Habrán observado que del gluten hablo con bastante frecuencia en las distintas secciones de la web: en las respuestas en el
Consultorio, en las descripciones de las enfermedades con las que más directamente se le
relaciona, en algunos artículos sobre la alimentación en general y, naturalmente, en las normas del
Régimen Ancestral. Y es lógico que hable de él porque podemos considerarlo uno de los nutrientes más nocivos y
perjudiciales de todos cuanto componen la alimentación actual.
Hace años que se estudian sus propiedades y se reconocían algunas
como bastante nocivas para el organismo de los humanos, siendo de las más significativas la alfa gliadina del trigo por su capacidad inflamatoria sobre la mucosa del intestino delgado, atrofiando las vellosidades
y destruyendo los enterocitos. A esta proteína -y a las afines en otros cereales- se le reconoció hace años como causante de la
Enfermedad Celíaca, una grave y fastidiosa enfermedad que, aún hoy, sigue estando considerablemente sub-diagnosticada.
Hasta hace pocos años lo reconocido por los estamentos de Salud con origen en el gluten era sólo la
Enfermedad Celiaquía, considerada, además, como propia de la infancia. En la actualidad hay decenas de miles de estudios científicos que reconocen los efectos perjudiciales del gluten en lo que, globalmente, denominan "trastornos relacionados con el gluten". Ello llevó a que también se reconociera oficialmente como enfermedad la denominada
Sensibilidad al Gluten No Celíaca, y más actualmente, que en Symposium y Congresos -nacionales e internacionales- se relacione al gluten como predisponente a
afecciones como la Dermatitis Herpetiforme, Dermatitis Atópica, Urticaria, Psoriasis, Aftas bucales, etc. Y que ya se conozca y tenga en cuenta su relación con alteraciones hematológicas, como anemia por déficit de hierro o de vitamina B12, la hipertransaminasemia, la trombocitosis o
el déficit de IgA, alteraciones óseas como la osteopenia y osteoporosis, problemas neurológicos como migrañas, neuropatías periféricas y ataxias, reproductivos, como infertilidad y abortos, psiquiátricos, como la ansiedad y/o depresión,
y otras alteraciones como el hipotiroidismo autoinmune y la nefritis por inmunoglobulina A. Y en estos mismos Congresos comienza a tenerse en cuenta lo que, por ahora, denominan "reacciones adversas a alimentos", por lo que podemos suponer que no tardará mucho en que la Medicina oficial reconozca abiertamente que la mayoría de las enfermedades que estamos padeciendo -en una altísima parte sin cura conocida porque no se conoce su origen,- tienen su causa y origen
(complementando el factor genético) en el factor medioambiental, o lo que es lo mismo, la alimentación actual.
Continuando con el tema del artículo, el gluten, tenemos que decir que el gluten es una familia de proteínas que existe en casi todos los cereales, muy perjudiciales unas, otras en menor grado y otras nada. Las consideradas más
nocivas son la ya reseñada alfa gliadina del trigo, la hordeína de la cebada y la secalina del centeno. La avena también contiene prolaminas del gluten, la avenina, pero es considerada en algunos estudios como algo menos
perjudicial que las otras.
A la pregunta ¿cómo opera o ejerce el gluten su poder tóxico sobre el organismo? tendríamos que responder que aún no se conocen con exactitud todos sus mecanismos bioquímicos ni la incidencia etiopatogénica en los diferentes órganos
y tejidos. Hasta hace pocos años se enseñaba en Medicina que la Enfermedad Celíaca era una enfermedad del aparato digestivo. Y no lo es. Es una enfermedad que incluye al aparato digestivo, pero que se puede manifestar y mostrar
síntomas en cualquier otra parte del cuerpo. En esta enfermedad se sabe con certeza la capacidad inflamatoria del gluten sobre la mucosa del intestino delgado, que lleva a la atrofia de las vellosidades y destruye los enterocitos,
lo que conlleva no sólo una severa malabsorción nutricional, sino, además, una
altísima hiperpermeabilidad de toda la mucosa permitiendo el paso a péptidos y macromoléculas que contribuyen al ensuciamiento celular y a multitud de alteraciones en las mismas con las consiguientes
interacciones etiopatogénicas. La lista de enfermedades, afecciones y malfunciones que podríamos citar como originadas por estos prótidos sería interminable. Y es extensible -en distintos grados de severidad, dependiendo de las
particulares condiciones de cada individuo- a la Sensibilidad al Gluten No Celíaca.
