Enfermedad de La Peyronie
La Enfermedad de La Peyronie es una enfermedad del hombre que se caracteriza por una curvatura -un desvío o
torcedura- del pene en erección (frecuentemente hacia arriba) causada por
una lesión en la túnica albugínea de los cuerpos cavernosos. Esta lesión,
que deviene de un proceso de esclerosis y calcificación, suele formar un
pronunciado ángulo o curvatura en la parte superior del pene, haciéndolo
doloroso y, generalmente, impidiendo llevar a cabo el acto sexual. Estos
signos clínicos la diferencian de la Incurvación congénita de pene -desorden
generalmente causado por la atrofia de uno de los cuerpos cavernosos- que se
detecta en la juventud.
La Enfermedad de La Peyronie, Induración plástica del pene o Curvatura
peneana, afecta a varones con edades comprendidas entre los 40 y 60 años
(aproximadamente el 75 % de los casos) aunque se han descritos algunos
casos desde los 18 hasta los 80 años de edad. Su nombre se debe al médico
francés François Gigot de La Peyronie, cirujano del rey Luis XV de Francia,
que la describió en 1743.
La etiopatogenia es desconocida, si bien algunas hipótesis apuntan a que se
trata de una reacción inmunitaria e inflamatoria de etiología multifactorial
en individuos genéticamente predispuestos. La presencia de anticuerpos
antinucleares, la hipergammaglobulinemia y la asociación con otras
enfermedades fibroplásticas sugieren una base autoinmune. Existen otras
teorías en las que se afirma que los múltiples microtraumatismos que el pene sufre durante la actividad sexual provocarían,
en individuos predispuestos,
una respuesta inflamatoria que evolucionaría a la fibrosis debido a un
recambio deficiente de fibrina, bien por escasa vascularización de la túnica
albugínea o bien por una disminución de los agentes fibrinolíticos.
Suele presentar una evolución muy variable, normalmente, progresiva, donde
la incurvación tiende a aumentar y la erección a disminuir.
Los tratamientos médicos, aunque con una eficacia muy limitada, son simples
paliativos que pretenden aliviar el dolor, mejorar la incurvación y detener
la progresión de la enfermedad.. Los fármacos más utilizados son la
pentoxifilina, el tamoxifeno, la vitamina E y la Colchicina. En los últimos
tiempos se han presentado diferentes trabajos sobre el efecto de las ondas
de choque de baja energía en pacientes con la Enfermedad de Peyronie con
aceptables resultados.
En la mayoría de los casos es la cirugía la mejor -si no la única-
alternativa. Ésta debe realizarla un urólogo con amplia formación y
experiencia en cirugía peneana. Existen diferentes técnicas para corregir la
incurvación, siendo las más utilizadas los siguientes tipos de cirugía:
1) Acortamiento del pene en el lado opuesto a la placa. Para ello existen
varias técnicas: plicaturas simple o modificada, técnica de Nesbit o
Essed-Schröder, etc., si bien todas ellas supone un notable acortamiento del
miembro.
2) Incisiones en la placa y colocación de un parche de material
biocompatible. Es algo más compleja, pero no presenta acortamiento
apreciable.
Ambas intervenciones pueden presentar complicaciones posteriores que suelen
darse, normalmente, durante la erección: dolor fuerte, desgarro de la sutura
o pliegue excesivo en la parte intervenida con la consiguiente incurvación
hacia el otro lado. En todos los casos se hace necesaria una nueva
intervención (que pueden ser varias sin obtener los resultados apetecidos).
Una tercera técnica -bastante más compleja, pero, al parecer, con mejores
resultados- consiste en la reconstrucción de los cuerpos cavernosos y zonas
dañadas en una intervención muy meticulosa. No se aplica en la S.S. y son
escasos los Centros con cirujanos urólogos con la debida experiencia y
equipamientos para estas intervenciones de microcirugía.
El Régimen Ancestral
El Régimen Ancestral -según nos cuenta el profesor Seignalet en sus
experiencias con cuatro pacientes- parece detener su curso y llevar a una remisión,
no completa, pero aceptable, toda vez que consigue una regresión progresiva
de las deformaciones y de las masas de esclerosis. Ello suele permitir las
antes imposibles y dolorosas relaciones sexuales.
En base a las experiencias propias, considero muy probable -además de la
predisposición genética- la conjunción de trastornos autoinmunes ya
existentes con los micro traumas que el pene pueda sufrir durante la
actividad sexual para que se produzcan las manifestaciones patológicas de La
Peyronie. Por ello, antes de cualquier decisión de tipo quirúrgico -que
puede conllevar resultados muy adversos y no recuperables- considero de suma
importancia un fiel seguimiento del Régimen.