Alimentos procesados
El término alimento procesado se suele aplicar a todos aquellos alimentos que son tratados
mediante procesos industriales, generalmente, sometidos a altas temperaturas, mezclados con otros de
procedencia animal o vegetal y agregándoseles
diversos aditivos que en su mayoría suelen ser químicos.
Entre ellos encontramos conservantes, estabilizantes, emulsionantes, edulcorantes, potenciadores del
sabor, colorantes, gelificantes, espesantes, acidulantes y otros muchos compuestos.
Naturalmente, tanto los procesos de fabricación como los componentes y aditivos son controlados, en
España por la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaría y Nutrición (Aecosan) y a nivel
europeo por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), pero no podemos olvidar que las
razones por las que se procesan alimentos y se emplean los aditivos en la industria alimentaria son
básicamente de tipo económico. El uso de estos aditivos permite que los alimentos duren mucho más
tiempo, lo que hace que exista mayor aprovechamiento de los mismos y, por tanto, se puedan bajar los
precios (al tiempo que generar mayores ganancias). Científicos y nutricionistas discrepan en su mayoría sobre
las bondades de estos fabricados, tanto por la muy escasa calidad de sus componentes como por el no
siempre acertado amasijo de aditivos.
Mi postura no puede ser otra que la estar al lado y de acuerdo con estos profesionales. Porque no es
admisible que un simple salchichón, que debiera ser sólo carne de cerdo, algo de tocino del mismo
animal y unas pocas especias, lleve leche (o lactosa y otros derivados lácteos), azúcar, grasas
saturadas y un montón de aditivos. Y prácticas similares encontramos en un sin fin de productos que
llenan los lineales de los supermercados y en los que campean en letras grandes la frase "producto
natural", palabra esta de la que se abusa aprovechando la poca o nula legislación al respecto por
parte de las autoridades pertinentes. No ocurre lo mismo por parte de la Real Academia Española de la
Lengua, que define el vocablo "Natural" como: “Hecho con verdad, sin artificio, mezcla ni composición alguna”.
Esta situación -y permisibilidad- que se da en los alimentos procesados, con ser negativa para la
mayoría de los consumidores -dado que aporta elementos discordantes con una alimentación saludable-,
lo es más aún para quienes sufren enfermedades reumatológicas, neurológicas, autoinmunes y de
ensuciamiento en general, ya que, de no leer con toda atención las pequeñísimas letras de la etiqueta
del producto -que están obligados a llevarlas sin omitir nada de su composición-, estarán incluyendo
en su dieta diaria elementos nocivos o tóxicos totalmente excluidos en las páginas de nuestro
reconocido y efectivo Régimen
Ancestral. Las consecuencias son catastróficas, ya que al ser ingeridos alimentos nocivos,
los procesos de ensuciamiento del organismo se mantienen impidiendo al Régimen cumplir su función de
conseguir la remisión completa -bioquímica y orgánica- y la desaparición de todas las manifestaciones.
Así, pues, se hace necesario, si no excluir por completo todos los alimentos procesados, mirar con
lupa la letra de su composición y dar de lado a todos aquellos que contengan elementos excluidos o que
puedan ofrecer dudas. Por lo general, suelen ser los más baratos dentro de su clase. Con un mayor precio
-y aunque quizás no muchos- es posible encontrar algunos productos cuyos fabricantes han observado las
suficientes normas éticas, tanto en la elección de materias primas, proceso de fabricación y añadido
de aditivos, como para ofrecer a los consumidores un producto de buena calidad. Ello no los sitúa como
recomendables, pero pueden ser aceptables para aquellas situaciones en que no se puede o no se tienen
ganas de cocinar.
Podíamos añadir aquí una larga lista de productos procesados que debemos excluir de nuestra
alimentación, pero, atendiendo al buen juicio de todos aquellos pacientes que siguen con toda
fidelidad nuestro Régimen, no lo considero indispensable. Más aún cuando habría que incluir en la
misma, no sólo la enorme cantidad de marcas que comercializan estos productos aquí en Europa, sino
también las de todo el continente americano y otros varios países del mundo. La norma es regirse por
los ingredientes nocivos (leche, azúcar, harinas, aceites refinados, grasas trans, etc.) y cantidad de
aditivos que pueda llevar el producto y excluirlo de nuestra dieta sin contemplaciones.
Con ello conseguiremos que el Régimen Ancestral actúe en toda su bondad y nos libre definitivamente de cualquiera de
estas patologías que pueda afectarnos.