Hepatitis Crónica
La Hepatitis Crónica es un proceso inflamatorio del hígado, difuso y con diferentes causas. No se corresponde con una sola enfermedad sino
que comprende un síndrome
clínico y patológico con diversas etiologías y grados variables de necrosis e inflamación hepática. La
denominación de los diferentes tipos -muy diversos-, además de por los exámenes biológicos, se fundamenta en criterios histológicos específicos, por lo que la biopsia hepática es un
examen indispensable para establecer el diagnóstico.
De acuerdo a sus alteraciones histológicas, la hepatitis crónica se clasifica en Hepatitis Crónica
Persistente, Hepatitis Crónica Lobulillar y Hepatitis Crónica Activa. Esta última forma evoluciona con
mucha frecuencia a la Cirrosis Hepática (80% de los casos).
Y según su etiología, que abarca un amplio grupo, se incluyen la Hepatitis Crónica de etiología viral
(virus hepatitis C, B y D y Epstein Barr), la autoinmune (HLA-B8 y HLA-DR3) y la ocasionada por drogas (Nitrofurantoína,
Metildopa, Oxifenisatina, Isoniazida, Metotrexato...). También, y porque pueden presentarse con
características muy similares, se incluyen la Cirrosis Biliar Primaria, la Colangitis Esclerosante
Primaria, la Enfermedad de Wilson y el déficit de alfa1 Antitripsina (DAAT), que en adultos suele ocasionar
enfisema y EPOC.
Desde el punto de vista clínico destaca el compromiso del estado general, con fatiga y malestar general, dolor abdominal, astenia, adinamia, pérdida de peso, etc. Tanto la evolución como el tipo y la magnitud de las alteraciones bioquímicas son muy variables,
dependiendo de la etiología y del paciente en particular. En los casos en que la enfermedad ha progresado
hacia la cirrosis hepática pueden aparecer signos y síntomas de insuficiencia hepática e hipertensión
portal. En la Hepatitis Crónica Activa, pueden haber, además, manifestaciones extra hepáticas como acné,
amenorrea, artritis, dermatitis, colitis, nefritis inespecífica, tromboflebitis, anemia hemolítica y otras.
Los tratamientos principal y específico varían dependiendo de la causa subyacente
.
Enumerar la etiopatogenia, clínica, diagnósticos, tratamientos y pronósticos de cada uno de los tipos y
subtipos que se engloban en las denominadas Hepatitis Crónicas, haría necesario buen número de páginas y de
muchas horas de consulta a apuntes y fuentes contrastadas. Y, aunque buena parte de estas afecciones hepáticas
-sobre todo, las autoinmunes y heteroinmunes- entran de lleno en el campo de las patologías que podemos
tratar con el Régimen Ancestral, como no dispongo de tanto tiempo -ni considero indispensable su inclusión-,
sólo voy a ampliar el tema con unos datos sobre la Hepatitis Crónica Activa y, por considerarlo de importancia
en nuestro campo, la
experiencia del profesor Seignalet con una paciente de HCA. Por la misma causa, en próximos artículos
trataré también la Cirrosis Biliar Primeria (CBP) y algúnos otros subtipos de los más comunes.
Hepatitis Crónica Activa
Esta rara enfermedad autoinmune afecta
en mayor medida a las mujeres que a los varones. Está asociada a los genes
HLA-DR3 y DR4. Los principales signos clínicos son la ictericia, la sensibilidad del hipocondrio derecho,
la alteración del estado general, la fiebre y el aumento del volumen del hígado y del bazo.
Los exámenes biológicos revelan:
• Aumento de las transaminasas séricas y de la gamma glutamil transpeptidasa (GT).
• Serología negativa para los virus de las hepatitis B y C.
•
Respuesta autoinmune con hipergammaglobulinemia y autoanticuerpos, entre ellos: anticuerpos antimúsculos lisos, antinucleares
(ANA), antimitocondrias, antimicrosomas del hígado, antiantígeno hepático soluble (SLA) y antimembrana de los hepatocitos (LMA).
La evolución
deriva progresivamente a cirrosis de muy mal pronóstico (un 50 % de mortalidad a los 5 años). Los
tratamientos actuales -corticoides, inmunosupresores, trasplante de hígado, etc.- han conseguido reducir la mortalidad a un
12 %. La HCA es, por tanto, un estado patológico grave y de pronóstico reservado que, aún así, encuentra
exitosos resultados con nuestro Régimen.
Resultados prácticos
El profesor Seignalet nos cuenta:
"El Régimen Hipotóxico se prescribió a una mujer de 45 anos, que sufría una HCA que
venía evolucionando hacia la
cronicidad desde hacía 3 años. Los signos clínicos incluían fatiga acentuada, problemas digestivos, sub
ictericia de las conjuntivas y orina oscura. Las exploraciones hepáticas estaban claramente alteradas, y
mostraban los siguientes valores:
• Transaminasa glutámico oxalacética (GOT): cerca de 200 unidades (normalmente menos de 40).
• Transaminasa glutámico pirúvica (GPT): alrededor de 500 unidades (normalmente menos de 40)
• Gamma glutamil transpeptidasa (GGT) alrededor de 115 unidades (normalmente menos de 78).
Sólo los corticoides presentaban valores normales en los análisis hepáticos. A la paciente se le
administraba una posología diaria de 35 mg. de prednisolona.
Después de seguir el régimen ancestral durante algunas semanas, la paciente pudo suprimir los corticoides.
Se mantuvo la remisión clínica y biológica completa. He realizado un seguimiento de 3 años en esta
paciente. Una biopsia de hígado realizada en el año 2000 evidencia lesiones más leves que en 1996. Esta
experiencia única es, por tanto, muy esperanzadora."
El Régimen Ancestral.
Los efectos de la aplicación del Régimen
en la
Hepatitis Crónica Activa
quedan
suficientemente explicados en este apartado que nos refiere Seignalet. Su prematura muerte en 2003 nos
priva de mayor información sobre este caso, pero, considerando que consiguiera una remisión completa de
clínica e indicadores bioquímicos -observada con continuidad durante varios años-, podemos presumir que la
remisión en la HCA es tan exitosa como la observada en otras muchas patologías.
Obvio es decir que el Régimen también tendrá
efecto en cualquier subtipo de afecciones hepáticas de origen autoinmune.