LAS BEBIDAS
Las bebidas son, también, un punto importante en nuestra alimentación, puesto que su ingesta diaria forma parte de ella. Por ello debemos dedicar un capítulo a enumerar las diversas bebidas que pueden integrarse
en nuestra dieta, describir sus características y estudiar sus propiedades para pasar de todas aquellas que puedan ser nocivas para nuestra salud o tener significancias negativas para una alimentación saludable.
Como bebida es cualquier líquido que se ingiere -por placer o para calmar la sed-, y hay infinidad de ellas, tenemos que comenzar por diferenciarlas y estudiarlas en sus diversos tipos. Así, desde la bebida más
simple y fundamental que es el agua, del grifo o embotellada, que no siempre es pura y natural, tendríamos otras con añadidos diversos, como las bebidas gaseosas, las elaboradas por fermentación o destilación a
partir de ciertos frutos, como las alcohólicas, o producidas mediante su hervido, como el café, el te y demás infusiones. Por su gran consumo, haremos sus apartados a la leche y a los zumos de fruta, y
englobaremos en otro grupo a toda esa cantidad de bebidas a las que llaman energéticas, vigorizantes, isotónicas, deportivas, etc., y que, como muestra fehaciente de la habilidad mercantilista de los
departamentos de marketing de los diversos fabricantes, encontramos hoy con tanta profusión en los mercados.
AGUA POTABLE
La bebida más común que ingerimos es el agua del grifo o agua potable. Generalmente, en casi todos los pueblos y ciudades del llamado "primer mundo" es usada para el consumo humano y, a veces, en
determinadas ciudades o zonas, hasta bastante buena de tomar. Puede ser más o menos dura, dependiendo de los minerales, carbonatos, sulfatos y sales que contenga, y, junto con las embotelladas -de manantial o
tratadas-, es, sin duda, la bebida más saludable y sin complicaciones que podamos tomar. También podemos encontrar aguas carbonatadas, en forma de sodas (débilmente gasificadas) o la llamada "agua con gas",
generalmente, agua simple a la que se le ha añadido ácido carbónico. Estas aguas con gas, según se desprende de diversos estudios, son tan saludables como cualquier otra con el añadido de que favorecen la
digestión a personas con dispepsia o digestiones pesadas. Personalmente, y desde hace años, suelo tomar agua mineral con gas a diario sin advertir nada que pudiera llamarse efectos negativos (excepto que causa
una notable adicción). A tener en cuenta que no todas las aguas envasadas son naturales y provenientes de fuentes o manantiales, sino que su procedencia, sobre todo de muchas de las más comunes, que encontramos
en supermercados o máquinas dispensadoras, pueden tener su origen en los grifos del abastecimiento público.
GASEOSAS Y COLAS
Los refrescos, gaseosas y colas son aguas carbonatadas y preparadas en sus distintos tipos y sabores con diversos ingredientes. Las limonadas y naranjadas suelen contener dióxido de carbono, que les confiere su
efervescencia; saborizantes o edulcorantes, como la sacarosa (azúcar de mesa) o la fructosa, o sintéticos como el ciclamato (E 952), acesulfamo K (E 950), el aspartamo (E 951), etc., que le dan sabor dulce;
acidulantes como el ácido cítrico o fosfórico, estabilizantes, colorantes, aromatizantes, conservantes, antioxidantes, espesantes... O sea, que llevan toda suerte de aditivos alimentarios.
Autorizados, sí, pero que no dejan de ser productos químicos, y que forzosamente nos hace desecharlas como productos saludables. Las colas, además, pueden llevar algunos otros componentes en sus fórmulas que,
como en el caso de la Coca Cola, pueden ser hasta "secretos". Todo es aplicable a las versiones de colas saborizadas como naranja, limón, cereza, etc. Lo mismo podemos decir de las lights -contienen aspartamo en
lugar de azúcar- y las Zero, ciclamato de sodio (prohibido en EE.UU.).
En general, por toda esa cantidad de aditivos, ninguna de estas bebidas son recomendables.
BEBIDAS ENERGÉTICAS Y AFINES
Estas bebidas las encontramos en una enorme multitud de marcas y propiedades: bebidas isotónicas o deportivas (Isostar, Santiveri, Aquarius...), energizantes (Red Bull, Burn, Ciclón...),
estimulantes (Rockstar, Red Bull, Guaraná), rehidratantes (Gatorade, Powerade, All Sport...), aguas tónicas (Schweppes, Ginger Ale, Canada Dry...) y aún nos quedarían marcas y tipos para llenar diez folios. En
su mayoría son aguas carbonatadas que suelen contener azúcar (sacarina, glucosa u otros), acidulantes, colorantes, etc., algunas lementos como la taurina, glucuronolactona, cafeína, Ginseng, e incluso
diferentes vitaminas (niacina, ácido pantoténico, B6, B12, etc.). Respecto a sus propiedades, a pesar de lo que dicen muchas de ellas en su publicidad, son poco más que simples gaseosas que, de acuerdo a sus
componentes y aditivos, poco bueno pueden reportar a nuestra salud. Las aguas tónicas, algo más saludables, contienen principalmente quinina.
INFUSIONES
El café es posiblemente, junto con el te, la infusión más popular y consumida por todo el mundo. Ambas podemos considerarlas bebidas estimulantes, aunque son más bien bebidas "sociales" o socializadoras que
sirven igual para un desayuno que para cumplir con unos invitados. Su consumo moderado, en general, no puede considerarse malo para la salud, toda vez que los frutos (granos de café) o plantas (hojas de té)
utilizadas en su elaboración no parecen tener efectos perniciosos conocidos. Otras infusiones, como la manzanilla, poleo, hierba luisa, tila, etc., son consideradas como "medicinales" aunque, en realidad, sus
efectos son más bien inocuos. No entro a enumerar otros tipos de infusiones hechas con plantas como la valeriana, melissa, espliego, jengibre, hipérico, etc., porque no suelen encontrarse a la venta en
bares o cafeterías sino en herboristerías o parafarmacias y con un uso exclusivamente medicinal. No es aconsejable su uso si no es recetado por un médico o un profesional de la salud experto en Fitoterapia.
