Para evitar el ensuciamiento celular, y con ello muchas enfermedades reumatológicas a las que la medicina actual no da respuesta curativa -donde se incluye
como tipo más común la
Artritis Reumatoide (la misma que a mí me afectara
desde 1994 hasta 2006)-, el Dr. Jean Seignalet
(fallecido en 2003) nos propuso en su día su
Régimen Ancestral,
Original o
Hipotóxico.
Seignalet, tras muchos años de estudios en su doble condición de
médico y biólogo, afirmaba que el ensuciamiento
de las células originado por la alimentación moderna es la principal causa de la mayoría de las enfermedades reumatológicas, neurológicas y autoinmunes en general, además de ser origen de más del 65 %
de los cánceres, entre otras patologías. Es exactamente la misma filosofía que a mí, en mi condición de investigador y divulgador científico médico y afectado por la Artritis Reumatoide, en el año 2000
(y aún sin saber nada de Seignalet), me llevara a dejar la Medicina oficial y emprender investigaciones y estudios sobre los efectos etiopatogénicos de
la alimentación actual. Con ellos comenzó mi curación, pero, cuando conocí sus estudios
(en 2006), además de encontrar en ellos respuestas definitivas y concluyentes a varios
de los temas que aún investigaba, me quedó meridianamente claro que ambos participábamos de las mismas
teorías y convencimientos. Todas sus conclusiones científicas y modelos terapéuticos
coincidían plenamente con los que yo ya manejaba y seguía. Y como su obra me pareció lógica, certera y merecedora de una continuidad, razonando que no debía haber dos iguales -y él
comenzara primero-, decidí
continuarla.
El
Régimen Ancestral, Original o Hipotóxico -tal como Seignalet lo denominara, y que yo respetaría y continúo- observa una serie de medidas respecto a los alimentos,
permitiendo y aconsejando unos y prohibiendo otros. Su seguimiento no es dificultoso, pero, para
complementarlo, haciendo algo más extenso el conocimiento de estos alimentos prohibidos o aconsejados,
he considerado de utilidad crear la sección
Los
alimentos a examen en la que se estudian y describen los más comunes con sus diversas propiedades,
así como las formas de fabricación, presentaciones para la venta, etc.
Como estoy totalmente convencido de la certeza de los estudios de Seignalet, y de la bondad y
beneficios del
Régimen Ancestral, lo continúo y expongo en una visión global,
actualizado y añadiendo algunos comentarios acordes a su idea general sobre los alimentos, variedades, forma de presentación, etc.,
con el fin de ayudar a una mejor elección de su dieta a los que opten por seguirlo.
Al mismo tiempo, y dado
que, desgraciadamente, Seignalet ya no podría hacerlo, con el fin de
mantener el Régimen
actualizado, he
considerado oportuno
incluir en el mismo
alimentos de nueva
concepción, presentaciones
nuevas o distintas a las
anteriores y, por su gran
importancia, algunos de
los que no se detallaba
con suficiente énfasis su
nocividad (como el gluten,
azúcares,
edulcorantes, etc.) o, incluso,
que no figuraban para nada (como las
patatas). En cualquier
caso, y como muestra de mi
admiración y respeto por
el viejo profesor, como ya hiciera en su día manteniendo el nombre de
Régimen Ancestral
(cuando yo ya tenía confeccionado uno propio con características muy similares), quiero dejar claro que toda la
aportación producto de mis
estudios, investigaciones
y experiencias, sólo
tendrá la consideración de
simple continuidad a su
interrumpido trabajo y
de humilde contribución a su
magna obra.
EL RÉGIMEN ANCESTRAL, ORIGINAL O HIPOTÓXICO.
1. Cereales. Se prohíbe el consumo de cereales, en su mayoría incompletos, sometidos a mutaciones
transgénicas y, generalmente, manipulados desde la siembra. Deben eliminarse de la dieta porque son peligrosos a causa de la estructura de sus proteínas y, además, se consumen cocidos u horneados
a altas temperaturas. El trigo se prohíbe en todas sus variedades (excepto el trigo sarraceno, también llamado trigo negro o alforfón), así como el maíz, la cebada, el centeno
y la avena. Por
lo mismo, hay que desechar todos los productos hechos con harina de estos cereales: pan, picos, pastas, galletas, bollería, etc., y aclarar que el pan integral se considera aún peor que el
clásico, ya que está más cocido. El arroz puede tomarse porque ha permanecido en su forma salvaje prehistórica y la experiencia clínica demuestra que muy raramente es nocivo (ver más información
en
Los cereales).
