Cefalea o dolor de cabeza
La Cefalea o dolor de cabeza es el término que referencia cualquier episodio de dolor
intracraneal, generalmente, benigno y transitorio, surgido
sin causa aparente y que en la mayor parte de las ocasiones
cede de manera espontánea o con la ayuda de algún analgésico.
Este tipo de cefalea, esporádicos y leves, podemos conceptuarlo como el de menor importancia en orden de
gravedad dentro de un amplio grupo que integra las denominadas primarias (o crónicas-recurrentes), segmento que
representa el 95% de todas las cefaleas
y comprende las siguientes:
-Jaqueca, migraña o hemicránea. En sus diversos subtipos es de las más frecuentes y se sabe que
afecta a entre el 12 y el 16 % de la población mundial. El dolor puede ser variable, pero, generalmente, produce
episodios de dolor muy intenso y característico, afectando sólo a la mitad derecha o izquierda de la cabeza. Suele
acompañarse de náuseas, vómitos y sensación pulsátil. En el episodio de una migraña clásica se distinguen cuatro
fases: los pródromos (inicio de los síntomas), el aura (percepciones visuales), la fase de dolor y los póstdromos o resolución.
-Cefalea tensional. Es, posiblemente, la cefalea más frecuente. El dolor se presenta en toda la
cabeza de manera regular y continua, siendo variable en tiempo e intensidad. Suele producirse por contracturas
musculares, posturas corporales incorrectas o estrés. Esta clase de cefaleas a menudo se asocia con trastornos
del sueño, afectivos o estados de ansiedad. El tratamiento, si los ataques son muy frecuentes, suele requerir medicación preventiva constante, además de tratamientos
específicos para el dolor agudo cuando estos son muy intensos.
-Cefalea en racimos y otras cefalalgias trigémino-autonómicas. La cefalea en racimos es un tipo de dolor de
cabeza extraordinariamente intenso, caracterizado por episodios unilaterales muy variables en su duración -entre
15 minutos y algunas horas-, que reaparecen a intervalos regulares de 24 a 48 horas durante determinados
periodos. Las fases de actividad y remisión son de duración variable según las personas, señalándose que algunos
enfermos presentan los síntomas de modo crónico, mientras otros tienen periodos de remisión de varios años. En
este apartado se incluye también la hemicránea paroxística que es muy poco frecuente. Se suelen combatir con
tratamientos sintomáticos para los episodios agudos y preventivos para intentar evitar sus repeticiones.
Las Cefaleas secundarias son muchas y tan variadas como las causas que pueden producirlas. En
general, son las que aparecen en estrecha relación temporal con otra patología reconocida y que se reducen o
desaparecen tras el tratamiento efectivo o remisión espontánea de la patología causal. Un tumor, una hemorragia
intracraneal, un traumatismo, diversas enfermedades y afecciones orgánicas pueden producir cefaleas. También
pueden ser producidas por muchos medicamentos de uso habitual, como anticonceptivos orales y terapia hormonal
sustitutiva; nitratos para la angina de pecho; algunos antibióticos; antihistamínicos anti-H2 usados en el
tratamiento de úlceras, etc. En algunos casos, los propios medicamentos usados para el dolor de cabeza, como
antiinflamatorios, derivados ergotamínicos, triptanes, etc., pueden ser la causa en lo que se conoce como
cefaleas por abuso de medicación.
Una descripción medianamente aceptable de todas estas patologías necesitaría varios tomos. Pero, dado que lo que
nos interesa es conocer los orígenes etiopatológicos -o etiopatogénesis- de las más comunes y las posibilidades
de remisión mediante nuestro Régimen Ancestral, creo más razonable y oportuno que sea Seignalet quien nos lo
muestre con sus teorías y experiencias.
Nota aclaratoria:
Seignalet acomete en esta parte de su libro un conjunto de ocho patologías neuropsiquiátricas a las que
considera de ensuciamiento, entre ellas el Alzheimer, el Parkinson, la ELA, etc. Algunas ya las hemos descrito y
las demás las continuaremos en próximos artículos. En éste, como es lógico, reflejamos las que dan origen al
título.
ENFERMEDADES DE ENSUCIAMIENTO EN NEUROPSIQUIATRÍA
"Vamos a estudiar ocho enfermedades que afectan al cerebro y/o a la médula espinal, en las que se puede sospechar
de un ensuciamiento como causa original.