Añadimos que los preparados de cacao soluble como el Cola Cao o el Nesquik se pueden tomar pero disueltos en agua o en leches de almendras, arroz
o soja.
LECHES
La leche, como lo demuestran los estudios e investigaciones de bastantes científicos y autores, entre ellos los del profesor Seignalet, sea de vaca, de oveja, cabra, camella, búfala, yegua o de cualquier otro
animal, es tan buena para sus respectivas crías como perjudicial para el ser humano. Una prueba de ello es que un elevado porcentaje de la población mundial no posee en su sistema metabólico la enzima digestiva
lactasa, enzima que hidrolizaría la lactosa -el azúcar o carbohidrato de la leche- en glucosa y galactosa permitiendo su aprovechamiento. Al no ser sintetizada por el intestino delgado, la lactosa llega al colon,
fermenta y produce hidrógeno, dióxido de carbono y ácido láctico, que irritan este órgano. El resultado es diarrea, flatulencias y calambres abdominales. También es bastante alto el número de seres humanos que
presentan alergia o intolerancia a las proteínas de la leche de vaca, principalmente a la caseína. No ocurre lo mismo con la leche o bebida de soja, producto sobre el que no tenemos estudios científicos de
investigadores serios y sin intereses en el sector que nos garanticen sus posibles beneficios y su total inocuidad. Mientras tanto, sólo podemos decir que -por su origen vegetal-, parece ser más saludable que la
de vaca, y que su ingesta, anteponiendo los reparos ya dichos, por su alto contenido de fitoestrógenos, podría ser recomendable a mujeres, principalmente en edades menopáusicas. Alternativas más fiables a estas
leches pueden ser la de almendras o la de arroz.
ZUMOS DE FRUTAS
La mayoría de los zumos de frutas que encontramos, generalmente, envasados en botellas o tetrabrik y a la venta en supermercados, proviene de concentrados de zumos producidos en diversas partes del mundo. Los
fabricantes adquieren la materia prima (pulpa y zumo de las frutas a la que se le ha extraído parte del agua), la mezcla (a veces de partidas con origen en países distintos), la reconstituye añadiéndole agua y la
somete a tratamientos térmicos y químicos que inactivan ciertas enzimas antes de su envasado. Estos zumos, aunque tienen prohibido el añadido de conservantes, pueden llevar azúcar o endulzantes sintéticos (sin
declararlos) y vitaminas u otros compuestos. Hay muchos con etiquetado incorrecto. Por lo general, no son recomendables, si bien hay algunos fabricantes que se esmeran en ofrecer un producto más natural y, por
ende, saludable. En cualquier caso, a menos que tengamos una absoluta garantía sobre la materia prima empleada y el proceso seguido hasta su puesta a la venta, lo mejor es comprar las naranjas y exprimirlas en
casa. Igual podemos decir respecto al gazpacho y afines.
BEBIDAS ALCOHÓLICAS
De acuerdo a su elaboración podemos distinguir dos tipos principales de bebidas alcohólicas: las producidas por fermentación, como el vino o la cerveza -en las que el contenido en alcohol no suele superar los
18-20 grados-, y las producidas por destilación (generalmente a partir de un producto de fermentación) como el whisky, la ginebra, el brandy, aguardientes, vodka, el mezcal y el tequila y otros licores que suelen
superar los 40 º. En primer lugar podemos decir que, en general y bebidos con moderación, ninguno parece tener efectos negativos sobre la salud, incluso, suelen ser beneficiosos, porque el alcohol (como molécula
simple no provoca respuestas de autoinmunidad ni de acumulación ni de eliminación), además de algunas otras virtudes, da fluidez a la sangre y elimina radicales libres. Así, pues, tanto los vinos como los licores
no sólo no se prohíben sino que se recomiendan como saludables (se debe tener cuidado con los muy comunes o de calidad inferior que pueden contener aditivos diversos). Tampoco parecen ser malos los llamados
"aperitivos" como el vermut (Cinzano, Martini) o licores como el Cointreau, Chartreuse o el Licor 43. Las únicas excepciones son las bebidas hechas a base de cereales y no destiladas, como la cerveza, porque, por
su forma de elaboración, la bebida contiene las proteínas de la cebada.
RESUMEN
Para terminar, hacemos un resumen de las bebidas que son recomendables y las que no.
Se pueden tomar:
Agua natural del grifo o embotellada.
Agua con gas (sin más aditivos).
Infusiones como café o té (moderadamente).
Leche de almendras, avena o arroz (la de soja, con reservas).
Horchata de chufas.
Zumos de frutas (los hechos en casa).
Bebidas alcohólicas (todas excepto la cerveza, y siempre moderadamente).
Son desaconsejables:
Refrescos, gaseosas y colas.
Bebidas energéticas y afines.
Leche de vaca, cabra, oveja, etc.
Batidos de leche.
Zumos de frutas comerciales.
Cerveza (y bebidas de cereales no destiladas).
Siguiendo estas pautas estaremos afinando en nuestro deseo de darnos una alimentación saludable, en el buen camino para esquivar los efectos de todo ese montón de productos y marcas con los que los fabricantes
hacen su agosto y evitándoles a los médicos que nos digan que no saben por qué ni qué nos causa esa enfermedad que no tiene cura. Bebamos brindando por nuestra salud.