Nota:
En relación a los efectos nocivos de los cereales, y aunque se mantiene lo expuesto por Seignalet, debo añadir que contrastados estudios nutricionales de estos últimos años -que comparto totalmente- consideran el
gluten
(el conjunto de proteínas, en especial la gliadina en el trigo, hordeína en la cebada, secalina en el centeno, avenina en la avena, etc.), por estar sus cantidades muy aumentadas respecto a las variedades originales,
bastante más perjudicial que lo fuera antaño, muy en particular por su alta incidencia en la permeabilidad intestinal y graves consecuencias patogénicas relacionadas. Debe pues, en general, evitarse por completo su ingesta, y los afectados por reumatismos del tipo
de las espondiloartropatías evitarlo muy rigurosamente (como si fueran celíacos). El maíz, aunque no contiene gluten, está prohibido por sus
innumerables hibridaciones y manipulaciones transgénicas. La soja se debe elegir la no
transgénicas ni manipulada.
A continuación expongo una lista de cereales y plantas afines que no contienen gluten y son admitidos en el Régimen: Arroz, Quinoa, Mijo, Soja, Sésamo, Chía (Salvia hispánica), Alpiste, Amaranto (Kiwicha), Trigo sarraceno (Alforfón), Sorgo, Teff...
2. Leche y derivados lácteos. Queda prohibido el consumo de cualquier leche animal (vaca, cabra, oveja u
otros), así como sus derivados, mantequilla, margarina, queso, nata, batidos, etc. Las proteínas de la leche
animal tienen una estructura primaria diferente de las proteínas
humanas y resisten la acción de las enzimas y de la flora bacteriana. Por eso el resultado de su ingesta suele ocasionar una mucosa intestinal deteriorada. "Ni siquiera se aprovecha su calcio -dice Seignalet-,
porque una vez en el tubo digestivo la mayor parte es precipitado en forma de fosfato de calcio y expulsado a través de las heces fecales." (ver más información en
La leche y los lácteos). Seignalet aconseja sustituirlos por productos de soja, pero ¡ojo!, no siempre son recomendables (hay un artículo sobre la
soja en
La soja: verdades y mentiras).
Nota:
Aunque Seignalet prohíbe todo los derivados lácteos, se puede admitir el
yogur por tratarse de un
probiótico de leche fermentada (con la fermentación la
lactosa se pierde y las proteínas sufren modificaciones que las hacen más sencillas y digeribles). Se aconseja sobre todo los BIOS, con alto contenido de bacterias acidolácticas que contribuyen a
equilibrar la flora bacteriana. Mejor los Bios -"vivos" o activos- que los pasteurizados (estos yogures también los hay de soja). En cuanto a
sustitutos de la leche, actualmente se encuentran leches (en realidad, se llaman "bebidas") de arroz, de almendras, de avena, de coco, etc., agradables de tomar y mucho más aconsejables (ver más información
en
El yogur).
3. Azúcar.
El azúcar blanco o
refinado debe ser
descartado. El
azúcar integral o el de caña
-más ricos en potasio,
magnesio, calcio, fósforo,
hierro y vitaminas-, se
podrían admitir, pero
en pequeñas cantidades y prestando atención a la
forma en que han sido
elaborados (son muchos los
compuestos por azúcar
blanquilla y un jarabe
para darle color, denominados azúcar moreno). También
deben excluirse todos los
edulcorantes químicos y
endulzantes artificiales
(muchos de ellos más nocivos que el azúcar). Una
alternativa es la miel (ver Nota), si
bien, en los últimos
tiempos se ha puesto en el
mercado un endulzante
natural proveniente de una
planta, la
Stevia, que
puede ser utilizado sin
problemas. Suelen
presentarla en hojas,
polvos, jarabe, etc. Pero a
tener en cuenta que se
están comercializando en
parafarmacias e
hipermercados comprimidos
de Stevia que contienen agentes de carga (Carboximetilcelulosa
sódica reticulada) y otros
químicos de
dudosa aceptación para el
Régimen..