Para una mayor información remito al lector a los artículos que publiqué sobre la
Enfermedad Celíaca y al de la
Sensibilidad al Gluten No
Celíaca, donde se describen ambas patogenias y se dan otros muchos datos sobre las mismas.
Para terminar, y para no cansaros con la larga lista de motivos por los que, todos sin distinción, debemos intentar excluir el gluten de nuestra dieta diaria, os voy a citar unas referencias del prestigioso doctor
Tom O’Bryan,
profesor en el
Institute for Functional Medicine y en la
National University of Health Sciences, ambas de EE.UU., especialista en la enfermedad celíaca y la sensibilidad al gluten no celíaca y, en
mi opinión, uno de los mayores expertos en ambas patologías, además de en enfermedades crónicas y trastornos metabólicos, que afirma que fue el gluten el que mató a su madrina, a su padre y a su madre. La primera murió por un
hepatocarcinoma, un cáncer de hígado que al final resultó secundario a la celiaquía. Su padre por un infarto de miocardio agudo, un ataque al corazón fatal que resultó ser secundario a niveles elevados de homocisteína debidos a una
deficiencia en ácido fólico debida a la malabsorción producida por la celiaquía. Y la madre por encefalopatía tóxica, una grave afección en la que el cerebro deja de trabajar porque está intoxicado por el gluten. Así, pues, las
causas de los fallecimientos, determinados como cáncer de hígado, infarto de miocardio y encefalopatía tóxica, por los médicos que los trataron o el que firmó las defunciones, no eran sino unas bonitas máscaras de apariencia legal y
correcta que encubrían las verdaderas causas de las enfermedades y las muertes. El gluten.
No creo necesario más ejemplos para determinar que estamos ante uno de los mayores tóxicos que afectan nuestra salud hoy por hoy. Bien es verdad que, ante la evidencia de las pruebas, investigaciones y estudios que se van realizando
sobre el mismo, en unos pocos años tendremos a facultativos perfectamente formados en su conocimiento y manejo prescribiéndonos tratamientos en los que constará como muy importante la exclusión del gluten de nuestra dieta diaria.
Mientras tanto, Vd. no tendrá quien le diga que ese dolorcito que nota en el hígado, la confusión mental y embarullamiento que nota con cierta frecuencia o la dermatitis que le va cubriendo cada vez más la piel, se debe a unos
alimentos que Vd. ingiere todos los días. Vd. seguirá con las pastillas y las pomadas y con su cuerpo cada día más envenenado por el pan del bocadillo de jamón de pata negra que se zampó al mediodía y por las harinas de los
deliciosos pastelitos con que merendó por la tarde.
Quizás tiene Vd. ocasión de leer esto y tomar conciencia de este grave problema que, como tantos otros con origen en la alimentación actual, todos los responsables se guardan de exponer, no ya sólo en la medida que la importancia
del problema requiere, sino de ninguna forma. Los que estamos en esta otra parte del enorme cenagal en que se mueve el mundo, somos pocos y nuestras voces demasiado pequeñas para superponerse a las grandes voces y titulares de los
intereses. Pero, ojalá le llegue estos renglones y su conciencia se abra a la luz del conocimiento.
Es todo cuanto pretendemos. Devolver a esa cara la sonrisa que perdió junto con la salud.