CEFALEAS
Los dolores de cabeza pueden aparecer en circunstancias muy diversas y las clasificaciones modernas distinguen
trece categorías de cefaleas (De Broucker, 2000). Aquí sólo hablaré de las dos formas más generalizadas: la
migraña y la cefalea de tensión.
Migrañas
Los dolores son clásicamente unilaterales, a veces bilaterales, pulsátiles, agravados por la actividad física
rutinaria. Aparecen por crisis que, si no se tratan, pueden durar de cuatro horas a tres días. Suelen estar
acompañadas de nauseas o de vómitos, de intolerancia a la luz y/o al ruido, a veces con alteraciones
transitorias de la vista, con ceguera más o menos completa en una parte del campo visual, lo que hace que
parezca que esta zona está constituida por puntos brillantes. Con menos frecuencia, se observan otros signos
neurológicos transitorios, debidos a un déficit circulatorio en diversas regiones del cerebro: problemas
sensitivos, parálisis o afasia.
El mecanismo de la migraña sigue siendo desconocido, a pesar de las numerosas investigaciones llevadas a cabo (BIau,
1992) y los múltiples tratamientos propuestos que a menudo resultan decepcionantes. Parece claro el efecto
causal de algunos alimentos en una elevada proporción de enfermos:
•
Monro y col. (1984) han descrito 9 casos de migrañas producidas por la leche y/o el trigo y/o los huevos. La
exclusión del alimento causal hace que desaparezcan las cefaleas.
• Otros investigadores han observado que la causa puede deberse a ciertos alimentos, los incriminados por
Monro
y otros. Un estudio general sobre esta cuestión fue publicado por Pradalier y Launay (1996).
• Este fenómeno no es ilusorio. Un individuo puede ser sensible a un vino tinto o a un vino blanco preciso, y no
a otro. Si vendamos los ojos del paciente y le hacemos beber diversas muestras de vinos cuyo gusto ha sido
disfrazado, siempre es el vino señalado por el paciente el que induce las cefaleas. Ensayos doble ciego han
confirmado la acción real de los alimentos con relación a los placebos (Egger y col., 1983).
Estos datos condujeron a Monro y col. (1984) a atribuir las migrañas a una alergia alimentaria. Esta teoría
no
es válida a mi parecer, ya que:
• No se producen las clásicas manifestaciones digestivas.
• Los tests cutáneos para los diversos antígenos alimentarios no son diferentes respecto a los controles
normales.
• Las IgE totales y las IgE específicas no aumentan.
• La alergia alimentaria -que se suele citar sin razón- es poco frecuente, mientras que la migraña es frecuente.
Para explicar la migraña propongo una de las dos siguientes hipótesis.
1) Una patología por complejos inmunes.
Los alimentos podrían actuar de dos maneras:
• Directamente, constituyendo una fuente de péptidos;
• Indirectamente, agrediendo a la mucosa intestinal, lo que permite el paso de péptidos alimentarios o
bacterianos.
La sucesión de fenómenos podría ser la siguiente:
• Los pasos reiterados de péptidos procedentes del intestino delgado suscitan una respuesta inmunitaria, con
producción de anticuerpos.
• Los complejos inmunes circulantes antígeno + anticuerpo fijan plaquetas y forman minúsculos coágulos.
• Los complejos antígeno + anticuerpos + plaquetas circulan con dificultad en los capilares cerebrales.
• Las plaquetas agregadas liberan mediadores que provocan una vasodilatación.
La disminución de la circulación capilar y la acción de los rnediadores procedentes de las plaquetas provocan
una distensión de las arteriolas situadas sobre los capilares. Esta distensión causa dolor, ya que estimula las
terminaciones nerviosas periarteriolares del nervio trigémino.
Por otra parte, el plasma que sale de las arteriolas dilatadas libera sustancias algógenas procedentes de las
plaquetas y de los mastocitos, que aumenta la estimulación de las ramas del trigémino (Manivet y col., 2000).
Esta teoría explica muy bien por qué los antiagregantes plaquetarios como el ácido acetilsalicílico suelen
calmar los dolores de cabeza.
2) Un proceso de ensuciamiento.
Durante mucho tiempo se ha creído que la fase de vasodilatación, causante del dolor, estaba precedida de una fase
de vasoconstricción, causa de los problemas neurológicos a veces observados al principio de la migraña.