Nota:
Como en las pruebas efectuadas en 2012 y 2013 he podido constatar la nocividad de los
azúcares y la altísima respuesta inflamatoria del organismo con su ingesta, consideramos que
también se deben tomar medidas con los que, por ser naturales, como el de caña o la miel,
considerábamos más tolerables y limitarlos a cantidades que no excedan de una cucharada mediana
al día. Asimismo los frutos secos o frutas desecadas como las uvas pasas, dátiles, ciruelas,
etc., por su alto contenido en azúcar (glucosa y fructosa) también se deben comer con moderación
(ver más información en
Los
azúcares)
4. Aceites. Se aconseja tomarlos crudos o cocinados siempre que sean extraídos de primera presión en frío
(no refinados). Se aconseja sobre todo el
Aceite de Oliva Virgen EXTRA (¡ojo!, en España y otros países sólo el virgen
EXTRA es de primera presión en frío), porque aporta ácidos grasos monoinsaturados (ácido oleico), los
de nuez, soja y colza, porque aportan ácido alfa-linolénico, y los de onagra y borraja porque aportan ácido beta-linolénico. Los aceites refinados se desaconsejan porque, además de contener restos químicos
(entre ellos, hexano) se observa
una transformación de parte de los ácidos grasos insaturados en ácidos grasos "trans" que nuestro organismo es incapaz de metabolizar, y a los que investigadores como Mann (1994) incriminan en
ciertas afecciones frecuentes: hipercolesterolemia, arteriosclerosis, obesidad y resistencia a la insulina en la diabetes (ver más información en
Los
aceites y las grasas).
5. Margarinas y grasas de cocinar. Se deben descartar, porque en todas
ellas, como en los aceites refinados, se observa que una proporción variable pasa de
la forma fisiológica
cis a la forma
trans que no se comporta
bioquímicamente como los ácidos grasos esenciales. Estos isómeros, o ácidos grasos
trans, no sólo aumentan los niveles de colesterol malo (
LDL) en la sangre
sino que disminuyen el colesterol bueno,
HDL o Lipoproteínas de Alta Densidad,
provocando, además de reacciones metabólicas adversas, un mayor riesgo de sufrir
arteriosclerosis y enfermedades cardiovasculares.
6. Carnes. Como criterio general Seignalet aconseja que se debe consumir la carne cruda, pero tolera que
se cocine a menos de 110º C (cocinadas de cualquier forma, salvo frita), y prefiriendo las de buey, ternera, lechazo y caballo, ya que son más fáciles de consumir crudas. Las de cerdo o
cordero, y las de pollos y conejos de cría intensiva, aun cuando no las prohíba, le producen cierta desconfianza porque suelen ser alimentados de forma artificial, además de ser menos
apetecibles crudas.
Los de campo y criados en libertad se pueden aceptar por su mayor calidad nutricia.
Nota 1:Considerando la dificultad que puede suponer para cualquier persona ingerir las carnes crudas,
y, además, prevenir
posibles contaminaciones
microbianas, proponemos que se cocinen salteadas, o sea, cortadas a trozos pequeños y puestas en una
sartén
con aceite de oliva virgen extra, unos ajitos, algo de sal y algunas especias. Con sólo unos minutos están buenas para comer. De la misma forma se pueden hacer cortadas en filetes, con sólo
vuelta y vuelta si son finitos y un poco más si son más gruesos. Estaremos aprovechando mejor las propiedades de la carne si los dejamos poco hechos (ver más información en
La cocción de los alimentos).
Nota 2:
En general -y hasta ahora-, casi todas las carnes que encontramos en el mercado son de animales de cría intensiva en baterías o espacios
reducidos, alimentados con piensos de dudosa composición y no naturales y sometidos a prácticas veterinarias en las que sobran antibióticos y hormonas. Por ello es imprescindible tratar de
encontrar carnes de animales criados en libertad y alimentados de manera natural. Es un problema de difícil solución, pero para el que cada día se nos van ofreciendo más posibilidades.
7. Charcutería. Se autoriza el jamón serrano (sobre todo, el ibérico), el lomo en caña, los embuchados, el
salchichón, las salchichas, el chorizo y, en general, todos los que se elaboran o embuten crudos, pero, ¡ojo!, deben ser elegidos sólo los de primerísima calidad, de cuidada elaboración y que no contengan aditivos. Debe
excluirse toda charcutería cocinada, como el jamón cocido, mortadelas, patés, chicharrones, morcillas, etc. Se exceptúa el foie-gras, hígado de pato u oca, porque su grasa es buena para la salud
(ver más información en
Embutidos y embuchados y en
Jamón y fiambres cárnicas).
