelo HLA-B51. En sangre periférica suele encontrarse aumento de células mononucleares Th1 secretoras de citoquinas proinflamatorias. El infiltrado perivascular es rico en linfocitos,
particularmente linfocitos TCD4+ y TCD8+ y células HLA-DR, además de polinucleares neutrófilos.
El tratamiento depende de las afecciones y de su severidad, siendo inmunosupresores como Azatioprina e Interferón Alfa o la Ciclosporina A, y los corticoides, además de AINES para los dolores articulares, las
drogas mas utilizadas.
El Régimen Ancestral
A diferencia de la mayoría de patologías que tratamos, que son resultado de un sólo mecanismo, autoinmunidad, ensuciamiento o eliminación, la EB es una enfermedad compleja en la que parece que intervienen dos o,
incluso los tres mecanismos. No obstante, el Régimen Ancestral puede llevar a cabo una remisión total y completa en la mayoría de los casos.
En los pacientes en los que la enfermedad ha sido o es particularmente severa, sobre todo, por la vasculitis, se pueden haber causado destrucciones o lesiones cicatriciales que no serían recuperables. A pesar de
ello, las mejorías serían tan grandes que podrían considerarse un extraordinario éxito.