CRISIS Y CORTICOIDES
Los corticoides y sus mitos.
Existe una creencia errónea sobre los corticoides que es necesario
erradicar, por cuanto supone un medicamento bastante útil en muchas
ocasiones. Ciertamente, tienen sus efectos secundarios, pero, en dosis
apropiadas y por tiempos limitados, sus beneficios están muy por encima
de todo posible perjuicio. En mi opinión, que los he probado en mí mismo
durante muchos años, se pueden tomar sin el menor miedo cada vez que la ocasión lo requiera.
Naturalmente, y por tratarse de un medicamento de venta con receta,
siempre debe ser prescrito por su médico o especialista.
Entre estos efectos secundarios -normalmente, causados por dosis altas y
toma continuada durante mucho tiempo- están los problemas gástricos,
defectos en los depósitos de calcio en los huesos (osteoporosis),
retención de líquidos, acúmulos de grasa corporal y síndrome Cushing
(cara de luna llena y joroba de búfalo). Pero, quizás el peor -y menos
conocido-, podría ser el de interferir en la producción endógena de
cortisol, que
podría quedar bloqueada y causar una insuficiencia adrenal secundaria
que, según algunos autores, pudiera ser no recuperable. Sobre esta circunstancia he podido leer
multitud de estudios comprobando que los autores no se ponen de acuerdo.
Así, mientras unos afirman que, una vez bloqueada la producción de
cortisol por la continuada aportación exógena, la corteza suprarrenal no
recupera sus funciones productivas de glucocorticoides, otros afirman
todo lo contrario. Personalmente, por mi experiencia de años tomándolos,
y habiendo hecho un decalaje progresivo durante más de un año, no puedo
referir que haya observado problemas tras su abandono definitivo. Y,
como ya hace varios años que los dejé, creo que se consigue la
recuperación de todos los mecanismos.
¿Qué son los corticoides?
Los corticoides son un tipo de hormonas del grupo de los esteroides
producidas por la corteza suprarrenal, glándulas que se sitúan en la
parte superior de cada riñón. Estas hormonas cumplen un papel
fundamental en la regulación de distintas funciones del organismo,
especialmente en el metabolismo de los carbohidratos, las proteínas y
los lípidos, y, entre otros, sobre el equilibrio de electrolitos y agua
y sobre algunas funciones del aparato cardiovascular, riñón, músculo
esquelético y sistema nervioso. Entre los corticoides más conocidos
están la Hidrocortisona, Betametasona, Prednisona, Deflazacort, etc.
Aunque realmente no se conocen todos los mecanismos de acción, se sabe
que las sustancias corticoideas endógenas operan fisiológicamente en el
cuerpo humano controlando situaciones de estrés orgánico, atenuando las
respuestas del tejido a los procesos inflamatorios y revirtiendo los
síntomas de la inflamación, pero sin tratar la causa subyacente. Actúan
inhibiendo la acumulación de células inflamatorias -incluso macrófagos y
leucocitos- en las zonas de inflamación. También inhiben la fagocitosis,
la liberación de enzimas lisosómicas y la síntesis y liberación de
diversos mediadores químicos de la inflamación. Estas acciones, muchas
veces espectaculares, si bien
no son inmediatas, suelen quedar de manifiesto al cabo de unas pocas
horas.
Las crisis o brotes en patologías reumáticas.
Las personas afectadas por patologías reumáticas suelen sufrir
frecuentes inflamaciones articulares, dolorosas e invalidantes,
que no sólo se deben valorar en su gravedad por el dolor inmediato sino
porque, generalmente, sobre todo si se repite y mantiene la inflamación durante
mucho tiempo, pueden ocasionar lesiones en las articulaciones y cápsulas
articulares que pueden ser irrecuperables si no es mediante cirugía.
Estas lesiones se pueden ocasionar, tanto durante el proceso evolutivo
de la enfermedad desde sus comienzos, como en posibles crisis o brotes
sobrevenidos durante estados de remisión parciales, conseguidos con los
tratamientos farmacológicos, o más efectivos y duraderos como los
conseguidos mediante el seguimiento del Régimen Ancestral.
Hay muchos reumatólogos que, en previsión de estos posibles daños,
prescriben desde el primer tratamiento, además del de fondo -con
Metotrexato y/o otros FARMEs-, unas pautas de corticoides durante un
cierto tiempo. Pero otros no lo hacen, dejando a las acciones de los
fármacos del tratamiento de fondo unas funciones que no podrán cumplir,
ya que en su mayoría dejan sentir sus efectos modificadores en plazos
que pueden ser de meses. Quizás podría ser efectiva una terapia
combinada con MTX y un agente biológico (IFX, ETA, ADA, ABAT), que
podría inducir una respuesta más rápida, pero, por la aún escasa
introducción de los anti-TNF en los tratamientos (debido a
incompatibilidad en algunos pacientes, incompleto conocimiento de sus
efectos secundarios
y su alto precio), es posible que, por el momento, debamos continuar con
los clásicos. y, entre ellos, los ya referidos corticoides.
Un tratamiento efectivo para eliminar las inflamaciones articulares en
el menor tiempo posible sería tomar corticoides, por ejemplo, Zamene
(Deflazacort) o Dacortin (Prednisona), con las siguientes pautas:
1 comp. de 30 mg. diarios
durante 10 días, luego rebajar la dosis a la mitad, 15
mg., durante otros 10 días y terminar con
7.5 mg. otros 10 días. Hay que tener en cuenta que debe
ser con las dosis y tiempo señalados, si bien, en algunos
casos más severos o rebeldes -contando con el criterio del médico-,
habría que repetirlo o, incluso, aumentar las dosis.
Quienes estén haciendo el Régimen y ya
gozan de una remisión parcial o completa,
pero tienen crisis ocasionales (ya saben
que, por muy fiel que lo hagamos, seguimos
comiendo alimentos contaminados), pueden
rebajar tanto el tiempo como las dosis a
la mitad o, incluso, menos, es decir, que
puede bastar con 15 mg.
durante 4 ó 5 días y
continuarlo con 7,5 mg.
otros tantos.
Este tratamiento lo pongo a título informativo. Para su aplicación, y
dado que los corticoides son medicamentos de venta con receta, debe
ser solicitado al reumatólogo o al médico de cabecera para que lo
apruebe y prescriba.
Y termino recordándole que estos brotes difícilmente se darían con un
seguimiento estricto del Régimen, pero, sabedor de que somos humanos y
el diablo de las comidas nos ofrece multitud de tentaciones cada día, y
que los brotes -que también pueden ser imprevisibles y sin que tengan
explicación aparente- no son consecuencia de saltarse la norma un solo día,
sino la acumulación de muchas infracciones durante muchos días, y que
puede necesitar mucho tiempo (incluso varios meses) para volver a la
normalidad, creo conveniente tener una solución a la que recurrir para
no tener que lamentar que algunos dedos de la mano se nos han quedado
rígidos e imposibles de doblar (que puede ser para siempre).
Lo mismo para quienes no han tenido ocasión de comenzar el Régimen.
Si su médico no se los prescribe -y su tratamiento no es de acción
rápida-, deberían solicitárselos para hacer todo lo referido. Y, naturalmente, comenzar cuanto antes
un fiel seguimiento del Régimen en la confianza de que es la única
medicina que puede curarlos.
Próximamente les contaré una experiencia personal estrechamente
relacionada con cuanto aquí les cuento.
Abril, 2012
Revisado Julio 2013