8. Pescado.. En general, el pescado cocinado es siempre menos peligroso que la carne cocinada. Seignalet
recomienda, no obstante, que se consuma crudo siempre que sea posible, por lo que sugiere buscar recetas en las tradiciones japonesas y tahitianas, por ejemplo. En todo caso, debe cocinarse
durante poco tiempo y a menos de 110º C. Las conservas de pescado, Seignalet no las prohíbe expresamente, pero, entendiendo que en su mayoría se preparan cocidas y se envasan con aceites de
escasa calidad, debiera optarse por pescados al natural y de la forma ya reseñada (ver más información en
La cocción de los alimentos).
Nota 1:En la mayoría de las ocasiones es obvio que el pescado necesita ser cocinado (además de su conveniencia para destruir patógenos). Para ello, una buena forma de cocinarlo es la misma que señalamos más arriba para las carnes.
Nota 2:
Si se va a comer pescado crudo hay que tomar siempre la
precaución de congelarlo a -18 º C. al menos durante 48 horas para evitar el anisakis, un parásito que puede contener la mayoría de los pescados. Por otro lado, no es recomendable una ingesta excesiva y continuada de
pescados -sobre todo de grandes depredadores como el pez espada, tiburón, atún, etc.-, para evitar la más que posible contaminación por metil-mercurio (forma biológica y extremadamente tóxica del mercurio) y otros
metales pesados.
9. Mariscos. Crustáceos, moluscos y mariscos están todos permitidos. Se aconseja comerlos crudos (los que lo permitan) o, en su caso, mediante una ligera cocción o asado a poca temperatura.
Nota:
Gambas y langostinos suponen una opción aceptable si los hacemos cocidos con un ligero chapuzón en agua hirviendo, o bien en plancha
o sartén con una ligerísima vuelta y vuelta (1 o 2 minutos). Y, por las mismas circunstancias que se señala para el pescado en la nota anterior, no es recomendable una ingesta excesiva y continuada.
10. Huevos. Se admite comerlos crudos, en salsas como la mayonesa, o bien pasados por agua, escalfados o
pochados a temperatura poco elevada (menos de 100º C). Fritos o a la plancha, Seignalet no los prohíbe expresamente, por lo que entendemos que pueden admitirse, siempre que, de acuerdo a la idea
general, se cocinen durante breve tiempo y a poca temperatura.
11. Verduras. Zanahorias, lechugas, tomates, cebollas, champiñones, pepinos, pimientos, rábanos, berros,
apio, endibias... En general, todas están autorizadas. Mejor comerlas crudas o cocinadas al vapor. (Como la patata no la cita Seignalet, ver información en
Frutas y Vegetales).
12. Legumbres secas y leguminosas. Garbanzos, alubias, lentejas, habas, guisantes... Todas pueden -y deben-
consumirse cocidas, y, de ser posible, preparadas al vapor.
Nota:
Las lentejas pueden elegirse las que no necesitan remojo. Están listas para comer con sólo 15 ó 20 minutos de cocción. Los garbanzos y alubias se deben elegir los de mejor calidad, porque les
basta con 1 hora de cocción (antes de cocinarlos, se deben tener 12 horas en remojo). Las habas, guisantes y otras leguminosas, les basta con 12 a 15 minutos de cocinado (ver más información en
La cocción de los alimentos).
13. Frutas frescas. Melocotones, peras, manzanas, ciruelas, albaricoque, piña, plátanos, cerezas, fresas,
frambuesas, naranjas, pomelos, uvas, frutas exóticas... Todas están permitidas y pueden consumirse en gran cantidad. Se permite también la castaña y su harina (ver más información en
Frutas y Vegetales).
14. Frutos secos. Se aconseja que se consuman higos, almendras, nueces, avellanas, dátiles,
piñones..., a
ser posible, crudos mejor que tostados, y nunca fritos (ver más información en
Los frutos secos
y las anotaciones hechas en
Los azúcares).
15. Frutas en conserva y encurtidos. Seignalet no prohíbe expresamente la fruta conservada en almíbar u
otros, como melocotón, piña, peras, etc., pero tenemos que desaconsejarla por su alto contenido en azúcar refinado. Se aconseja mejor el consumo de frutas y verduras frescas. Los encurtidos como
las olivas, pepinillos, zanahorias, cebollitas, etc., pueden ser admitidos, pero prestando cuidado a sus aditivos y formas de elaboración.