Desde que se puede medir el flujo sanguíneo en las diferentes regiones cerebrales, se sabe que no existe una
vasoconstricción, sino una disminución del flujo sanguíneo. Ahora bien, este proceso puede ser provocado por las
neuronas (Dordain 1999)
Una depresión prolongada del funcionamiento de las neuronas en una región cerebral afecta a la circulación
sanguínea, probablemente por la liberación de algunos mensajeros. Le sigue disminución del flujo sanguíneo
cerebral que puede persistir de 10 a 60 minutos, y una vasodilatación.
Un ensuciamiento de las neuronas por las moléculas bacterianas v alimentarias que provienen de un intestino
delgado demasiado permeable puede alterar el funcionamiento de estas células.
Cefaleas de tensión
Habitualmente, los dolores son bilaterales, no pulsátiles, no aumentan con la actividad física de rutina, y
causan una sensación de compresión o de estrechamiento No hay signos neurológicos. Los dolores son más moderados
que en la migraña, pero mas tenaces v recidivantes.
Aunque es más frecuente que la migraña, la cefalea de tensión ha interesado poco a los investigadores (Masson,
1999). También en su caso, un ensuciamiento de las neuronas o de otras células del cerebro es probablemente la
causa de la patogenia. La disminución del flujo sanguíneo inicial y la vasodilatación secundaria serían menos
acusadas que en la migraña, pero más duraderas.
Otras cefaleas
Sin enumerar las muchas causas de los dolores de cabeza, únicamente quisiera recordar que una proporción
bastante elevada es de origen mecánico. La compresión de algunos nervios induce directamente o a distancia los
dolores craneofaciales. Citamos, por ejemplo, las patologías del raquis cervical y de la articulación dental.
En estas formas, el régimen alimenticio hipotóxico sólo es un tratamiento complementario. Hay que atacar las
primeras causas de las cefaleas, según lo expuesto por Thomas y col. (2000): Corrección de la irritabilidad neuromuscular orofacial,
corrección de la posición del sueño y corrección de las anomalías podológicas.
Resultados del régimen
Desde 1983, Egger y col. sometieron a 88 niños con migrañas severas a un régimen que excluía los alimentos
«antigénicos» y en algunas semanas curaron a 82 . Este régimen descartaba, casualmente, el trigo, el
maíz y la leche animal.
He probado mi método nutricional en 40 adultos, de los cuales 20 sufrían migrañas y 20 cefaleas de tensión. En
el 85 % de los enfermos se obtuvo un éxito claro, es decir, en 17 casos de 20 en las dos patologías. Sólo
expondré los dos casos más antiguos.
El primero era el de una mujer de 75 años que padecía migrañas desde su infancia y que las sufría casi a diario
desde hacía algunos años. Se trataba de una migraña clásica, con náuseas, vértigos y alteraciones oculares. La
dieta mejoró enormemente la situación. Sólo se observó una crisis de débil intensidad al cabo de un mes.
El segundo era el de un hombre de 47 años que presentaba, con una media de 15 días, cefaleas intensas,
pulsátiles, con rinorrea (hipersecreción nasal) y sialorrea (hipersecreción salivar). Los dolores de cabeza
estaban provocados por varios factores: fatiga física o intelectual, bebidas alcohólicas y exceso de humedad.
Únicamente cedían con dosis elevadas de ácido acetilsalicílico. El régimen de exclusión hizo desaparecer por
completo los accesos dolorosos.
Se observaron algunos fracasos de la dieta en mujeres que sufrían migrañas premenstruales acentuadas. En estos
casos, el mecanismo principal de las crisis es el descenso brusco de la concentración de estrógenos (Mac Gregor,
l997). Se comprende que el cambio nutricional apenas modifique los síntomas."
El Régimen Ancestral.
Los efectos de la aplicación del Régimen
en las Cefaleas primarias queda perfectamente explicado por Seignalet. Y vemos que, como en tantas otras
patologías Reumatológicas, Neurológicas autoinmunes y de ensuciamiento en general, la acción del Régimen
consigue en la mayoría de los casos una remisión clínica completa.
Las cefaleas secundarias, con origen en otras enfermedades o afecciones -tumores, hemorragias, etc.-, las de
origen mecánico -compresión de nervios, traumatismos- o fisiológico -descenso brusco de estrógenos, terapias
hormonales, etc.-, así como las medicamentosas, es lógico que queden fuera del alcance del Régimen y pueden y
deben ser tratadas y corregidas en sus causas.