16. Especias y condimentos. Todos están autorizados: sal, vinagre, cebolla, ajo, perejil, pimentón,
orégano, pimienta, tomillo, mostaza, curry, plantas aromáticas... Se aconseja la sal completa mejor que la refinada, por ser más rica en minerales.
17. Otros alimentos..
Se aconsejan la miel de
abeja, el polen, los
germinados de leguminosas
(soja, lentejas, etc.). El
chocolate de forma
limitada (porque tiene
azúcar y descartando los
preparados con leche de
vaca).
18. Bebidas.. Se desaconsejan todas las bebidas azucaradas, las sodas y los zumos de fruta envasados, así
como la cerveza porque contiene proteínas de la cebada. Se aconseja sobre todo beber agua, porque, además de su inocuidad, aporta oligoelementos y minerales. El agua mineral con gas se tolera, así como el café,
el té y el mate en cantidad
razonable. Se recomienda el consumo de achicoria por sus propiedades coleréticas y depurativas. Se autorizan -en dosis moderadas- todas las bebidas alcohólicas (salvo la cerveza), porque el
alcohol como molécula simple no provoca respuestas de autoinmunidad ni de acumulación ni de eliminación. Además, los alcoholes preparados a partir de cereales, whisky, ginebra, vodka, etc.
contienen poca proteína de las mismas al ser obtenidos por destilación. También son positivas las propiedades de vinos tintos, blancos, brandys, manzanillas, champán, cavas, etc., para dar
mayor fluidez a la sangre y para eliminar radicales libres (ver más información en
Las bebidas).
19. Suplementos. Si se ha llevado una dieta poco saludable durante años,
se considera beneficioso aportar en los principios
vitaminas liposolubles
A,
D,
E,
K y las hidrosolubles,
B1,
B2,
B5,
B6,
B12 y vitamina
C. (Ver
Las Vitaminas y otros).
Además
magnesio, ya que es esencial para el funcionamiento de muchas enzimas, bien en forma de pidolato o cloruro de magnesio. En cuanto a los
oligoelementos conviene ingerir hierro, zinc, cobre, manganeso, silicio, selenio, cobalto, cromo y rubidio. (Ver
Minerales y
oligoelementos).
También es muy importante, sobre todo al principio de comenzar el Régimen, ingerir prebióticos y probióticos en cantidades apropiadas. Se explica en la página
Además
del Régimen...
Otro importantísimo elemento que se debe ingerir con regularidad es el
Omega-3 (EPA/DHA), un ácido graso esencial escaso en alimentos comunes y necesario -además de imprescindible para muchas
funciones orgánicas- para compensar la alta ingesta de Omega-6 que encontramos en la mayoría de los alimentos. Este equilibrio es necesario porque, aunque ambos ácidos aportan propiedades, el exceso de Omega-6 inhibe
la síntesis del Omega-3 y sus mayores beneficios terapéuticos. Su ingesta debe ser, preferiblemente, mediante el consumo de pescados azules, salmón, caballa, sardinas, etc., si bien se puede obtener de
vegetales como la Chía (Salvia hispánica), nueces, almendras, etc. o aceites de semillas como el de linaza, onagra, sésamo, etc. Si no se tienen posibilidades de acceder a estos alimentos, se puede obtener de
suplementos adquiridos en farmacias. El mejor es el de Krill.
IMPORTANTE
Aconsejamos leer las diversas páginas de
Los alimentos a examen para un mejor conocimiento de los alimentos más comunes.
También es muy importante leer la página "
Además del Régimen...",
donde se explican algunos detalles a tener en cuenta sobre nuestro estado de salud que ayudarán en la curación.
Por último, la página "
Problemas con el Régimen", donde se
trata la dificultad por el cambio de hábitos y algunas alternativas a los alimentos prohibidos.
NOTA.. Esta página permanecerá abierta y se irá actualizando a medida que se puedan recabar nuevos datos
sobre la actual relación, o por la salida al mercado de posibles nuevos alimentos, o variaciones de los mismos, y siempre que la veracidad de los estudios e información sobre ellos así lo hagan
aconsejable.
Última revisión:
23 de
Febrero de 2018.